En América Latina, la redefinición de reglas de juego, su puesta en práctica y la aceptación por parte de varios actores, ha comprendido varios momentos. En primer lugar, se sentaron las bases para la salida del régimen autoritario, teniendo en cuenta que la mayoría de transiciones de regímenes en América Latina fueron negociadas. El único caso en el que no hubo negociación fue en el argentino. Posteriormente, se negociaron las reglas concretas de juego político, con base en la adopción o elaboración de constituciones y la aprobación de leyes electorales que se manifestaron como un resultado de ese momento. Los partidos desempeñaron importantísimas labores, al ser actores privilegiados en el nuevo diseño institucional. Y finalmente, se dieron las primeras elecciones que inauguraron la institucionalidad democrática. En dicho periodo se involucraron y reconocieron nuevos partidos y reformas institucionales. Participaron diferentes actores políticos que gradualmente fueron siendo reconocidos dentro del nuevo orden democrático, comenzando con aquellos partidos involucrados en las negociaciones iniciales.
Sin embargo, no todos los factores de democratización condujeron al desplome de la dictadura, también la democracia enfrentó grandes obstáculos, los cuales debieron ser superados. La conciencia nacional fue movilizada por los regímenes militares de tal forma que a la oposición democrática le resultó difícil hablar del Estado, del país, de la nación, sin dar la impresión de que estuviera utilizando los mismos valores que el Gobierno militar.
Se debilitaron las reivindicaciones sociales como consecuencia de la crisis económica de los años ochenta. La gran disminución de obreros entre la población activa y la elevación del desempleo, impidieron a los sindicatos jugar un papel central en el proceso de democratización. De la misma forma, las organizaciones patronales siguieron siendo débiles y no lograron constituirse como uno de los interlocutores sociales que un régimen democrático necesita para gobernar. También se convivió con el riesgo de materializar instituciones democráticas incapaces de integrar las relaciones generadas por los conflictos sociales, lo cual creó, a corto y mediano plazo un espacio libre para la intervención de un poder estatal no democrático, comunitario, revolucionario y/o autoritario.
Durante la década del ochenta, en América Latina, los regímenes políticos se habían organizado simultáneamente sobre la base del mismo modelo democrático representativo. Los regímenes autoritarios fueron debilitándose poco a poco, dando lugar a la instauración de sistemas políticos democráticos, en donde el voto, definía la naturaleza del poder político. De forma paralela, se dieron una serie de cambios que provocaron importantes reformas institucionales dando origen a los procesos de descentralización y su desarrollo en la década de los noventa.
El contexto de la transición hacia la democracia en Latinoamérica, nos llevó recurrentemente a preguntamos ¿cómo una sociedad civil, expresada en el surgimiento de varios actores locales y desconectada con el Estado, puede encontrar en la democracia un medio para defender sus intereses? Sólo si comprendemos cómo fueron, cómo son y cómo se dan las relaciones de desencuentro entre la sociedad civil, el gobierno y el Estado; podemos llegar a muchos acuerdos, que al final nos permitirán a todos estar en el mismo barco y persiguiendo el mismo horizonte; de lo contrario, seguiremos viviendo la misma historia.
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Transición hacia la democracia
Lun, 16/01/2012 - 05:00
En América Latina, la redefinición de reglas de juego, su puesta en práctica y la aceptación por parte de varios actores, ha comprendido varios momentos. En primer lugar, se sentaron las bases par