Un continente de borrachos

Mié, 07/08/2013 - 14:01
Las historias de conductores borrachos que han matado a varias personas en estos días en Colombia han venido acompañadas de cifras que se repiten periódicamente sobre el consumo de alcohol de los c
Las historias de conductores borrachos que han matado a varias personas en estos días en Colombia han venido acompañadas de cifras que se repiten periódicamente sobre el consumo de alcohol de los colombianos. Si fueran a meter a la cárcel a los conductores que han dado positivo en las pruebas de alcoholemia practicadas un fin de semana después de los dos homicidios y lesiones graves infringidos por el niño Salamanca con el auto de papi, no habría prisiones suficientes para albergar  a los borrachos al volante de vehículos en varias ciudades colombianas. No conducir después de haber bebido o consumido drogas es un asunto de educación. Se puede especular con todo tipo de sanciones para los conductores borrachos pero mientras no se empiece por algo tan simple como educar a la gente desde la niñez en algo tan evidente,  tragedias como las que se han divulgado en estos días seguirán segando vidas inocentes sin remedio. El problema no es exclusivamente colombiano, claro, pero vale la pena detenerse en el trasfondo de esta situación. América Latina, de México hasta los límites con el Cono Sur, es un subcontinente de borrachos. La gente nace, crece y muere en sociedades con un culto subliminal al consumo de alcohol. Escúchese con atención, por ejemplo, la letra de las rancheras, corridos y vallenatos que suelen acompañar la ingesta de alcohol de estos países para que se vea el protagonismo del alcohol en ellas y como invitan a beber. ¿Por qué digo “hasta los límites con el Cono Sur”? Porque Argentina, Chile y Uruguay tienen una actitud muy diferente frente al alcohol. Creo que hay diferencia entre los destilados de México para abajo –tequila, ron, aguardiente, chachaza, pisco- y los fermentados que se consumen en el triángulo del vino en Sudamérica. Curiosamente en las letras de los tangos el alcohol aparece, casi siempre, con una perspectiva diferente a las letras ramplonas de vallenatos, rancheras y corridos que tanto gustan a los colombianos. El tango suele hablar de tragedias personales pero el alcohol aparece en sus letras como consecuencia de una desgracia. Automóviles no encienden si el conductor está borracho El vino de nuestros vecinos del sur y de los europeos es una bebida para conversar, para acompañar la comida, para cultivar la amistad, no para emborracharse. Hay un dato curioso con respecto al consumo de alcohol en Europa, continente consumidor de vino; y Latinoamérica, continente consumidor de destilados. Una investigación realizada el pasado año revela que el consumo promedio de alcohol puro en América Latina es de 5,5 litros por año, lo que es considerado bajo frente a los 13 litros de Europa. ¿Y por qué el alcohol está más ligado a conflictos, accidentes de tráfico y violencia intrafamiliar en Latinoamérica que en Europa? Porque en el Viejo Continente se bebe y se come al tiempo. En Antioquia, departamento colombiano que consume cuatro veces más alcohol que en el resto de Colombia, se oye una frase que ilustra perfectamente esta situación. Hay gente que, cuando bebe ron o aguardiente, ya está entonada y el anfitrión le ofrece algo de comer en una fiesta, suele responder con esta fórmula que es todo una declaración de intenciones: “No me ofrezcás comida que me dañás los traguitos”. En Europa está muy mal visto emborracharse en una fiesta o en una comida o cena a donde se ha sido invitado. Hoy en día en España hay un fenómeno de borrachera colectiva de gente joven llamado “botellón” que me parece coyuntural, ligado a más la situación económica de los jóvenes que a un arraigo “cultural”. En Colombia el borrachito baboso, dormido en una fiesta o en una comida, es mirado siempre con indulgencia y, para referirse a esta penosa situación, la gente echa mano de una de esas fórmulas tan propias de este país especializado en maquillar la realidad con palabras edulcoradas y ridículas: “Fulanito estaba en estado de alicoramiento”. El alicorado toma luego su vehículo, se va a casa y al día siguiente, si no ha ocasionado una tragedia, no sólo no sentirá vergüenza sino que lo contará como una proeza; porque además la borrachera se asocia en estas sociedades sin remedio –no sé por que extraña razón- con la valentía y el coraje.
Más KienyKe
La niña, de nacionalidad ecuatoriana, falleció mientras se encontraba con sus padres visitando el centro comercial.
En entrevista con KienyKe.com, Claudio Cataño habla de los retos y la preparación de su personaje en Cien Años de Soledad de Netflix.
Conozca la lista completa de participantes de FMS World Series 2024, la competencia que cerrará el año en cuanto al circuito de freestyle.
Barajas, ganador de una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París, fue elegido este miércoles como deportista del año.
Kien Opina