Agonías del American Dream

Publicado por: admin el Dom, 12/05/2013 - 01:08
Reseña crítica del libro “ Hot sur ” de Laura Restrepo
“A lo mejor tener un sueño y tener una decepción son la misma cosa,
Reseña crítica del libro “ Hot sur ” de Laura Restrepo

“A lo mejor tener un sueño y tener una decepción son la misma cosa, las dos caras de la moneda, el sueño que viene primero y la decepción que llega después. Y así gira la rueda, vuelta a empezar una y otra vez, del sueño a la decepción, de la decepción al sueño. Parece una tontería, pero toma años aceptar que en la vida no avanzas en línea sino que te agotas en círculos”. L.R.

Ufff, es el respiro tranquilizador que uno emite al terminar la novela Hot sur, la última de la escritora colombiana Laura Restrepo, quien nos sorprende en esta ocasión con un thriller, con todas las de la ley, suspense asegurado y tensión garantizada; una trama bien urdida con asesino en serie a bordo de 553 páginas. Todo está planeado con meticulosidad para cortar el aliento en cada nuevo paso que nos filtra la narración. Ficción, advierte la escritora en sus entrevistas, sin embargo, el libro está dedicado a Javier –un presidiario latino que purga condena en una cárcel estadounidense– de cuyo caso, dice ella, halló inspiración. La historia contada es la de María Paz, una joven colombiana cuya madre inmigra ilegalmente y se establece en New York; su “biografía”, porque así podría llamarse, cuenta con gran detalle las vicisitudes de su estadía en EE.UU en estatus ilegal; su matrimonio con un expolicía mucho mayor que ella y con fines de escalibilidad social y económica; sus amoríos extraconyugales; la dura historia de su madre; la vida de su hermana autista; y, sobre todo, el drama que la conduce a una inexpugnable e inhumana cárcel para pagar el supuesto delito de asesinato de su marido. En ese presidio traba amistad con Cleve Rose, un profesor externo de escritura creativa, por quien se siente muy atraída, admira su libertad, su cultura, y el hecho de pertenecer a un mundo que le ha sido ajeno: el estadounidense. Para desgracia de ambos, una vez la rea, extrañamente puesta en libertad, estos dos tortolitos se reencuentran y, entonces, el drama se profundiza y salpimienta de asesinatos y hechos violentos, en los cuales Cleve pierde la vida, por lo que su viejo padre Ian, cual aprendiz de detective, emprende una desaforada pesquisa sobre las razones de la muerte de su hijo, y vaya sorpresas y aventuras con las que se topa. Muchos personajes intervienen en esta novela –de género negro la catalogaría yo–, muchos recorridos por el país, muchas aventuras, muchos riesgos y muchos muertos, sobre esos que poco a poco el lector va entendiendo que han sido asesinados de manera brutal y obedeciendo a un formato común, a una mente cruel, despiadada, patológica y dentro de escrupulosos rituales religiosos. Para el lector confrontado a estos elementos, mantener el resuello es corolario fácil y una experiencia agradable de tensión nerviosa en busca del asesino. “Siempre he sentido desconfianza hacia las gentes demasiado piadosas y rezanderas, esas que adoran a Dios por encima de todas las cosas. Me producen escalofríos los que se arrodillan y besan el suelo, los que se flagelan, los que arrastran y se sacrifican por el Señor y veneran a sus santos y sus ángeles”. Es la novela la narración de un sufrimiento permanente de la protagonista, con escasos momentos de tranquilidad, casi todo le es adverso desde su llegada a EEUU, todo va en contra del sueño de confort forjado en su cabeza, todo le es vetado o inalcanzable. Con ello la escritora logra demostrar que el tan esperanzado American Dream no existe, que es una utopía, o al menos no al alcance de todos, y menos de inmigrantes latinos. “...mi madre trabajando de planchadora, o de sirvienta. Trabajos humildes pero al fin y al cabo en América, me dirá usted, pero yo le respondo: mejor cabeza de ratón que cola de león... La verdad es que mi madre en América era cola, pero de ratón” La vida de esta familia colombiana (madre y dos hijas) expatriada en pos de El Dorado gringo resulta fracasosa, encajada a la fuerza en un mundo marginal: el de los losers, de los rebuscadores de sobrevivencia, de los carentes de bienestar básico; dentro de un sistema asaz organizado, procedimental, normativo y legal. Y en él encuentran ellas maneras de actuar, salidas non sanctas, bypassings de sobrevivencia. Tal vez, en ello radica la mayor valía del libro, poner en relieve esto que aunque es un silencio a voces, poco se admite: la economía sumergida resultante es gran aportadora de riquezas al sistema; la “corrección política” impide aseverarlo. El tono, estilo y lenguaje utilizados son –ex profeso– sencillos, populacheros por momentos, sin florituras, sin elaboraciones artificiosas y con uso del spanglish, ese que naturalmente utilizan los inmigrantes latinos, de los que se dice que olvidan el español sin lograr aprender el inglés. Largas y densas parrafadas de lectura a veces difícil, con escasa puntuación marcan el estilo; la respiración del lector se atraganta, pero el objetivo de la narración es logrado: atrapar al lector, contextualizarlo, y transmitirle la angustia que viven sus personajes –en cuya creación y definición se ha particularmente esforzado y logrado con creces la escritora–. Acude la escritora a un eficaz ardid expresivo: la utilización de varias fuentes narrativas, tales como, los cuadernos personales de Cleve Rose, entrevistas a Ian Rose (padre de Cleve), hojas sueltas escritas por María Paz; mediante este simpático método la escritora logra poner varios narradores en primera persona, para mayor claridad y credibilidad del escrito. Los hechos insoportables por su desarrollo, por su inhumanidad, y la consciencia que los personajes van tomando de la situación tramada, despiertan reflexiones que abarcan intrincados temas como la justicia y la venganza, de los cuales algunas citaciones ayudan a entender sus desasosiegos: “Ha pensado mucho al respecto y ha concluido que eso de la justicia es un mal invento, apenas una pantomima que monta la sociedad para salir del problema, una especie de teatro que nada tiene que ver con esclarecer la verdad”. “Has recibido un golpe mortal y para seguir viviendo necesitas asestar un golpe equivalente. La venganza no es reflexiva ni flexible; es implacable y es ciega. Y no tiene nada que ver con hacer justicia, quien pretenda que hace justicia al vengarse, solo está engañándose a sí mismo. Se trata de algo más primario, más animal: te has convertido en un toro incendiado en ira, y acaban de ponerte el capote rojo enfrente. Y es que he comprobado que la venganza es algo así como una hormona, que te irrita y te envalentona y te hace creer que tienes cojones grandes como una casa”. De Laura Restrepo conocemos su obra, hemos admirado particularmente Delirio, novela ganadora del Premio Alfaguara 2004; Hot sur le es una ocasión más de expresar su poca afinidad con los EEUU, es bien sabido que su ideología está orientada hacia un proyecto de izquierda, por el que no ha vacilado en ensalzar hasta el socialismo del siglo XXI chavista. Aprovecha este nuevo libro para presentar los aspectos negativos del “imperio” –y lo hace bien, en buena y argumentada denuncia–, así su encono antiestadounidense la sesgue y solo le permita ver los hechos sórdidos de la inmigración latina en EEUU, la explotación del inmigrante ilegal, el maltrato de las autoridades, las condiciones malsanas de trabajo, el racismo, la desigualdad social y económica; aspectos muy reales y no menos lamentables, pero que, por supuesto, no son lo único relevante de ese país. Y en este orden de ideas toma aún más fuerza una frase de su libro: “Todos vivimos mintiéndonos los unos a los otros, a veces más y a veces menos, a veces por maldad y otras por piedad. Lo dice el doctor House y tiene razón: la verdad cruda no es algo que se estile, no figura en los manuales de la buena educación”. Un libro que sin duda debe leerse, que enaltece a nuestra escritora y a nuestra literatura, y sobre el cual ya algunos han avanzado calificativos tales como “obra cumbre” y “libro total”. Que el lector no se desaliente al contemplar la caricaturesca y desafortunada carátula escogida. Mis recomendaciones de lectura.