El fin del año suele ir acompañado de cábalas fértiles en términos de sueños personales, individuales, razón por la cual, en contraste, proponemos enfatizar las esperanzas principales para el 2012 en términos de sueños colectivos, alrededor de la búsqueda de un país libre de corrupción. Comeremos las doce uvas pidiendo un deseo colectivo por una Colombia más incluyente, equitativa, que apunte en la dirección correcta, capaz de contribuir grandemente en desembarace del oprobioso saqueo de los recursos públicos. Este año los grandes escándalos nos dejaron un agrio sabor de derrota. Uno siente que el plato fuerte en materia de integridad fue el conejo que nos pusieron en el 2011, por ello pedimos para el 2012 entre ellos los siguientes augurios respecto de:
1. Cartel de la salud: que se aprese al menos al primer responsable por el saqueo de los recursos de la salud: los órganos de control y la Fiscalía parecen estarle poniéndole conejo al propio Gobierno nacional frente a la incapacidad de sancionar ejemplarmente, e incluso poner tras las rejas al menos a uno solo de los responsables por el escándalo de la salud, del que el presidente Santos dijo era mucho más grave que el del cartel de la contratación. Los dirigentes corruptos de las entidades prestadoras de salud hoy por hoy esperan se finalice la intervención, y retomar el control de tales entidades para vergüenza de los(as) colombianos(as);
2. Cartel de la Dian: que se vinculen los peces gordos del escándalo de la Dian. Se denunció por el propio presidente Santos el haber destapado el desfalco a los tributos realizado por el cartel de la Dian, pero con el correr de los meses nos fuimos acostumbrándonos a las imágenes de un grupo pequeño de exfuncionarios con hábitos de consumo desenfrenadamente excéntricos, pero por desgracia los beneficiarios de tales desfalcos, contribuyentes de todo orden, han quedado en total impunidad;
3. Cartel de la contratación: que salga del marco estrecho de Bogotá. Pese a la importancia de la caída de múltiples miembros del cartel de la contratación, entre otros los Moreno, los Nule, Olano, Moralesrussi, en cuyo seguimiento hemos venido participando activamente, la Fiscal General y los órganos de control están en deuda respecto de las sanciones impuestas a los mismos, y especialmente a los contratistas en general, incluidos los Nule, Emilio Tapia, Julio Gómez y Álvaro Dávila, quienes cada vez parecen más y más salirse con la suya, con penas irrisorias, y reparaciones patrimoniales que dan grima;
4. Que la Fiscal General demuestre que quiere en general fiscalizar. Es claro que Vivianne Morales va de más a menos, especialmente por las dudas sobre algunos procesos centrales de ese ente de investigación criminal, y que su confesa relación matrimonial con el cuestionado Carlos Alonso Lucio ha empezado a dejar en entredicho la independencia judicial en materia criminal;
5. Que el Estado brinde apoyo real y efectivo a los veedores(as);
6. Que los billones de recursos para la ola invernal no se conviertan en el coto de caza de los mandatarios locales;
7. Que la justicia electoral falle sus procesos a tiempo; y
8. Que en materia anticorrupción finalmente rompamos con la lógica infame de justicia para los de ruana, mientras los delitos de “cuello blanco” o “peces gordos” continúan impunes o con penas irrisorias…
Pese a todo lo anterior, y más aún por todo lo anterior, deseamos que la alegría posible traiga la luz que como país nos reconcilie en la defensa de las arcas públicas administradas por servidores públicos probos que tanto demandan nuestros exiguos recursos estatales para salir de nuestra condición de sociedad paria en materia anticorrupción.