Basura cero: en restrospectiva

Dom, 03/03/2013 - 01:01
Luego de innumerables advertencias, la consecuencia natural de las acciones de la Administración Distrital llegó. La falta de preparación, de planeación y de sentido del bienestar de la ciudad le
Luego de innumerables advertencias, la consecuencia natural de las acciones de la Administración Distrital llegó. La falta de preparación, de planeación y de sentido del bienestar de la ciudad le costó al Gabinete del Alcalde la cabeza de dos directores de la UAESP, un gerente general de Aguas de Bogotá y, finalmente, la de uno de los más cercanos amigos y colaboradores de Gustavo Petro, el gerente de la EAAB. De la revolución del programa de Basura Cero, hasta ahora se tienen los siguientes resultados: un esquema de aseo que si bien podría llamarse “nuevo” y ciertamente ilegal, nos ha vuelto nostálgicos empedernidos; un único operador del servicio, que ni es único, ni parece ser operador y que ciertamente no podría llegar a competir con ninguna empresa sería; y unos recicladores que pasaron del olvido a ser el tema central de cada discurso del Alcalde, pero cuyas necesidades en nada han sido atendidas. En adición, esta política ha vuelto al aseo un campo de batalla, en el cual la beligerante Administración, en un intento de distraer momentáneamente la atención de la opinión pública sobre sus fallas gerenciales, ha tratado de empezar peleas con cuanto privado y rival político ha encontrado perdiendo el capital político con el que cuenta. En síntesis, el embrollo que armó el 18 de diciembre para esconder el hecho de que la Administración Distrital no había podido estructurar un proyecto de aseo viable para abrir una licitación le está pasando factura. Y sorpresivamente, quienes han servido de muleta operativa al cojo esquema del Alcalde han sido sus enemigos acérrimos, los operadores privados. De hecho, de haber un complot, tal y como lo anuncia el Alcalde,  puede que estos sean los conspiradores con menos trabajo de la historia, la falta de planeación les hizo todo el trabajo. Luego del complot autoinducido sólo nos quedan a los bogotanos tres meses de improvisación, cuantiosos recursos públicos malgastados (que pretenden irregularmente cobrarle a los usuarios en las próximas facturas), una innegable y maltrecha credibilidad de las capacidades gerenciales del Alcalde y su equipo, una empresa pública con un déficit de $9.000 millones de pesos, según lo registra un importante periódico capitalino, y una población recicladora manoseada, tratando de sobrevivir en las mismas condiciones de siempre. Este es el nuevo esquema de aseo del Alcalde Gustavo Petro. Afortunadamente, pero en el silencio, la Administración ha dados pasos para dar normalidad al sistema, retornando al esquema pasado. Uno de ellos, fue la devolución durante la semana pasada de la gestión comercial (la facturación) del servicio por parte del maltrecho Acueducto al CUPIC.- empresa de propiedad de dos de los operadores actuales: Aseo Capital y LIME-. Otro de ellos,  fue dado el 14 de enero cuando la UAESP radicó de nuevo la solicitud de verificación de motivos ante la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA) –requisito sine qua non para abrir la licitación del servicio-, luego de tres intentos fallidos en que la CRA le había instado a cumplir con los mínimos requisitos de Ley. Valga destacar, que lo que se conoce de esa solicitud difiere en un todo de lo que Alcalde Mayor anunciara en el Congreso de la República en un reciente debate en la Comisión Sexta del Senado. Este lento paso de vuelta a un esquema planeado, organizado y eficiente requiere ser acelerado mediante un fuerte acompañamiento de las entidades de control, inspección y vigilancia del orden nacional y distrital. No hay duda de que se improvisó en esta materia. Los efectos son notorios, tanto en las calles, como frente a las situaciones administrativas que llevaron a la renuncia obligada de cuatro altos miembros del Gabinete Distrital. Sin embargo, hay que hacer justicia. Quienes debieron retirarse no tenían otra opción, se equivocaron y en materia grave, pero no fueron los únicos ni los mayores responsables. El Alcalde Mayor tiene una alta, directa y personal responsabilidad en este desastre. También, Guillermo Asprilla, quien fuera el primer Director y posterior tutor de la UAESP. Pero no menos la tiene el equipo asesor jurídico y técnico que impulsaron irresponsablemente a una Administración al abismo. El Alcalde y su equipo, si bien no los justifica, no saben de servicios públicos y menos del servicio de aseo. Pero quienes a punta de asesorías y consultorías los llevaron a este desastre, sí. En todo caso, aplaudimos la decisión del Alcalde de llevar a cabo la licitación en mora desde hace ya dos años.    @RFelipeHerrera 
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