¿Por qué estaba Edward Bernays, un agrónomo austriaco de la Universidad de Cornwell, asesorando al entonces presidente Woodrow Wilson para convencer al pueblo estadounidense de apoyar la participación de ese país en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)? ¿Cómo hizo para que a los 26 años no solo fuera crucial en la participación de los norteamericanos dicha guerra sino que empezara a asesorar a importantes líderes del mundo y grandes empresas como John D. Rockefeller, Lehman Brothers, Procter and Gamble, CBS, Ford, y General Electric, entre otras?
Edward Bernays, que justo después de terminar su carrera se dedicó al periodismo, es atraído por las teorías psicoanalíticas de su tío, Sigmung Freud, y adopta sus ideas de masificación para que en torno a un líder y al ideal de Libertad y Democracia (que todavía hoy promueven los presidentes norteamericanos) se canalice el deseo y el apoyo de la gente en pro de una guerra en la que Estados Unidos no tenía argumentos trascendentales para intervenir.
Tras el éxito de su asesoría en la Primera Guerra Mundial, elige indagar aún más y se traza el objetivo de encontrar una manera de persuadir y mantener el estado irracional de esa masa en tiempos de paz, en el día a día de la gente. “Yo me convencí que si podía usar propaganda en tiempos de guerra, podía usar propaganda en tiempos de paz, pero no podía usar esa palabra porque la estaban usando los alemanes, entonces me inventé las Relaciones Públicas.”
A partir de ahí, Bernays usa las relaciones públicas para canalizar el deseo de las personas y hacerlas sentir la misma plenitud que sentían masificadas siguiendo un ideal político, pero ahora en función de un ideal basado plenamente en el consumo. Uno de los ejemplos más representativos fue cuando asesoró a la Asociación de Tabaco de EE.UU. para que las mujeres volvieran a fumar e incrementar rápidamente el consumo del cigarrillo haciéndoles creer que fumando retaban la figura de masculinidad marcada de principios del siglo XX. Este personaje poco conocido actualmente fue a lo mejor el catalizador más importante del sistema capitalista en el mundo, asesorando a cientos de empresas y causas políticas en occidente.
Pero la historia no gira en torno al Padre de las Relaciones Públicas, ni a los ejemplos de persuasión y masificación pasiva que logró con las ideas de Freud: sino al efecto de homogeneización en los gustos y el los estilos de vida que provocó este cambio de discurso dirigido hacia el consumo.
Logró que el capitalismo, más que un sistema económico se convirtiera un modo de vida. Las personas deseaban un carro pero no lo necesitaban, deseaban una casa pero no la necesitan, deseaban más ropa pero no la necesitaban, deseaban un lujo pero no lo necesitaban o no tenían cómo pagarlo, y terminaron deseando entonces un modo de vida homogeneizado, ideal para la producción en serie y en el que la relación con el otro se da a partir del consumo.
En palabras de Samir Dasuky y Oscar Muñiz, psicoanalistas y profesores de la Universidad Pontificia Bolivariana: “desaparecen los ideales universales como modo de lograr un colectivo universal y en su lugar germinan las mass mediapersuadiendo a un mismo consumo, que ofrece un goce que pueda ser el mismo para todos, un goce universal y universalizante, que por ser un pequeño goce es posible para todos. Es así como surgen las marcas universales y las franquicias que garantizan la identidad del producto en los lejanos rincones de un mundo Mcdonalizado, una aldea global que encuentra su felicidad en la chispa de la vida que ofrece Coca Cola”.
Esta homogeneización de un estilo de vida en el capitalismo tiene consecuencias delicadas porque se construye una relación obsesiva entre un objeto y una persona que elimina los lazos sociales, segrega al que piensa o se ve diferente y va construyendo una sociedad intolerante que explota con balaceras en Colegios de Connecticut y otros Estados o con casos como el de George Zimmerman, que por defensa personal asesina Trayvon Martin y es dejado en libertad.
Lo más preocupante es que como cualquiera puede ser una amenaza o un terrorista como repiten los medios en Estados Unidos, los gobiernos, particularmente el de Estados Unidos, asume una posición de extrema prevención a nivel local e internacional y se escuchan declaraciones de políticos como: “Si no estás conmigo estás con el terrorista” o “si no estás con el país, estás contra él”.
Pero qué es estar con el país, sino una expresión más de intolerancia de gobiernos cada vez más totalitarios que con el argumento de defender la seguridad nacional vigilan cada movimiento de sus ciudadanos para que no se le vaya ocurrir querer ser diferente y dejar de consumir información, ideales, sueños, angustias, miedos y cosas. No es en vano que uno de los mayores críticos del gobierno americano, Noam Chomsky, haya estado interceptado desde 1970.
Ver entrevista con Edward Snowden, consultor de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos denunciando como Facebook, Apple, Google y Microsoft entregan la información más confidencial de los ciudadanos al NSA.
Capitalismo, la libertad de escoger lo mismo
Vie, 16/08/2013 - 08:46
¿Por qué estaba Edward Bernays, un agrónomo austriaco de la Universidad de Cornwell, asesorando al entonces presidente Woodrow Wilson para convencer al pueblo estadounidense de apoyar la participac