Conversaciones sobre Palestina

Sáb, 06/05/2017 - 03:20
Quiero agradecer a mi buen amigo Gustavo Mauricio García Arenas y a la editorial Icono,  el gesto fraterno de invitarme, junto con la ex embajadora e historiadora Clarita  Nieto Ponce de León, a p
Quiero agradecer a mi buen amigo Gustavo Mauricio García Arenas y a la editorial Icono,  el gesto fraterno de invitarme, junto con la ex embajadora e historiadora Clarita  Nieto Ponce de León, a presentar el libro que recoge las conversaciones de dos profesores universitarios, emblemáticos, en la profunda tarea de diseccionar el genocidio y horroroso atropello que las fuerzas hegemónicas del mundo occidental, sin el menor recato de dignidad y de respeto, realizaron y realizan  contra un pueblo humilde, honesto y trabajador, como lo es Palestina. Debo expresar mi profundo reconocimiento académico a los autores de esta vital y urgente reflexión y conversación sobre Palestina. Al intelectual judioestadounidense Noam Chomsky, nacido en Filadelfia en el año 1928, profesor emérito de Lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y desde 1961 una de las figuras más importantes del siglo XX;  y al  historiador israelí Ilan Pappé, nacido en Haifa en 1954 y profesor de Historia en la Universidad de Exeter, Reino Unido.   Juntos diseccionan el pasado, tratando de comprender el Sionismo como fenómeno histórico; “un dialogo sobre el presente, enfocado en la validez y la conveniencia de aplicar el modelo del “apartheid” a Israel y en la eficacia del movimiento BDS (boicot, desinversión y sanciones) como estrategia primordial para la solidaridad con el pueblo palestino, tan urgentemente requerido hoy y finalmente, al hablar sobre el futuro, deliberan sobre la elección entre una solución de dos Estados o de solo uno”. La lectura del libro me sumergió en profundas reflexiones acerca de mi propio ser y de las contradicciones del mundo donde las fuerzas poderosas del mal han jalonado el desarrollo traumático de la humanidad.  La horrorosa época de la esclavitud, del racismo, del genocidio de los pueblos indígenas de América, del África. El odioso Apartheid que hoy el sionismo le impone, con férula de hierro, al noble, sufrido y maltratado pueblo de Palestina. Con Palestina se han violado todos los DD.HH. y los poderosos de la sociedad occidental han tratado, impunemente, que la sociedad civil del mundo no sepa la verdad. Pero esto es imposible. Las fuerzas vivas de jóvenes, hombres y mujeres, van descorriendo los velos que ocultan esa verdad  dolorosa y el mundo se entera del genocidio y del atropello que desde el siglo pasado el imperialismo norteamericano, inglés, europeo, ha ejercido sobre un pueblo bueno e indefenso como Palestina. Desde que mi abuelo Elías Awad Aboenk levantara su casa en Aguachica, Cesar, a comienzos del siglo pasado, en el año de 1910, fueron muchos los sirios libaneses y palestinos que pasaron por la casa paterna, recibiendo su solidaridad y su cariño. Fui testigo de excepción de algunos de esos encuentros de mi abuelo donde escuchaba con dolor, toda la tragedia que el sionismo había  descargado sobre Palestina  y también sentía sobre mi cuerpo la profunda impotencia, al no poder incidir benéficamente en relación a  esos hermanos, atropellados, humillados y desplazados de su tierra  amada. Noam Chomsky, no es ningún aparecido en el exigente mundo académico. Tiene  esa autoridad moral como lo  reconoce uno de los diarios más influyentes del mundo, The New York  Times,  al llamarlo “el más importante de los intelectuales vivos”. Él es taxativo cuando dice que “El asentamiento judío en Israel fue sin duda un movimiento colonialista de asentamiento. Cuando se habla de lo que era el sionismo, depende de la amplitud que se le quiera atribuir. El movimiento sionista se convirtió, sí,  en una sociedad colonial de asentamiento. Al igual que Estados Unidos, Australia, el mundo anglosajón. Israel es uno de ellos.  No es una consideración menor. Si se analiza donde se origina el apoyo internacional a las políticas de Israel, proviene,  en primer lugar  y por supuesto, de Estados Unidos, pero en segundo lugar, del resto del mundo anglosajón: Australia, Canadá…” Y continua Chomsky: “El colonialismo de asentamiento es un ajuste conceptual de las teorías del colonialismo. Los movimientos colonizadores que buscaban una nueva vida e identidad en países ya habitados no surgieron solo en Palestina. En América, en el extremo sur de África, en Australia y Nueva Zelanda, los conquistadores blancos destruyeron la población local por diversos medios, en especial el genocidio, para instituirse como dueños del país y  reinventarse como su población nativa. La aplicación de  esta definición –colonialismo de asentamiento – al caso del sionismo es ahora bastante común en el mundo académico y en términos políticos ha permitido a los activistas ver con mayor claridad la semejanza del caso de Israel y Palestina con Sudáfrica y equiparar el destino de los palestinos con el de los pueblos originarios americanos…” El contenido de la obra es generoso. La primera parte contiene los Diálogos. Están organizados cronológicamente en: El pasado, el presente y el futuro, y estas tres dimensiones son asumidas con toda la responsabilidad histórica por Noam Chomsky e Ilan Pappé.  La segunda parte se titula Reflexiones, y contiene los siguientes artículos: 1) “El tormento de Gaza, los crímenes de Israel, nuestra responsabilidad” de  Chomsky; 2) “Una breve historia del genocidio progresivo perpetrado por Israel” de Ilan Pappé;  3) “Pesadilla en Gaza” de Noam Chomsky;   4)”La inutilidad e inmoralidad  de la partición de Palestina” de Ilan Pappé; 5) “Ceses del fuego en los que no cesan las violaciones” y 6)  “Un llamado a las Naciones Unidas” de Noam Chomsky. Palestina no puede morir asfixiada por las múltiples expresiones del colonialismo sionista y del imperialismo norteamericano. Palestina debe vivir con la dignidad reconocida que merecen los pueblos milenarios. El esfuerzo condensado en este libro, que invitamos a leer, debe multiplicarse exponencialmente e irradiarse por todos los rincones de la Tierra llevando la enseñanza que: los pueblos del mundo merecen el respeto y la solidaridad para que así cumplan el ordenamiento cósmico para el cual fueron diseñados. Ex. Embajador de Colombia en Europa. Vice. Presidente de Comité Permanente de Defensa de los DD.HH.  (CPDH)
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