Quedé muy sorprendido el fin de semana cuando tuve la oportunidad de leer a la columnista de El Tiempo María Isabel Rueda, y pude entender porqué en los corrillos del periodismo nacional se le tilda de superficial. No es para menos si se atreve a asegurar, a tan solo dos semanas de iniciada la administración de Gustavo Petro en Bogotá, que “el 95 por ciento de sus propuestas no era viable”, demostrando que los rumores sobre su profesionalismo no son tan equivocados.
Me gustaría saber cómo hizo María Isabel Rueda para en el poco tiempo que lleva Gustavo Petro como Alcalde Mayor de Bogotá, analizar si sus propuestas eran viables. Que yo sepa, el burgomaestre no ha presentado su plan de desarrollo, por lo tanto el Concejo de Bogotá y los expertos en urbanismo no han tenido la oportunidad de evaluar la viabilidad de su futura obra de gobierno. No digo esto porque sea su fan, bien lo dije respondiéndole un trino a la analista Claudia López cuando aseguró que “Mala señal que Alcalde de Bogotá no haya encontrado en 3 meses gente para su gabinete. Le faltan al menos 5 cargos de primer nivel”, no soy petrista ni aspiro a serlo, pero en aras de un análisis objetivo y riguroso creo que lo más serio es darle un compás de espera, porque es de saber que aunque la administración de Samuel Moreno ya es cosa del pasado, su obra de gobierno seguirá vigente durante el 2012.
Otro de los errores en los que incurre María Isabel en su columna que tituló “La Paja de Petro”, está en asegurar que “a diferencia de Peñalosa y de Mockus, que fueron dos excelentes alcaldes que no se ocuparon de construir plataformas políticas propias, en un acto de honestidad con Bogotá”. Parece olvidar la analista que Antanas Mockus renunció a su primera alcaldía para buscar la Presidencia de Colombia y que luego de terminar su segunda administración de Bogotá fue candidato al primer cargo de la nación por el movimiento Visionarios por Colombia, lo mismo que Enrique Peñalosa, quien fue precandidato presidencial en 2006 por el Partido Liberal.
Estos análisis apresurados no solo de María Isabel Rueda, sino también de los excandidatos Gina Parody y Enrique Peñalosa, llevan a la opinión a concluir que existe el deseo de que al alcalde Petro le vaya mal en su administración. Prueba de eso es que a tan solo tres semanas de iniciarla ya existe una comunidad en la red social de Facebook que busca su revocatoria, hecho por demás desproporcionado, porque no tienen una razón objetiva para pretender descabezarlo desde ahora, más allá de llevar la contraria.
Una cosa es que la ciudadanía se mantenga alerta y prevenga a la administración de posibles errores en los que pueda incurrir, lo cual es llevar a cabo una oposición constructiva y válida, pero otra cosa es mostrar oscuras intenciones con opiniones de mala leche. Tanto la opinión nacional como los políticos están en su derecho de ejercer su labor de vigilancia, y hubiese sido bueno que en esta tarea la acompañaran los concejales de las bancadas Verdes y la U, pero debo reconocer que me equivoqué, porque unos y otros decidieron acomodarse en la coalición de apoyo a Petro, demostrando que a la hora de saciar el apetito burocrático las tendencias políticas no importan y le han dejado este ejercicio a Enrique Peñalosa quien parece actuar como rueda suelta y seguir el ejemplo de Álvaro Uribe de trinar llevado más por la pasión que por la objetividad.
Por otro lado, el que la pasada administración de Bogotá haya contratado a un chamán para evitar la lluvia durante la clausura del Mundial Sub-20, demuestra que los colombianos llevamos el folclor a flor de piel.