Terminó la Semana Santa y con ella la hora de la meditación y de la reflexión, ahora regresamos de lleno a nuestra atribulada circunstancia, en la que aún, aunque sea indispensable, no se vislumbra una salida clara y definitiva a la crisis que nos está sepultando a todos.
Falta un sentido de sindéresis que permita entender que no hay manera de mantener un status quo que se fracturó ya hace mucho y es la hora de iniciar la labor de reconstrucción en la que se privilegie lo que atañe a los más sufridos, que padecen severamente las nefastas consecuencias de la hiperinflación, la desnutrición, la falta de curas adecuadas a muchas enfermedades y sobre todo de una inaguantable incertidumbre sobre lo que pueda ofrecerles el futuro.
Esta acción debe realizarse con espíritu amplio, con la inclusión social por norte, pero con un entendimiento claro de que debe favorecerse la inversión productiva y, sobre todo, una gerencia pública honesta y comprometida con el bienestar de todos los venezolanos.
Esa es una meta realizable en relativo corto plazo, siempre y cuando los que aún obstaculizan el camino comprendan que no les queda más alternativa que dejar fluir la mejor solución para que el país pueda salir adelante con el menor costo, en su empeño de construir la mejor Venezuela posible.
Después de Semana Santa qué
Lun, 22/04/2019 - 07:39
Terminó la Semana Santa y con ella la hora de la meditación y de la reflexión, ahora regresamos de lleno a nuestra atribulada circunstancia, en la que aún, aunque sea indispensable, no se vislumbr