La daga del tiempo acaba de situarnos en el Día de la independencia el Colombia el pasado fin de semana. En los anaqueles de la historia por su parte compiten con acierto conceptos de independencia y libertad. Pero acaso ¿podemos hablar de independencia cuando los corruptos se han tomado el país?
¿Es posible hablar de independencia cuando nuestro país tiene más tratados de libre comercio prácticamente que países hay en la esfera planetaria, y cuando como la impúdica presencia de nuestro embajador en Estados Unidos encargado de implementar uno de estos obedece a romperle el cuello a la ley que a defender los superiores intereses patrio? ¿Es posible acaso hablar de independencia cuando un ciudadano de a pie literalmente paga menos impuestos, después de exenciones, que las empresas que extraen los recursos no renovables patrios y particularmente los minero energéticos? En ¿es posible hablar de independencia cuando hemos perdido parte de nuestro país -más de 70 mil km2- con relación al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y los responsables de semejante -cuyas consecuencias pueden derivar en la independencia de ese territorio de la geografía patria por decisión casi obligada de sus propios habitantes-debacle diplomática permanecen impunes? ¿Es posible hablar de independencia cuando ni siquiera nuestra propia paz –léase negociación política al conflicto armado interno- es posible negociarla de cara al país dentro de las fronteras nacionales? ¿Es posible hablar de independencia cuando al estilo monárquico, vale decir hereditario, dos apellidos se repiten la disputa por la conducción del Estado, con un congreso capturado por emblemáticos parlamentarios “sin barreras” bajo el mando de “el Loco Barreras” y cuando los órganos de control compiten por contribuir más a la impunidad, y a la edificación de aspiraciones minoritarias que se hunden en figuraciones personales que en la defensa irrestricta de lo público? De nuevo ¿es posible hablar de independencia cuando el saqueo al erario público por cuenta de la corrupción supera los 14 billones de pesos anualmente, y lo peor aún es que la mengua a la voluntad colectiva para construir un futuro compartido es mucho más costosa en términos sociales y políticos? Cada peso saqueado de recursos públicos, tiene un correlato invaluable en voluntad cívica necesaria para la reconstrucción social del país. Incluso ¿es posible hablar de país en términos de independencia cuando las propias expresiones pacificas contra la corrupción resultan siendo impedidas por las mismas autoridades públicas, como es el caso de la primera jornada de la Primavera Criolla Anticorrupción, la cual incluso fue prohibida mediante decreto como en el caso expreso del “Corralito de Piedra”, ahora mas amurallado que nunca por cuenta del silencio cómplice frente al sida de la corrupción, donde los ciudadanos se hallan frente a un crudo laberinto antidemocrático sin salida a la vista, cuando paradójicamente esta -la única salida- es precisamente la misma ciudadanía pacíficamente organizada. @reddeveeduriascol¿Día de la Independencia?
Lun, 22/07/2013 - 09:02
La daga del tiempo acaba de situarnos en el Día de la independencia el Colombia el pasado fin de semana. En los anaqueles de la historia por su parte compit