Como todos los colombianos pongo mis ojos en Bogotá. Es la capital de todos y somos conscientes que nunca había estado en situaciones tan difíciles como ahora, por culpa de la corrupción y la incapacidad de sus dirigentes que convirtieron la administración de la ciudad en trapisonda y piñata. Bogotá es mucho más importante y trascendente que los personajes que la gobiernan.
Me duele que a figuras interesantes como Jaime Castro, Carlos Fernando Galán y David Luna se los devore la picaresca política bogotana. Incluso me defrauda que Enrique Peñalosa cayera en la trampa, extraviado en su aspiración por ser alcalde -legítima por lo demás- pero sin medir a dónde conducían los caminos que eligió. Se hundió.
Mockus tiene obligaciones por haber sido alcalde de la capital dos veces. En su conducta durante estas elecciones se observa más al ambicioso que al responsable. La ambición es necesaria para ganar, pero cuando se trata de la victoria de la gente, es irrelevante, se vuelve egoísmo. Primero está la comunidad y la conducta errática de Mockus hace pensar que esta vez no le ha importado. Actúa para sacarse clavos y se la pasa de pilatuna en pilatuna con cierto aire juguetón, si se quiere infantil, que no es responsable ni respetable. Hace las cosas como “por la pica”. No sé para qué le paran bolas cuando se comporta de esa manera, lo cierto es que hace daño.
A la joven Parody se la puede conocer a través de ciertas conductas que dicen todo. Fanática durante la locura del “uribismo” con esa pasión peligrosa de los niños que se meten a grandes entre matones y atrabiliarios. El papel de niños y niñas energúmenos inflamados y explotados por tiranos ha sido de lo más doloroso de la historia de la humanidad y fue doloroso en la década pasada en Colombia. A la juventud la manipularon y la usaron con fines políticosen los colegios y las universidades, en los tarjetones electorales y hasta en el Capitolio a donde llevaron de esa militancia como parte de la escena “heroica”. Ahí cayó la joven Parody.
Pero no solo eso, ella manipuló semanas atrás información con encuestas pagadas de su bolsillo y coladas por la puerta de atrás en algún periódico de gran circulación para engañar a la ciudadanía y alterar el tablero de las expectativas electorales. Fue tramposa. Y para colmo de irresponsabilidades, resolvió a la loca tratar de enlodar la memoria de Rodrigo Lara, Luis Carlos Galán y sus compañeras y compañeros del Nuevo Liberalismo que dieron desde la democracia testimonio de patriotismo delante de genocidas que enfilaron las ametralladoras contra sus corazones, no como ella que voló en la política con el impulso de los fusiles y las arbitrariedades de bárbaros que ocuparon a la brava esta nación hace pocos años. Ella espetó la injuria con la intención mezquina de ganarle terreno al hijo de Galán en la competencia por la alcaldía ¡qué infamia!
A todas estas creo que las elecciones de Bogotá las puede ganar Petro, quien ha hecho su campaña con altura e inteligencia. A este punto, me parecería lo mejor.
PD: En Antioquia ganará Sergio Fajardo y en Medellín Aníbal Gaviria que corren en alianza. Eso nos tiene contentos a los habitantes de estas comarcas.