Uno a uno los grandes almacenes por departamentos van tambaleando y algunos desapareciendo de los centros comerciales en los Estados Unidos. JC Penney, Kmart, Target, Toys R’Us, Sports Authority, Radio Shack, Sears, Macy´s son algunos de los nombres muy conocidos de grandes almacenes que hoy luchan por sobrevivir mientras algunos de ellos han quebrado producto de la competencia por internet. Es lo que hoy se denomina el efecto Amazon para referirnos a las ventas por los canales informáticos.
La idea de poder comprar sin ir al almacén es algo que desafía buena parte de las teorías tradicionales del mercadeo. Para comprar los clientes tienen hoy la posibilidad de comparar miles de opciones a un costo muy bajo. Anteriormente tomar una decisión de compra requería tiempo, paciencia y desplazamientos. El consumidor estaba limitado por el tiempo disponible para la búsqueda y la distancia lo circunscribía a la región en la que habitaba. Hoy ninguna de esas restricciones existe pues desde su casa, utilizando filtros de búsqueda cada vez más poderosos y precisos, puede identificar opciones que se encuentran a miles de kilómetros de su lugar de residencia y obtener el producto en su casa en un tiempo récord.
Internet es entonces un “devorador de margen”. Las grandes superficies con sus elevados costos de operación, sus gigantescos activos fijos y su logística obsoleta tienen problemas enfrentando a este nuevo cliente capaz de comparar precios, calidades y disponibilidad con sólo tocar un clic.
En esta etapa son las tiendas por departamentos que están sucumbiendo al reto. Pero ya hay sectores que han sido diezmados como las agencias de viajes, los medios de comunicación escritos o las librerías tradicionales. Ninguno ha podido encontrar un nuevo espacio donde el valor agregado ofrecido sea interesante para el consumidor. Internet, al reducir las distancias, ampliar las opciones, economizar intermediarios y mejorar la logística ha desbancado a las organizaciones tradicionales de comercio que no pueden competir con los monstruos de la venta informática.
La idea de tener un mundo sin almacenes parece hoy imposible pero puede producirse en un tiempo no tan lejano. Sería un tiempo sin vendedores, sin vitrinas ni mostradores. Todo ello estaría en nuestras pantallas.
Van a desaparecer tantos empleos como taxistas, pilotos, vendedores, profesores, celadores, por no mencionar sino algunos muy amenazados y que están en capilla, que viviremos en un mundo donde trabajar será un lujo para muchos.
En el efecto Amazon, los clientes no escogen productos. Las empresas compran clientes.
