El hambre

Publicado por: admin el Mié, 13/05/2015 - 12:33


El laureado ensayista y escritor a
El laureado ensayista y escritor argentino Martín Caparrós nos estremece con este tratado acerca del HAMBRE (con mayúsculas) en el mundo 25.000 personas cada día mueren en el mundo relacionadas con el hambre; si nos hemos estremecido recientemente con el absurdo suicidio del piloto alemán que se llevó consigo a casi 300 pasajeros, la cifra de la gente que muere de hambre diariamente correspondería a 80 aviones diarios accidentados, lo cual sin duda llamaría la atención mundial y probablemente implicaría la toma de decisiones de política pública y accionar privado para atender esta problemática. ¡Pero no¡ Como las muertes son cotidianas y “forman parte del paisaje” simplemente se convierten en rutina y eventualmente en llamados de atención de algunos interesados. Caparrós nos muestra con historias y entrevistas la cercanía del hambre en todas las latitudes, desde el Africa Subsahariana, pasa por la India, Argentina, Estados Unidos, Madagascar entre otros; su inexpresiva convivencia con la vida; su abrumadora realidad frente a las injusticias; el profundo desinterés y pragmatismo del poderoso por abordar el tema de otros que parecen lejanos pero están en el vecindario; la ineficacia de los gobiernos o lo que es más grave el sostenimiento de una situación dramática como forma inmoral de aferrarse al poder; en fin, la cara dura de la “humanidad” o mejor de la “inhumanidad”. Con cifras y estudios serios como fuentes de su análisis; con vivencias explícitas narradas con realismo y sin tapujos, Caparrós nos lleva al interior mismo de los seres y de reflejo de nosotros mismos, los lectores. En sus palabras, por ejemplo, comer carne es la “metáfora perfecta de la desigualdad”. Ser pobre simplemente es “tener menos opciones: no poder elegir”. Donde la circunstancias de vida se alimentan de incertidumbre de futuro donde “el hambre es malo, pero a veces el miedo es peor”. En fin Caparrós nos invita a la reflexión y la acción, para “pensar como sería un mundo que no nos diera vergüenza o culpa o desaliente y empezar a imaginar cómo buscarlo”.