A veces perder es una forma de ganar. Si aceptáramos que Carlos Fernando Galán es uno de los candidatos perdedores en la pasada contienda electoral por la Alcaldía de Bogotá, con su nuevo cargo se le podría aplicar esta socorrida disculpa de Pacho Maturana. Pero Galán no perdió. Hizo una campaña limpia, audaz y cargada de argumentos. Y construyó un caudal político propio. Y con su designación como Secretario Técnico para la Transparencia -lo que hasta ahora se llamó “Zar Anticorrupción”- gana también el país.
No hace falta hablar de Carlos Fernando para reconocer el acierto del presidente Santos con este nombramiento. Ha sabido representar el legado de su padre, Luis Carlos Galán, en la lucha contra las mafias, el narcotráfico y la corrupción. Lo hemos visto asumiendo con carácter y entereza el destape del cartel de la contratación en Bogotá. Tuve la fortuna y el privilegio, con Carlos Vicente de Roux, de encarar a su lado desde el Concejo la lucha contra el fenómeno de corrupción más grave que haya vivido la Capital. Y también lo vimos como presidente de Cambio Radical batallando por limpiar la presencia electoral de su partido.
Ahora le tocará liderar la implementación del nuevo Estatuto Anticorrupción. En su nuevo cargo podrá liderar la construcción de una nueva institucionalidad para enfrentar la lucha contra el permanente asalto a las finanzas públicas. La nueva Ley ordena la creación de la Comisión Nacional para la Moralización instalada por el propio Presidente de la República este 9 de diciembre a propósito del día mundial de lucha contra la corrupción. Y tendrá Galán que poner en marcha la Comisión nacional ciudadana para la lucha contra la corrupción. Seguramente articulará todo un sistema de control y vigilancia con los jefes de control interno de las entidades nacionales.
Otras circunstancias juegan a favor de un papel destacado de Galán. Cuenta con la enorme confianza del Presidente, del que dependerá directamente. Goza de reconocimiento del procurador Ordoñez por su colaboración en la acción de este organismo en los procesos de corrupción en Bogotá. Y es indudable el valor que la Fiscalía le otorga a su colaboración en los juicios que se adelantan contra funcionarios y contratistas de Bogotá.
Todos esperamos resultados rápidos. Carteles se destapan por doquier. No hemos terminado de conocer las mafias que penetraron entidades como la Dian o la Dirección Nacional de Estupefacientes o el programa de Agro Ingreso Seguro, cuando nos enteramos del manejo corrupto de las ayudas a los damnificados de la pasada ola invernal. Pero a Galán le toca también estructurar una política de Estado integral para enfrentar la corrupción como lo aconseja Transparencia por Colombia y las Naciones Unidas en un reciente informe.
Que bueno que tengamos la oportunidad de demostrar que la lucha contra la corrupción no es monopolio exclusivo de procuradores, contralores, jueces o fiscales. Que es un asunto de la agenda gubernativa. Estoy seguro que Galán puede demostrarlo. Si lo hace vuelve a ganar y gana de nuevo el país.
