El nuevo pase debe ser gratis

El Ministro Carlos Uriel Gallego (gobierno Uribe) nos vendió la idea del RUNT para ponerle orden al parque automotor del país, evitar el gemeleo de las placas y el negocio palurdo y descarado de las oficinas de tránsito municipales. En la Comisión Sexta del Senado decidimos –tras un largo y fuerte encontrón con el gobierno- que los nuevos pases por expedir fueran gratis. Sobraron los argumentos: si el documento no era confiable, la culpa no era de los ciudadanos sino del Estado, que –en consecuencia- tenía que asumir los costos. Los ciudadanos habían pagado ya por el pase que tenían en su poder. Gallego y un sector del congreso sustentaban la tesis contraria, pero fueron derrotados y así quedó claro en el acta de conciliación de la ley, expedida por el gobierno, a no ser que el secretario de entonces, Emilio Otero, haya cambiado los textos, como lo hizo con otras leyes. Si no hay fraude del secretario y la ley firmada por el presidente es la que aprobamos los congresistas de entonces, el nuevo pase debe ser entregado de manera gratuita. Quedaron en la ley algunas excepciones, que suelen dejar rendijas para los bribones y los intérpretes maliciosos. Por ejemplo, que los pases de conducción para el transporte público deben renovarse cada año y ser pagados por los usuarios. Pero en el tema específico del documento para los particulares, me acuerdo –como si fuera hoy- que están exentos de una nueva erogación. Otra cosa es que el Estado, algunos políticos y particulares no desperdicien la oportunidad de hacer negocio (y éste muy suculento) con la expedición de las nuevas licencias. Sería bueno que el Ministro Gallego saliera a comentar el asunto. Su silencio es extraño y susceptible de interpretaciones. El Presidente Uribe –tan comentarista de todo- debería revisar la ley y precisar sus criterios. Tengo la sensación que le están torciendo el cuello a la ley del RUNT para fortalecer negocios con esa lotería. Por lo demás, pienso que el RUNT –Registro Único Nacional de Tránsito- ha sido otro de los muchos pajazos del congreso, algunos inútiles, pero éste grave y tortuoso.