El periodismo como modo de vida, no de muerte

La frase que no se debe enseñar más a los estudiantes de Periodismo es que “este oficio es un sacrificio que no tiene horario”. El periodista Daniel Samper Pizano lo acaba decir en su retiro, después de trabajar 50 años para El Tiempo: "Me interesa el periodismo como modo de vida, no como modo de muerte". Esa frase debería dar vueltas en las cabezas de los periodistas. No creo equivocarme al decir que al periodista colombiano se le marranea en exceso. La excusa que se esgrime desde la Academia es que el trabajo de periodista es de total entrega, lo cual es cierto, pero se le ha venido exigiendo al gremio que trabaje gratis y esa sí que ha sido una gran equivocación. Al periodista de este país, fuera de estar amenazado y diezmado en las provincias, se le obliga a trabajar horas extras sin retribución económica a cambio. El horario que generalmente asume el periodista supera el de la mayoría de los empleados. Las tales ocho horas diarias son una quimera, un cuento de hadas que no cobija a ningún periodista raso de Colombia, salvo muy pocas excepciones. Lo más triste es que el mismo mundo periodístico se ha encargado de convertir esto en una aceptable condición y no una queja. Nadie dice nada, nadie va al Ministerio de Trabajo a reclamar. ¿Quién acaso ha sido capaz de decirle a Yamid Amat o a “Julito” que respete el tiempo libre de sus subordinados? El periodista tiene que trabajar muchas más horas de las que se “recomiendan” legalmente, incluso los fines de semana, porque la noticia no tiene hora, algo que también es válido, pero que no justifica la absoluta entrega a cambio de sola gratitud moral. El gusto de ayudar a la sociedad puede no tener precio, pero el mercado sí lo tiene. Es triste que sea tan desequilibrada la balanza entre lo que se paga y lo que se trabaja. Por eso es que tanta gente se aburre del periodismo en los medios y se va a vender sus servicios en la comunicación organizacional o en oficinas de prensa estatales, donde los horarios son más humanos y mejor remunerados. Algunos colegas, sobre todo los de vieja data, podrían decir que un periodista que quiera trabajar de 8:00 AM a 5:00 PM no tiene madera para este oficio, pero eso no es del todo cierto. El periodista, obviamente, no puede ser un flojo que está pendiente de la hora de salida, pero sí se le deben igualar (y mejorar) sus condiciones laborales. La petición no es extraordinaria: tan solo es suficiente un horario legal y el pago de horas extras cuando así se amerite. El periodista que gusta de este oficio sabe que debe estar dispuesto a entregar lo mejor de sí en horarios inesperados o de lo contrario siempre trabajará desanimado. Sin embargo, el periodismo como está concebido en la actualidad se acerca más a la muerte que a la vida, y no solo por la violencia que lo rodea. El problema es que hay muchos a los que nos gusta estar al borde de ese suicidio. @javieraborda