En Estados Unidos la gente hoy no tiene claro quién gana

Los americanos están con los pelos de punta, aún no logran saber quién será el sucesor del presidente Obama. A pocos días de las principales votaciones los encuestadores y votantes no tienen claro quién gana: la ex secretaria de Estado o el magnate Trump, que de acusado de inepto y payaso se acerca a ponerse el traje de mono presidente sin ninguna experiencia, pero con grandes amenazas internas y externas que tienen a los mercados, las bolsas, los ricos, los monopolios, las potencias, los gobiernos dependientes y los ciudadanos del mundo, en expectativa, incertidumbre, y apuestas más grandes que en los casinos árabes. A raíz de los escándalos contra la señora Clinton, las encuestas mejoran para Trump, que aprovecha para llamar a votar y rectificar el voto por el que solo muestra sus éxitos como empresario sin nada que ver con el sector público, y menos inmiscuido en líos internos de partido o gobierno. Se muestra como enérgico, racista, antilatino, chovinista y le habla a los puros nacionales sintiéndose su vocero contra los emigrantes, sonándole en algo la flauta. A la exsenadora Clinton se le está acabando el liderazgo y ya apela a hechos defensivos y debilidades que muestran su desespero y angustia porque puede perder. La determinación del FBI de reabrir investigaciones, hecho hoy criticado por Obama, los escándalos de los costos de campaña, la duda sobre los aportantes, empresas e individuales, los perdones a ciertos personajes por parte de su marido, la falta de mayor compromiso de dirigentes de su partido, los desgastes como gobernantes, le nublan sus puntos programáticos, su liderazgo, su experiencia y su apoyo nacional de destacadas figuras nacionales e internacionales. Hechos peligrosos que de no ser bien clarificados la conducen a una posible derrota. Según analistas americanos y pulsos nacionales dan un empate técnico entre los dos candidatos. En todo caso los efectos son controvertidos para cada uno, y sobre todo, ha generado expresiones como si gana el mono es un salto al vacío, y si triunfa la candidata de los demócratas mejoran las condiciones favorables de sectores privilegiados que confrontaron políticas de Obama e inversionistas internacionales, y políticas públicas imperiales. Seguir programas sociales del gobierno actual o profundizar mejores condiciones para los sectores golpeados y emigrantes o sectores poblacionales, que no son preponderantes. Los pueblos del mundo saben que ni el uno ni el otro renuncian a mantener a EE.UU. como país imperialista, guerrero, violar de soberanías nacionales y derechos fundamentales internos y externos, que la fortaleza bipartidista continúa o las políticas económicas podrían sufrir pequeñas enmiendas si gana Trump, que los emigrantes tendrían peores condiciones con el candidato republicano y que las amenazas guerreristas se acentúan de tal manera que provocaría confrontaciones internas y externas tanto en potencias, organismos multilaterales y ciudadanos del mundo. Muchas veces la gente se pregunta por qué tanta incapacidad de los republicanos de escoger  un candidato, de la política, más ligado, al partido, a los expresidentes,  los donantes y diseñadores de su política conservadora. Y eligen y perdonan hasta las metidas de pata permanentes de su postulado que muestra ignorancias en temas fundamentales, de política nacional e internacional, estrategias de largo calibre y programas equivocados que nada se parecen a los tradicionales de sus candidatos anteriores. Trump les rompió la fila y las herencias, a pesar de todo logró una marca que le puede dar el triunfo. A la candidata demócrata le encuentran muchas virtudes, es de la política, tiene experiencia, pertenece al establecimiento, tiene simpatía en grupos destacados y poderosos de la sociedad americana, pero parece que sus debilidades, errores e investigaciones, la desdibujan a tal punto que está con un empate peligroso. Los treinta años en la política y el gobierno la desgastan. Bueno, amanecerá y veremos, el 2 de octubre los del 'sí' en Colombia nos sentíamos sobrados apoyando el acuerdo de La Habana y qué lío tenemos, nos ganaron los del 'no'. Sorpresas da la vida.