Entre divergencias y amores

Publicado por: admin el Sáb, 12/09/2015 - 13:00
“La obra de Hare te golpea directamente entre los ojos,
con una mezcla de dolor privado y

“La obra de Hare te golpea directamente entre los ojos,

con una mezcla de dolor privado y

rabia pública de nuestra sociedad profundamente polarizada”.

The Guardian

  Totalmente diferentes los dos. El uno, Tom Sergeant, un rico empresario, de edad avanzada, de gran mundo, clasista; la otra, Kyra Hollis, joven, de escasos recursos, altruista, humanista, maestra. Estos dos personajes de mundos y mentalidades tan diferentes parecen hechos bajo medida para no tener ninguna posibilidad de contacto ni comunicación, pero como suele ocurrir y según reza la física tradicional: los polos opuestos se atraen irresistiblemente. Es así como Tom y Kyra han vivido un intenso romance mientras ella trabajaba como empleada para Tom y Alice su esposa. Un triángulo amoroso que duró 6 años y que oxigenó ese matrimonio poco avenido y que dio seguridad, amistad y sentido de verdadera familia a Edward, el hijo del matrimonio. Ahora que Alice ha muerto, padre e hijo imploran a Kyra que regrese a casa. Este el tema de la pieza de teatro “Skylight” (“A cielo abierto”) escrita por David Hare en 1995 y ahora retomada en renovada producción. Transcurre la integralidad de la pieza teatral en un pequeño y mísero apartamento de un barrio de mala fama en las afueras de Londres, en donde vive Kyra después de haberse separado de Tom. Desde el punto de vista escenográfico tiene gran interés que toda la pieza se realice en ese espacio reducido. La pequeñez y precariedad permiten que los tres personajes que entran en acción tengan una mayor intimidad, una cercanía física que favorece la comunicación, la sutileza de gestos actorales son apreciados en su verdadera magnitud y las intenciones dramatúrgicas mejor puestas en relieve por la exigüidad del recinto. La acción completa sucede durante una fría noche londinense, con un exterior de nieve y con insuficiente calefacción interior. En ese constreñido marco escénico se libran verbalmente Tom y Kyra al recuerdo de los años pasados, a rememorar sus historias, amoríos, desavenencias y dichas pretéritas, pero sobre todo a contrapuntearse sobre las grandes diferencias ideológicas e idiosincráticas que los separan, a pesar del amor que aún se profesan. Estos extensos diálogos constituyen la armazón principal de la pieza y están llenos de referencias a la sociedad actual, a las prácticas empresariales, a las desigualdades de las clases sociales, a la inconsciencia y desconocimiento que los estratos altos de la sociedad tienen de los bajos, así como la utopía que estos últimos tienen del ordenamiento social. Interesantes parlamentos, actuados algunos de viva voz, con rabia otros, amorosos muchos, pero todos bien salpimentadas de humor cáustico. Imposible desviar la atención y no estar atentos para descubrir en cada frase el real significado, la alusión sarcástica a nuestra contemporaneidad. Un careo polémico e inteligente que arrebata al espectador, que deleita el intelecto y que hace reflexionar sobre tópicos actuales. Recuerdan estos diálogos a aquellos que el gran escritor húngaro Sandor Marai plantea en sus novelas, un estilo que viene forzosamente a colación y a mente. Marai acostumbra a introducir un largo epílogo conclusivo en sus libros; escoge una noche de invierno y en un encierro a la luz del candil deja que sus personajes principales se libren a largas interlocuciones, fuertes de tono y contenido, a menudo filosóficas, sentimentales, dejando la naturaleza humana al descubierto, y a la cavilación tomarse el final de la novela. El ejemplo más contundente de este “método” está consignado en su maravillosa novela “El último encuentro”. La técnica dramatúrgica utilizada en “Skylight” se le asimila, recuerda al maestro húngaro; buena cosa es. Esta pieza ha ganado el apetecido galardón “Tony Award 2015” como la Mejor Nueva Versión Teatral en la temporada del National Theatre Live; las críticas de los diarios anglosajones se han desbordado en elogios, y las temporadas en el Broadway de New York y en el West End de Londres han sido acogidas con gran entusiasmo por el público. Todo esto parece lejano para el espectador colombiano, sin embargo, gracias a las retransmisiones que ahora facilita Cine Colombia nos es posible disfrutar de esta magnífica pieza de teatro, que por su calidad de grabación dan ganas de decir “en vivo y en directo”. Una lástima que esté programada por poco tiempo en cartelera. Aviso, entonces, a los amantes del teatro para que se apresuren. Actoralmente también la pieza es impecable, Tom Sergeant es interpretado por Bill Nighy, difícil encontrar un actor con una filmografía y un recorrido teatral tan extensos y acreedor de tantos premios y nominaciones; en el rol de Kyra Hollis está la talentosa Carey Mullighan, también de una fulgurante carrera actoral, y dirigidos admirablemente por Stephen Daldry, varias veces nominado al Óscar, célebre por sus numerosas películas, entre las que destaca el inolvidable “Billy Elliot”. En definitivas, una sui generis y sesuda historia de amor es “Skylight”, todas mis recomendaciones de asistencia. Buena razón tiene el New York Times cuando califica la pieza de “una de las historias de amor más inteligentes de nuestro tiempo”. ____ PD. Dentro de los enfoques de nuevos espectáculos que Cine Colombia está introduciendo en el país hay dos, por estos días, a no perder de vista: “Colombia, Magia Salvaje”, un estupendo macrodocumental de la flora y fauna colombiana; y la pieza de teatro “La isla del Tesoro” a partir del libro de Stevenson. Recomendadísimos.