Hay varias lecturas posibles a la explosión que se está viendo de cocaleros, mineros, cafeteros y demás. La primera es asumir que se trata de una maniobra de las FARC para fortalecer su posición negociadora en La Habana. Es débil este argumento, pues le atribuye a la guerrilla más poder del que en verdad tiene. Los señores del secretariado solamente se suman a cualquier reclamo nacional contra el sistema, y se benefician de quienes saltan a reconocerles la autoría intelectual. En realidad no tienen ese poder. Son ambientalistas para oponerse a la minería formal, pero se hacen de la vista gorda frente a la minería informal, que es la que más depreda. Dicen defender a los cocaleros pero no tienen la valentía de reconocer que viven del narcotráfico, desde hace mucho.
Una lectura más sofisticada nos permite ver que en realidad la firma de 13 tratados de libre comercio que el gobierno parece haber metido al congelador, nos obliga a tomar decisiones similares a las que han tomado las economías con las cuales nos hemos "hermanado" comercialmente, particularmente Estados Unidos y la Unión Europea. El tema fundamental es qué se hace con las personas que se quedan por fuera del sistema. La respuesta de los países llamados de "primer mundo" durante la postguerra, ha sido la de tener una red social que los sostenga. Particularmente en los Estados Unidos, que ofrecía a su población un verdadero seguro de desempleo y un programa de subsidios de alimentos a través de los llamados "food stamps" o bonos de alimentos. En últimas, lo que representaba este modelo, era que quienes no encontraran la forma de ser productivos dentro del sistema, pudieran sobrevivir.
En Colombia, tenemos un modelo muy distinto. Nos quejamos del "capitalismo del imperio" pero el nuestro siempre ha sido más salvaje. Porque aquí los subsidios se los hemos dado a quien más aprieta, no a quien más los necesita. Y todo parece indicar que Juan Manuel Santos va en camino de reforzar ese modelo ante el reto que representan todas estas protestas, como lo ha venido haciendo consistentemente, con aplausos del coro de mamertos de siempre.
La pregunta es obvia: ¿por qué subsidiar la producción de café, que se exporta todo? ¿Si uno va a subsidiar a un productor del campo, no sería mejor subsidiar una industria que genere alimentos para los colombianos, no estimulantes para los extranjeros? ¿Por qué no mas bien eliminar los subsidios a los productores y garantizar con ese dinero que todos los colombianos tengan derecho a un plato de comida todos los días? Porque los niños desnutridos del Chocó no hacen paros, solo se mueren. Los cafeteros sí. Al final de cuentas todos -guerrilleros, paracos, cocaleros, mineros "artesanales", cafeteros, paperos, arroceros, cañeros.....la lista es infinita- solo quieren ganarse la vida a como de lugar, porque saben que si pierden el sustento, les espera el infierno. Es la amenaza bajo la cual vivimos todos los colombianos, la razón de las infamias e injusticias de toda nuestra historia, desde antes de llegar los españoles.
Estados Unidos acaba de tomar una de las decisiones más absurdas, al decidir aumentar los multimillonarios subsidios a los grandes productores de alimentos, y eliminar el programa de bonos de comida para la población vulnerable. La razón es simple: la argoindustria paga lobistas y financia campañas, mientras los beneficiaros del subsidio de alimentos son cada vez más afroamericanos y latinos. Los trogloditas republicanos de la Cámara de Representantes, bajo la mirada torpe y negligente de Obama, decidieron colombianizar a los Estados Unidos.
En el entretanto, Juan Manuel Santos, en lugar de responder con firmeza a los que usan vías de hecho para extorsionarnos a todos, termina cediendo, como lo ha venido haciendo consistentemente. Y los grandes motores para el reparto de oportunidades: un verdadero programa de seguridad alimentaria, salud y educación de calidad a todos los colombianos, así como la infraestructura de carreteras, vías ferreas y dragados fluviales que impulsen la actividad económica, no aparecen por ningún lado. Es una vergüenza que casi al finalizar el mandato de las "cinco locomotoras" se este tramitando una ley que haga posible destrabar las grandes obras de infraestructura, mientras el gobierno Santos se dedicó a fomentar la parálisis de las consultas previas desde el Mininterior y de las licencias ambientales desde Minambiente. Mamertismo bogotano de escritorio.
Es comprensible que las comunidades se opongan a todo, desde infraestructura, minería o grandes desarrollos agrícolas en la altillanura. Por más impuestos y regalías que paguen estos grandes negocios -si los pagan-, ya sabemos en el bolsillo de quién terminarán. En un sistema de sálvese quien pueda, a eso nos dedicamos todos los colombianos....a pedir peaje para dejar hacer, así implique matar la gallina de los huevos de oro. Si los huevos de oro van a ser para otro, mejor hacer ahora un buen sancocho. Pájaro en olla.
Lo que los mamertos de este país no han podido entender, es que esto explica porqué el uribismo sigue vivito y coleando, sobre todo en las regiones y en los estratos bajos. Les parece increible, hasta lo llamaron "embrujo autoritario". Pero es muy simple, Uribe entendió que la seguridad era un bien público, que en Colombia se había privatizado hace mucho. Mientras un campesino en el Llano o el Putumayo estaba a merced de los hampones de turno, fueran de izquierda o derecha, las familias elegantes de Bogotá visitaban sus fincas en Anapoima con escoltas militares y de policía. Uribe le dió seguridad a todos los colombianos, financiándola con un impuesto al patrimonio de los más ricos. Eso a la gente no se le olvida. Trató de hacer lo mismo en educación con el Sena, y en alimentación con Familias en Acción, pero como todo en Colombia, había que dejar siempre a alguien por fuera, no podía ser para todos. En infraestructura no hizo nada, solo defender a Andrés Carriel.
Este gobierno en vez de hacer la tarea que Uribe no hizo, sacrificó todo por un acuerdo con las FARC que, como siempre se ha sabido, nació muerto. Cuando en noviembre vayamos a mirar qué nos quedó del sacrificio, encontraremos en el fondo de la olla, tres huevitos convertidos en una palomita muerta que es puro hueso y nada de carne. Son los juegos del muerto de hambre.
Los juegos del (muerto de) hambre
Vie, 19/07/2013 - 01:03
Hay varias lecturas posibles a la explosión que se está viendo de cocaleros, mineros, cafeteros y demás. La primera es asumir que se trata de una maniobra de las FARC para fortalecer su posición n