Acabo de recibir un bello regalo de Seguros Bolívar. Se trata de un libro sobre la obra de Pedro Ruíz editado por Villegas, presentado por Miguel Cortés, con un texto de William Ospina y una nota de Javier Gil.
A medida que pasamos las páginas se visitan las diversas etapas que ha buscado Ruíz en su propuesta artística donde rondan de una manera fina todas sus trasgresiones y obsesiones: la naturalezas vivas, las ciudades perdidas, los desplazamientos forzados, la naturaleza humana, los retratos humanos, los héroes de papel, el conflicto de la fumigaciones y el problema del glifosato o, busca en el trasfondo de unas páginas comerciales, la incontenible e insaciable conducta de la sociedad de consumo . Y todo este horror, nos lo muestra con su elegancia fina y su humor negro.
Para entender más allá su trabajo, buscó lo espiritual en unos libros: El Rencantamiento del mundo de Morris Berman donde Newton era más un alquimista que un científico que buscaba en lo material el fondo eterno de lo espiritual. Y, también El Libro de las Tierras Vírgenes de Kipling en el que encontró el principio de su veneración por la naturaleza donde busca la integración de lo natural, lo animal con lo cósmico.
Como Pedro Ruíz copiaba a los maestros del Renacimiento en los libros de la biblioteca de su padre Jorge Eliécer Ruiz, allí aprendió a dibujar de la mano de Miguel Ángel, Leonardo y Botticelli, Jan Van Eyck y Don Diego Rodríguez de Silva y Velásquez. Por eso en su trabajo el dibujo tiene un protagonismo fundamental. Al fino dibujo de mil detalles, lo pinta. Como el artista mismo lo anota, “un lápiz es todo lo que necesito para hacerme al Amazonas. También debo ser consecuente y agradecer de manera profunda a pinceles, papeles, lienzos y bastidores y al amarillo ocre, al azul ultramar y al de Prusia, al verde esmeralda, a la tierra de sombra tostada”.
Pedro Ruiz es un artista difícil de catalogar porque se mueve entre lo lúdico Pop e hiperrealista que busca lo humano. Y lo hace con el amor respetuoso donde presenta el movimiento de las estrellas y los planetas. Dibuja con un sentimiento visual del espacio, unas veces abierto en un paisaje otras veces sellado con oro. 0, indaga las formas en las páginas de revistas de moda, aparece la apariencia de lo banal y, en donde pinta la flor de la amapola. Que es el principio del final.
