Manizales y la radio colombiana

Publicado por: admin el Mar, 29/01/2013 - 01:06
El país jamás tendrá con qué pagarle a Manizales el portentoso y fundamental aporte que hizo la ciudad del corazón abierto, a través de un puñado de sus más emprendedores hijos, al nacimiento
El país jamás tendrá con qué pagarle a Manizales el portentoso y fundamental aporte que hizo la ciudad del corazón abierto, a través de un puñado de sus más emprendedores hijos, al nacimiento y posterior desarrollo de la radiodifusión colombiana.  La capital de Caldas ocupa merecidamente posición de privilegio en el cuadro de honor de la historia de nuestra radio comercial. La ciudad no solo fue pionera, en los años 30, con el montaje de Radio Manizales, una de las cuatro primeras emisoras que hubo en Colombia  con licencia para operar, sino que en la Gran Aldea Cafetera comenzaron las tempranas y precursoras emisiones radioperiodísticas de Arturo Arango Uribe, en Crónica, y las transmisiones deportivas de Carlos Arturo Rueda Calderón, quien cambió los guantes de boxeo por el micrófono, instrumento que lo convertiría en verdadero ídolo de multitudes.  Ochenta y dos años después de esta providencial irrupción de voces en nuestro éter, los radioadictos vemos con inquietud y sorpresa cómo se repite la conquista española, pero esta vez representada en la toma del control accionario de Caracol, una de las principales cadenas radiales de nuestro país y de América Latina, a través del conglomerado ibérico “Prisa”, de la familia Polanco. El pionero radial por excelencia fue don Alberto Hoyos Arango.  Fundó a Radio Manizales -la primera emisora de aquel Gran Caldas de la “mariposa verde” de que hablara Luis Carlos González, el otro poeta de la raza- inaugurada oficialmente el 29 de septiembre de 1931.  También tuvo arte y parte don Alberto en otros dos importantes alumbramientos radiales: La creación de la Voz de Antioquia, en Medellín, que sería a la sazón la matriz de Caracol, y Radio Continental, en Bogotá, que serviría a la postre de piedra angular para el montaje de Todelar. Se sumaron después a la generación de pioneros de la incipiente radio caldense los señores Antonio Pinzón Y Roberto Baena, con su emisora Electra, que obtuvo licencia de funcionamiento en 1937, y don Ignacio Escobar Uribe y don Héctor Villegas, con su Transmisora Caldas, en 1950, que entró a competir en serio con sus hermanas mayores. Cuando todavía no se iniciaba en firme la época dorada de nuestra radiodifusión, aparecieron por fortuna en el medio los manizaleños Enrique y Roberto Ramírez Gaviria, quienes fundaron en Bogotá la emisora Nueva Granada, desde la que promovieron la creación de la cadena RCN, con el entusiasta apoyo de la pujante industria antioqueña.  Los hermanos Ramírez tuvieron mucho que ver con el avance tecnológico de este mágico vehículo de comunicación de masas.  Su presencia en la actividad  fue clave para el despegue definitivo de la radio que todavía era demasiado artesanal. Llegaron luego otros dos hijos de la comarca cafetera para brillar con luz propia en el firmamento radial.  Don Fernando Londoño Henao –un caldense nacido en Santa Rosa de Cabal, la de las araucarias- se retiró en 1949 de la oficina de control de cambios del Banco de la República, para medírsela a la gerencia de Emisoras Nuevo Mundo, de Bogotá, y convertirse rápidamente en uno de los forjadores de la cadena Caracol.  Por su parte, don Bernardo Tobón de la Roche, un magnífico locutor antioqueño, con sus hermanos   manizaleños Jairo y Jaime, se puso a la cabeza de un proceso que concluyó con la creación de Todelar, circuito que le movió el piso a las ya consolidadas RCN y Caracol y llegó a imperar en la sintonía de las noticias, los deportes y las radionovelas . También figuraron en la radio manizaleña con muchos méritos don Gilberto Aristizábal Estrada y don Willy Vargas Gómez, con sus emisoras la Voz del Ruíz y Radio Reloj, y don Jorge Hoyos Giraldo y sus hijos Jaime e Iván, en sus estaciones Radio Luz y Radio Sintonía. Sin ninguna duda, la región ha aportado a la radio colombiana grandes valores no sólo en la parte empresarial y ejecutiva sino en el terreno artístico.  De estas breñas tan cercanas al cielo han salido voces y talentos que le han dado lustre a un medio que es, indiscutiblemente, el de mayor penetración en nuestra arisca topografía.