Mi prepagada es como una mala prostituta

Dom, 23/03/2014 - 15:45
Le he pagado puntualmente lo que cobra y no me quiere dar lo que yo deseo, al menos en el tiempo que quiero.

La espera ha sido agotadora. Aquí no ha habido ningún striptease que haga place
Le he pagado puntualmente lo que cobra y no me quiere dar lo que yo deseo, al menos en el tiempo que quiero. La espera ha sido agotadora. Aquí no ha habido ningún striptease que haga placentera la demora, al contrario, las horas han sido dolorosas y maleducadas para el cliente, perdón, para el paciente. Colmédica, como si fuera la mejor casa de lenocinios, se la pasa llena de personas que esperan que alguien satisfaga sus necesidades. En mi caso, terapias físicas para lo que ellos increíblemente no consideran urgente: volver a caminar. Así es que han hecho lo que se les ha dado la gana. Así de simple. Creen que se les está pidiendo un favor cuando están para servir, para ayudar. El purgatorio va para un mes. Inicialmente les entregué la orden médica de las terapias y la devolvieron porque mi fisiatra, según ellos, debía especificar que mi tratamiento era prioritario. Cumplida esa tarea, de nuevo se negó la orden porque no se había llevado la historia clínica, un requisito que jamás se había mencionado. Sin más remedio tuve que irme de su sede de la calle 127 en silla de ruedas. Irme con las manos vacías, como cuando los clientes van donde las suripantas, y regresar con esperanza, como hacen los enamorados. El tercer intento también falló. Dijeron que el fisiatra ahora debía comunicarse directamente con ellos (quién sabe para qué diablos, nunca lo supe). Después de una discusión con la supervisora y la ayuda telefónica del fisiatra, finalmente se logró este cometido. Ese sería, sin embargo, un capítulo más de la pesadilla. El centro de rehabilitación donde tengo que hacer las terapias me examinó, programó sus sesiones de trabajo y me indicó que debía ir de nuevo a la prepagada para que autorizaran, ahora sí, el plan de trabajo. Pues bien, de nuevo Colmédica indicó que esto no era prioritario y que, por lo tanto, debía esperar ocho días más, hasta el 26 de marzo, para saber si las autorizaban o no. Por lo que he averiguado, para mi desgracia, el rechazo increíblemente tiene una alta probabilidad. Así como haría una prepago, Colmédica no debería decirle que no a un cliente respetuoso y que ha pagado a tiempo y durante años por sus oportunos servicios. Es una pena que el sistema de salud en Colombia esté tan burocratizado y deshumanizado. No voy a morir, sigo esperando en silla de ruedas mi destino luego de sufrir un grave accidente de tránsito en enero, pero perder un mes de tiempo en estos casos de recuperación (o de enfermedad) es indigno. Si es así con la medicina prepagada ya se puede imaginar usted el calibre del maltrato en una EPS o para quienes tienen que arreglárselas con el Sisbén. No sé si fue irrespetuoso para una prostituta haberla comparado con Colmédica. Tampoco sé calificarla de buena o mala. Me disculpo con ellas por hablar de su trabajo sin la fuerza del conocimiento. Aún así, termino con una sentencia que se me antoja irrebatible: todo este sistema de salud en Colombia, aquellos que nos llevaron a donde estamos y quienes lo excusan son, en los términos de esta columna, unos hijos de puta. @javieraborda
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