Cese unilateral, desescalamiento del conflicto, plazo de cuatro meses, acelerador a fondo, cese al fuego bilateral. Estas fueron algunas de las expresiones utilizadas por el Presidente Santos para anunciarle al país que han acordado con las Farc meterle candela al fuego para cocinar la paz en lo que falta del año. Este período va a tener además un acompañamiento especial de la comunidad internacional, incluyendo a Uruguay como verificador, entre los países garantes.
Lo más llamativo fue que después de las palabras presidenciales se vino un comunicado de la guerrilla, leído por Iván Márquez que, al contrario de lo que pasaba antes donde a cada declaración del gobierno venía una de las Farc en términos contrarios, saludó los anuncios y se comprometió con el plazo establecido. Quedó sentado que esto fue un acuerdo entre las partes y no un ultimátum desesperado.
Ahora hay que acompañar el proceso con mayor entusiasmo, dejar atrás los señalamientos mutuos, las recriminaciones para dar paso a una actitud de entusiasmo, un sentido de esperanza, que le de toda la legitimidad y la fortaleza que se requiere.
Es posible que todavía existan errores, es posible que algún frente desobedezca la orden del cese unilateral y que los eternos críticos del proceso sigan twiteando sus dardos envenenados contra los anuncios y contra el proceso. Eso es inevitable y tendremos que llenarnos de paciencia para aceptar estas opiniones y de generosidad para perdonar los errores.
Pero la verdad es que nos estamos jugando los restos. Los cuatro meses de plazo son nuestra última oportunidad para salir del atolladero de esta guerra infame que se ha llevado tantas vidas y tantas oportunidades para el crecimiento económico y para nuestro medio ambiente.
Nuestra total solidaridad debe estar dirigida a los soldados y policías que han luchado por defendernos, esos muchachos humildes enfrentados a un enemigo en las selvas más inhóspitas y en condiciones muy difíciles. También total solidaridad a las víctimas del conflicto. Millones de personas anónimas que lo han perdidos todo sin ser combatientes y sin tomar partido.
Esta guerra hay que pararla por ellos, los combatientes y ellas las víctimas civiles. No podemos seguir perdiendo vidas, destrozando el futuro de generaciones y generaciones sin que esto tenga ningún sentido. Que regrese el sargento Moscoso a su familia como el mejor mensaje para este final de año 2015.
También siento que se le devuelve la esperanza a los jóvenes combatientes de la guerrilla que al igual que nuestros militares están metidos en la manigua enfrentando un monstruo que no entienden pero que han aprendido a odiar: el sistema.
Pues ese sistema no es tan malo como ellos piensan, ni tan bueno como pensamos nosotros que lo defendemos. Pero es nuestro sistema, el que va a seguir, ojalá con algunos cambios, para que todos y todas construyamos un país distinto, nuestra Colombia, incluyente y en paz. ¡Que así sea!
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No jugamos los restos
Lun, 13/07/2015 - 13:10
Cese unilateral, desescalamiento del conflicto, plazo de cuatro meses, acelerador a fondo, cese al fuego bilateral. Estas fueron algunas de las expresiones utilizadas por el Presidente Santos para anu