Cuanta confusión e inestabilidad ha traído que el presidente durante su mandato se haya dedicado a manejar el país como si se tratara de un jugador de póker en lugar de hacerlo como un estadista. La revista Semana ha querido sacarlo de la mesa de póker y llevarlo al tablero de ajedrez colocándolo de nuevo en portada con el título El ajedrez de la reelección presidencial. Y en su interior, de una manera cercana al póker, se arriesga a pronosticar “mientras Santos cabalga hacia la reelección, la izquierda se perfila hoy como su más posible contendor en la segunda vuelta. Los candidatos uribistas no despegan y probablemente ninguno de ellos llegará a la segunda vuelta”.
Este pronóstico tristemente se puede hacer realidad si caemos en la trampa de seguirles el juego a los jugadores de póker disfrazados de ajedrecistas. Discusiones como la surgida a raíz de haberse incluido el nombre de José Obdulio Gaviria en el puesto número nueve de la lista para el Senado del Centro Democrático, nos llevan a que se instale el póker al interior de un movimiento cuyo líder se ha caracterizado por preferir el ajedrez político, un juego abierto sin cartas ocultas, sin engaños al oponente.
El póker no es un juego de decisiones, es un juego de azar en el que sus jugadores pierden mucho dinero y donde algunos de ellos se convierten en verdaderos ludópatas. Tan sólo unos pocos alcanzan a obtener ganancias mientras en la base queda una gran mayoría arruinada.
El ajedrez es un juego en el que la precisión y el cálculo dominan sobre la suerte. Es posible que un buen jugador de ajedrez gane con facilidad en el póker, como recientemente importantes ajedrecistas han visto la oportunidad de ganar grandes cantidades de dinero en las mesas de póker. Un jugador de póker profesional no tiene nada que hacer frente a un buen ajedrecista ya que el ajedrez es un juego de información completa, sin elementos de azar, en el que gana el que mejor juega, mientras que el póker es un juego de información incompleta en el que la suerte es un factor dominante.
El inmenso optimismo con el que la mayoría de los colombianos recibimos la excelente lista de candidatos al Senado ha sido enturbiado por la controversia sobre esta lista promovida por un expresidente de la república junto a uno de sus hermanos, de la que han sabido aprovecharse los medios “oficiales” que buscan desestabilizar y crear confusión en sus adversarios, como ocurre en las mesas de póker.
Con esta lista que abre con las fichas sobre la mesa el debate político para las elecciones de marzo y con contradictores que en lugar de asumirlo con la altura que requiere un juego limpio acusan sin pruebas claras y dejan un manto de duda, nos encontramos con un híbrido entre el póker y el ajedrez en el que quien triunfará será el que haya logrado cierto grado de maestría.
El escritor americano Robert Greene, muy conocido por sus libros dedicados al poder, la seducción y la manipulación, dice: “Sería un error imaginar que los maestros siguen simplemente sus intuiciones para exceder el pensamiento racional. Primero, llegan a esta forma superior de inteligencia mediante un trabajo arduo, la profundidad de sus conocimientos y el desarrollo de habilidades analíticas. Segundo, cuando experimentan esa intuición o discernimiento, invariablemente lo someten a un alto grado de reflexión. El razonamiento de los maestros está guiado por la intuición, la cual brota de su intensa concentración racional”.
Quienes vemos a Álvaro Uribe retratado en las palabras de Greene, guardamos la confianza en su capacidad para lograr desenredar la maraña de hilos que, tan tempranamente en esta lid electoral, está creando confusión entre los colombianos. Entender la importancia del liderazgo, de contar con quien mantenga el rumbo a pesar de las tormentas, es lo que nos mantendrá unidos y nos animará a trabajar por construir esa Colombia próspera que se vislumbra en el horizonte gracias a una nueva política cercana a las necesidades de los colombianos y lejos de las maquinarias que se muestran ya oxidadas, de la vieja política.
No más póker
Mar, 24/09/2013 - 16:23
Cuanta confusión e inestabilidad ha traído que el presidente durante su mandato se haya dedicado a manejar el país como si se tratara de un jugador de póker en lugar de hacerlo como un estadista.