Primero legalicemos la droga

Un adagio popular dice que primero se deben poner las medias y luego los zapatos, lo cual quiere decir que antes de ejecutar una acción se debe efectuar otra que conlleve a una segunda, y eso es justamente lo que debería pensar el alcalde de Bogotá Gustavo Petro antes de hacer propuestas como los centros para el consumo controlado de drogas ilícitas; porque a mi modo de ver, esta idea sirve como medida complementaria, luego de la debida legalización del mercado de este tipo de sustancias. Y eso lo digo porque no veo al Estado financiado unos centros donde se consume un producto ilegal, o lo que es peor, sirviendo de proveedor mayorista del mercado del narcotráfico. No me opongo a la legalización, aunque preferiría el combate al fenómeno, pero ante la innegable realidad de todas las muertes que ha dejado este problema, no solo en Colombia, sino en el mundo entero, es preferible aceptar que el tema se nos salió de las manos y que para enfrentarlo se requieren medidas alternativas, así no sean las ideales. Por polémica que resulte la idea de legalizar las drogas y aunque no me guste del todo, debo reconocer que ya es hora de buscar una alternativa que nos permita enfrentar el problema que ya tocó los distintos círculos de la sociedad. Pero, ojo señores del gobierno, esto no se puede hacer  a la carrera, porque es claro que luego de que eso ocurra —si es que sucede—, vendría la operación de lavado de activos más grande en toda la historia de este país, y muchos de los actos que se hicieron ilegalmente, junto con los  crímenes cometidos, se quedarían en la total impunidad, acabando de tajo con la posibilidad, por pequeña que sea, de judicializar las estructuras mafiosas con las que viene  cogobernando Colombia desde mucho tiempo atrás. Es por esto que el debate de la legalización de las drogas tiene de ancho como de largo, entre otras porque no podría limitarse a la marihuana, pues no sería coherente judicializar el mercado de unas, mientras se permite el de otras. Y es que el problema que deben enfrentar los Estados contra el uso de la marihuana, es igual o peor que el que provocan el resto de sustancias. De modo, entonces, que la idea del Alcalde Petro de construir centros de consumo controlado de las drogas no se puede llevar a la realidad sin antes legalizar el uso de las drogas, porque no sería razonable que el Distrito permita que jóvenes y adultos se concentren en determinado lugar para consumir una sustancia que proviene de un mercado ilegal. Tal acción pondría a Bogotá en una encrucijada muy grande, porque cómo explicar que  por un lado alimente  el bolsillo de los jíbaros, narcos y toda su estructura criminal, y por el  otro siga  en la lucha por desmantelar estas organizaciones. Si tal situación se llegare a presentar, sería difícil de entender, entre otras porque pondría a la policía a perseguir un mercado del cual el mismo Distrito haría las veces de proveedor. Si lo que quiere el alcalde Petro es aportar al debate sobre legalización de drogas, que lo haga presentando ideas, y no proponiendo acciones que son complementarias; porque señor burgomaestre, ha de saber que primero las medias y luego los zapatos. Cambiando de tema, están llegando al fin del fin los argumentos con los que el expresidente Uribe se lava las manos cada vez que algún miembro de su círculo cercano es judicializado por vínculos con el narcoparamilitarismo, como los más de cincuenta parapolíticos que apoyaron su gobierno y  generales de las fuerzas militares y de la policía como Mauricio Santoyo.  Va llegar el momento en que se deba reconocer que durante ocho años estuvimos en las manos de un gobierno de dudosa reputación. @sevillanojarami