Si existe un personaje en América Latina que es admirado por su visión existencial y de política es José Alberto “Pepe” Mujica, actual Presidente de Uruguay, quien con sus discursos en varios eventos a nivel mundial ha cautivado a millones de ciudadanos. Habla con una profunda convicción sobre el concepto del respeto básico universal, la importancia del medio ambiente, y de manera crítica contra el consumismo frenético producto de la globalización.
En los años sesenta y durante la época de gran violencia en su país, “Pepe” se integró al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros donde participó en múltiples operativos guerrilleros. Fue prisionero en varias oportunidades y duró alrededor de 15 años en la cárcel. En 1985, después del retorno de su país a la democracia, se decretó la amnistía por delitos políticos, lo que hizo que “Pepe” comenzara una vida pública pasando por el Senado y posteriormente por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Desde el 2004 su partido político Frente Amplio se consolidó como la primera fuerza política lo que lo llevó a ser primer mandatario del pueblo uruguayo en el 2010.
Más allá de estar de acuerdo o no con sus corrientes pasadas o políticas públicas que han enfrentado el status quo, me llama particularmente la atención que “Pepe” sea un presidente que predica y aplica lo que dice, algo bastante inusual en nuestros tiempos. Dona gran parte de su sueldo a la gente pobre de su país y siempre es consciente de que hay personas que sobreviven con mucho menos de lo que él se gana. No le gusta que le digan el mandatario “pobre”, él prefiere la palabra austero.
Desde que Mujica asumió la presidencia, unas 200 mil personas han salido de la pobreza, en un país cuya población es apenas superior a los tres millones, y 20 mil dejaron de ser marginadas. El salario mínimo pasó de US$275,5 a US$363,7. En muchos casos se trata de políticas sociales iniciadas por el propio Mujica pero existen algunas de administraciones anteriores, que él continuó, que demuestran la gran importancia de las políticas públicas a largo plazo, siempre pensando en el bien común. Mujica le ha dado prioridad a su gente con una visión diferente y muchas veces acertada del concepto de desarrollo.
La primera vez que empecé a seguir a Mujica fue en la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre del 2013. Desde 2010 asisto a la Asamblea, para seguir en particular los temas económico sociales, no obstante que a la mayoría de los asistentes les preocupan más los temas políticos y la propia coyuntura. De modo que la pregunta suele ser “¿Cuál será la posición de Obama frente a Siria?”, más que “¿Cómo hacemos para hacerle frente a la pobreza en el mundo?”
Me entró cierta decepción al ver que lo urgente le quitaba verdadera prioridad a lo importante. ¡En qué momento las Naciones Unidas fueron creadas para separar y no para unir!
En medio del ambiente, salió el discurso de Mujica poniendo en la raya a sus colegas mandatarios. ¡Qué discurso y qué óptica para frenar las deudas sociales! Recuerdo muy bien cuando dijo refiriéndose a Colombia: “La tolerancia es el fundamento de poder convivir en paz, entendiendo que en el mundo somos diferentes”.
Habló de la acumulación de la riqueza, de sus efectos devastadores en la naturaleza, de la cuenta de cobro final. En cuanto al consumismo añade: “…que va contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos lo ciclos naturales; pero peor, civilización en contra de la libertad que supone tener tiempo para vivir las relaciones humanas, lo único trascendente, amor, la amistad, aventuras, solidaridad, familia.” Nos hace caer en cuenta a todos que la respuesta a tantas guerras y a tantos retos está en volver a lo básico, al respeto.
Durante la reciente reunión en Chile de la CEPAL, “Pepe” hizo unas fuertes críticas a las políticas nocivas cortoplacistas.
Dijo que se despilfarran “2.000 millones de dólares por minuto en presupuesto militar a nivel del mundo. Decir que no hay plata es no tener vergüenza. Pero seguimos razonando en términos de países, con intereses de corto plazo, preocupados por el resultado de las elecciones. Preocupados por sucedernos. Hemos llegado a una etapa de la civilización en que el mundo entero clama por una gobernancia de carácter mundial para algunas cosas que somos incapaces. Incapaces incluso de construir una agenda y respetarla”. Y añadió: “El desarrollo no es solo sumar riqueza y aumentar consumo, es la lucha por la felicidad humana (…) y esta es la meta de cada ser y no puede intentarse desarrollo contra la felicidad humana, eso no sería desarrollo”
¡Y qué meta más realista la que propone Mujica! Ser felices incluye una autoestima saludable, motivarse a trabajar, salir adelante, tener sueños y objetivos en la vida. Es acceder a lo que nuestras naciones deben ofrecer en materia de salud, agua potable, educación – el básico derecho a la dignidad - y a ejercer el libre derecho a expresarnos.
Desafortunadamente esto no ha sido posible para muchas personas en países como Colombia. No podemos creernos la idea de que somos el país más feliz del mundo cuando cientos de miles de familias enteras viven en la pobreza extrema cuyas casas están construidas sobre basuras. Y es así, son considerados los “residuos” de la sociedad, cuando en verdad son seres humanos que merecen toda la dignidad y el respeto.
“Pepe”, al igual que muchos colombianos, busca un cambio en su país. Saludable para Uruguay y para la región que uno de sus mandatarios “regañe” al mundo entero con sus palabras, porque en últimas tiene mucha razón al argumentar que “Somos responsables en parte de la historia en que vivimos”.
Estamos en un momento crucial para Colombia. En esta campaña presidencial esperamos ver propuestas distintas de los diferentes candidatos en donde la felicidad de los seres humanos y el respeto sean prioridades para generar una calidad de vida digna. Esperamos que en estos próximos meses, el centro de las propuestas sea lo importante para el país, más que lo urgente.
Que lo urgente no reste prioridad a lo importante
Mié, 02/04/2014 - 10:41
Si existe un personaje en América Latina que es admirado por su visión existencial y de política es José Alberto “Pepe” Mujica, actual Presidente de Uruguay, quien con sus discursos en varios