¿Quién es el extremista?

Publicado por: admin el Lun, 03/11/2014 - 15:59
De un tiempo para acá me ha parecido percibir un cambio de humor en Ramiro Bejarano. Lo encuentro exasperado y exasperante, con un talante sobrador y un espíritu camorrero para los debates que raya
De un tiempo para acá me ha parecido percibir un cambio de humor en Ramiro Bejarano. Lo encuentro exasperado y exasperante, con un talante sobrador y un espíritu camorrero para los debates que raya en la grosería. Confieso que he sido asidua lectora de sus columnas y seguidora de sus intervenciones en 'Hora 20'. He sentido admiración por él pues es difícil encontrar gente frentera y con carácter, dos cualidades que indudablemente tiene. Sin embargo, como si hubiera entrado en una etapa menopáusica y sus hormonas se hubieran revolucionado, está irascible, gritón y extremadamente sensible. Hay un aspecto en especial que molesta y es su empecinamiento en sentirse atacado de manera personal cuando se mete en debates ideológicos o conceptuales. En ese momento se convierte en un fiero atacante que no suelta su presa hasta ver sangre. Ya había demostrado esta faceta en sus ataques a Angelino Garzón, su coterráneo, por quien siente tal nivel de odio que no puede dejar pasar oportunidad sin tirarle tarazcasos o burlarse del ex vicepresidente. No creo que Angelino se dé por notificado de esta enemistad tan persistente. No le he escuchado ninguna respuesta, ni derecho de réplica, ni nada por el estilo contra Bejarano, parece que no le incomoda o más bien que lo soporta con paciencia displicente. Pero Ramiro no ceja, insiste en sus ataques, así no sean respondidos. La semana pasada inauguró como nuevo enemigo a un hombre de grandes kilates personales y profesionales, el doctor Manuel Rodríguez Becerra, quien tuvo a su cargo el inicio del Ministerio del Medio Ambiente y la implementación de Ley 99 de 1993. El profesor Rodríguez ha venido confrontando con argumentos técnicos algunas de las propuestas ambientales de este gobierno, como la delimitación de páramos, la utilización del fracking o el procedimiento de licencias exprés. El debate sobre estas propuestas es sano y necesario. El desarrollo no puede hacerse hoy en día sin pensar en las repercusiones en el medio ambiente como era antes, cuando el mundo estaba  en la locura del despilfarro y el desarrollismo a ultranza. Ahora que pagando los platos rotos de tanta inconsciencia con calentamiento global, sequías, virus y sobrepoblación, las cosas son a otro precio. Pero las posturas del profesor Rodríguez no le gustaron a Bejarano que se vino lanza en ristre contra lo que llamó “ambientalistas extremos”. Para el columnista son ellos los responsables del atraso económico en Colombia. Por su empecinamiento fundamentalista, según Bejarano, se ha varado la locomotora minera y están propiciando la minería ilegal. También le achaca a los ambientalistas el atraso vial del país. Decir que el país está atrasado porque ambientalistas, como Manuel Rodriguez, se le han atravesado a la construcción de carreteras y a la explotación de minerales, es injusto y exagerado. Injusto porque el atraso lo han consolidado a pulso la corrupción en la contratación y la ineficiencia en los contratistas que con tal de ganarse una licitación ofrecen coimas y costos imposibles para después reclamar reajustes también imposible. Y exagerado, porque las críticas sensatas de ambientalistas verdaderos como el profesor Rodríguez no tienen la capacidad de detener nada, solo posibilitan el debate necesario para intentar impedir que las tales locomotoras arrasen con lo poco de ambiente que nos queda. Doctor Bejarano, relájese. Tómese un sanax o un valium y deje de ver enemigos y amenazas donde solo hay molinos de viento, es decir donde solo hay energía sostenible. www.margaritalondono.com http://blogs.elespectadro.com/sisifus/   Margarita Londoño Vélez   De un tiempo para acá me ha parecido percibir un cambio de humor en Ramiro Bejarano. Lo encuentro exasperado y exasperante, con un talante sobrador y un espíritu camorrero para los debates que en la grosería. Confieso que he sido asidua lectora de sus columnas y seguidora de sus intervenciones en Hora 20. He sentido admiración por él pues es difícil encontrar gente frentera y con carácter, dos cualidades que indudablemente tiene. Sin embargo, como si hubiera entrado en una etapa menopáusica y sus hormonas se hubieran revolucionado, está irascible, gritón y extremadamente sensible. Hay un aspecto en especial que molesta y es su empecinamiento en sentirse atacado de manera personal cuando se mete en debates ideológicos o conceptuales. En ese momento se convierte en un fiero atacante que no suelta su presa hasta ver sangre. Ya había demostrado esta faceta en sus ataques a Angelino Garzón, su coterráneo, por quien siente tal nivel de odio que no puede dejar pasar oportunidad sin tirarle tarazcasos o burlarse del ex – vicepresidente.  No creo que Angelino se dé por notificado de esta enemistad tan persistente. No le he escuchado ninguna respuesta, ni derecho de réplica, ni nada por el estilo contra Bejarano, parece que no le incomoda o más bien que lo soporta con paciencia displicente. Pero Ramiro no ceja, insiste en sus ataques, así no sean respondidos. La semana pasada inauguró como nuevo enemigo a un hombre de grandes kilates personales y profesionales, el doctor Manuel Rodríguez Becerra, quien tuvo a su cargo el inicio del Ministerio del Medio Ambiente y la implementación de Ley 99 de 1993. El profesor Rodríguez ha venido confrontando con argumentos técnicos algunas de las propuestas ambientales de este gobierno, como la delimitación de páramos, la utilización del fracking o el procedimiento de licencias exprés. El debate sobre estas propuestas es sano y necesario. El desarrollo no puede hacerse hoy en día sin pensar en las repercusiones en el medio ambiente como era antes, cuando el mundo estaba  en la locura del despilfarro y el desarrollismo a ultranza. Ahora que pagando los platos rotos de tanta inconsciencia con calentamiento global, sequías, virus y sobrepoblación, las cosas son a otro precio. Pero las posturas del profesor Rodríguez no le gustaron a Bejarano que se vino lanza en ristre contra lo que llamó “ambientalistas extremos”. Para el columnista son ellos los responsables del atraso económico en Colombia. Por su empecinamiento fundamentalista, según Bejarano, se ha varado la locomotora minera y están propiciando la minería ilegal. También le achaca a los ambientalistas el atraso vial del país. Decir que el país está atrasado porque ambientalistas, como Manuel Rodriguez, se le han atravesado a la construcción de carreteras y a la explotación de minerales, es injusto y exagerado. Injusto porque el atraso lo han consolidado a pulso la corrupción en la contratación y la ineficiencia en los contratistas que con tal de ganarse una licitación ofrecen coimas y costos imposibles para después reclamar reajustes también imposible. Y exagerado, porque las críticas sensatas de ambientalistas verdaderos como el profesor Rodríguez no tienen la capacidad de detener nada, solo posibilitan el debate necesario para intentar impedir que las tales locomotoras arrasen con lo poco de ambiente que nos queda. Doctor Bejarano, relájese. Tómese un sanax o un valium y deje de ver enemigos y amenazas donde solo hay molinos de viento, es decir donde solo hay energía sostenible.   www.margaritalondono.com http://blogs.elespectadro.com/sisifus/