El foco central de la crisis entre el gobierno de Irán y un conjunto de países que encabezan Estados Unidos y Gran Bretaña, es el programa nuclear iraní, debatido en el seno de la ONU por la proyección inmediata de alcanzar la construcción de armas de destrucción masiva, prohibidas por los tratados internacionales. La tensión viene de años atrás, pero se agudizó en los últimos meses. A comienzos de diciembre de año 2011, un grupo de estudiantes islamistas radicales de la organización de milicias Basij, controlada por el gobierno, asaltó la sede de la legación británica en Teherán, saqueó los archivos, provocó un incendio y quemó la bandera de la embajada, como protesta a las sanciones progresivas relacionadas con proyecto nuclear. De inmediato Londres ordenó el retiro de sus diplomáticos y prohibió a sus bancos las transacciones financieras y comerciales con Irán. Este a su vez, hizo lo mismo con su embajada en Londres.
El conflicto está en crescendo. Ahora está centrado en el Estrecho de Ormuz que queda a la entrada del Golfo Pérsico, entre la península arábiga e Irán, donde además confluyen los intereses de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Omán. Ormuz tiene 200 kilómetros de largo por 50 de ancho y por allí pasa el 40% del comercio mundial del petróleo. Por lo tanto es realmente un punto vital y estratégico no solo para el mundo, sino para el mismo Irán cuya economía tiene como base la exportación de petróleo y gas.
Estados Unidos localiza su Quinta Flota de la Armada en Bahréin y sus buques cruzan normalmente el estrecho de Ormuz. Además de 10 000 soldados en la zona. Al apretar las sanciones sobre Irán, el vicepresidente Mohammed Reza Rahimi declaró que su país bloquearía el paso por el estrecho, lo cual significaría sembrar parte de las 2000 minas submarinas que posee Irán. Sin embargo el tema militar se ha desplazado a los “ensayos” de cohetes de mediano y largo alcance, que eventualmente llevarían ojivas nucleares, lo cual es el mayor peligro de una guerra, cuyo inmediato blanco sería Israel, cuyo gobierno ha advertido a la opinión mundial, que Irán tendrá lista la primera bomba nuclear en los próximos nueve meses.
Como puede observarse el peligro de una guerra está latente, pues de no acceder Irán a un control de la comunidad internacional a su proyecto nuclear, podría provocar una agudización de sanciones que no solo lo aislaría, sino que en determinado momento Israel, que es señalado por el gobierno de los ayatolás de la República Islámica como su principal enemigo, hasta declarar que Israel debe desaparecer, podría atacar preventivamente las instalaciones nucleares iraníes antes de que la bomba sea usada en su contra.
No olvidemos que el pueblo iraní ha realizado enormes esfuerzos contra la teocracia gobernante y sus manifestaciones electorales y civiles son catalogadas como traición al Estado. Los resultados de las elecciones fueron calificadas por la oposición como fraudulentas. El régimen aplastó a los disidentes y los encarceló, inclusive aplicó la pena de muerte. Los persas, que son parte de la raíz histórica de la humanidad, se encuentran al interior de su país como en una cárcel. Y su gobierno, tan amigo de Hugo Chávez, los está exponiendo a una guerra que no puede ganar.