Sobre la abogada secuestrada con el  general Alzate

Ocurre que el vertiginoso paso de las noticias impide detenerse en algunas aristas importantes de los hechos, y pongo como ejemplo el caso del general Alzate, cuyo capítulo y “transmisión” terminó con la recuperación de su libertad y el retiro de la Fuerza Pública. La curiosidad pareció quedar saciada. El presidente Santos, quien suele celebrar los éxitos militares, anticipó la renuncia del General –por la mañana- y en la noche todo estaba consumado, con lo cual se acabó esa historia. Sobre la abogada Gloria Urrego, acompañante del general Rubén Darío Alzate, el día que lo secuestró la guerrilla en circunstancias insólitas, no se sabe mucho. Ni siquiera por boca de la mamá biológica que hace siete años no la ve. La señora Alcira Urrego (56 años) asegura que es la madre y para sustentarlo recuerda que nació el 17 de abril de 1976 en la clínica Palermo a las 9:30 de la noche. “Le puse el nombre Gloria porque ella nació el sábado de gloria, de Semana Santa. Se llama Gloria Alcira Urrego Pava. Y tiene un hermano, también hijo mío, Francisco Alberto”. De manera insólita, hace siete años no se ven “porque ella estudió y se olvidó de mí”. Admite la madre (tuvo a su hija a los 17 años) que el suyo era un hogar “como de violencia”, que terminó disolviéndose después de muchos problemas, que incluían borracheras y agresiones del padre. “Eso era terrible”, dice. “La niña estudiaba en Chapinero, en el Colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá. Y sufrió lo indecible con su padre borracho y ella una joven ignorante venida de provincia (Honda, Tolima), sin trabajo y cómo defenderse. Se vieron por última vez en un cementerio, para retirar los restos del papá de la abogada. Iba con Alirio Escandón, a quien presentó como su esposo. Ese día y tras una larga discusión, la hija le dijo a la madre que no quería a volverla a ver en su vida. Y así ha sido en los últimos siete años. Doña Alcira volvió a casarse, tiene otro hijo, Néstor Andrés (28 años), quien vela por su sustento. “Ahí vamos en la lucha de la vida, como se dice, ahí, luchando…sobreviviendo”. Gloria –prosigue la madre- es de un temperamento fuerte, ella tiene su mal genio como toda persona, muy brava. Tan brava que en siete años no ha querido hablar con ella. Y tampoco por estos días, después del episodio de su secuestro, en compañía del general Alzate. Allá estuvo en el aeropuerto, habló con periodistas, suplicó a los militares que le dejaran saludarla. Pero todos la apartaron, “por inoportuna”. La abogada Urrego trabaja con la Fuerza Pública pero el Ministerio de Defensa ha omitido cualquier referencia a su “presencia cívica” con el general Alzate en la boca del lobo guerrillera. Tan sólo se han publicado algunas suspicacias. Y hay quienes piensan que “por la paz del país” y “el honor militar” es mejor que se mantenga en silencio. @Artunduaga