Son tantas las personas que llegan pobres a los gobiernos y salen millonarios. Y tantos los funcionarios que desde su posesión misma son sospechosos de robarse al Estado, que no es fácil meter las manos a la candela por nadie.
La creencia de que los políticos roban y que nadie sale pobre de un cargo público, hace pensar que todos -sin excepción- son unos bribones aprovechados que usan el cargo para enriquecerse y no para servir. Hay demasiados casos para pensar que puede haber excepciones. Bastaría con preguntar qué sueldo tenían y qué tanto compraron durante su “gestión”.
Pero hay, excepcionalmente, casos para enmarcar y exaltar. Personas que no merecen sospecha, por su comportamiento diario, por sus antecedentes, por su trabajo eficiente y honrado, abierto a cualquier análisis.
He preguntado -como quien busca una espina- alguna falla, intención perversa, manejo sesgado y hasta un posible acto de corrupción del saliente gerente del Fondo Nacional del Ahorro, Ricardo Arias… y nadie me ha confirmado algún desliz o comportamiento indecoroso. Por el contrario, qué ejemplo de funcionario, es lo que confirma mi sondeo.
Fueron cuatro años en el cargo, que él considera una experiencia maravillosa: “Aquí hay una persona que llegó a la entidad y ahora que salió más formada, mucho más comprometida".
El balance es muy positivo:
El Fondo Nacional del Ahorro, que venía -sospechosamente- de perder plata ($53 mil millones en pérdidas), se convirtió en sus manos en una eficiente empresa, potencializada.
Recibió una entidad con casi cerca de un millón de ahorradores, y hoy son 2.7 millones. Las utilidades ahora son de $117 mil millones, calificada con las mejores distinciones de Fee Rating y de la BRC cuando le otorgaron la AAA que significa la sanidad financiera de la institución.
Arias presenta excusas por citar estas cifras y dice que no lo hace por vanidad sino para resaltar que Colombia se dio cuenta que cabía una entidad pública, del Estado, útil como herramienta posible para que todos los colombianos pudieran tener apoyo para conseguir vivienda y educación.
Y sin subir el tono de su voz, como pastor que no es (aunque ora en la iglesia de Darío Silva) celebra “lo bueno que es poder decirle a Colombia que el ahorro ha revivido, que es un vocablo que se recupera en el diálogo colombiano, y que a través de él tenemos un modelo financiero renacido, capaz de soportar todas las expectativas y las esperanzas de la sociedad nacional”.
El Fondo del Ahorro es una entidad que ya tiene un peso específico propio dentro del sector financiero nacional. Hoy es el primer lugar en recaudo de cesantías, referente de la confianza del ciudadano colombiano cuando se ordena el traslado de una cesantía o el traslado de una cuenta de ahorros porque se confía en una entidad.
“Nuestra solvencia hoy supera el promedio financiero de los bancos colombianos, hoy cercana a los 70 puntos cuando el promedio es de 11. Tenemos un ingreso al mercado de capitales. Ya estábamos preparando la primera emisión de bono del Fondo del Ahorro para diciembre o enero del próximo año. Hoy es una entidad financiera capaz de llevar el peso de los tiempos, presentes y siguientes”.
Se especula que Arias podría ser nombrado como gerente del Banco Caja Agraria, pero él dice que no hay nada al respecto.
La segunda conjetura es que se dedique al pastoreo de las almas, pero Arias se ríe divertido y responde:
-No señor, yo soy un perteneciente pero no tengo autoridad pastoral.
Conocí a Arias en el Senado. Supuse -como la mayoría de las veces- que ser político y eficiente administrador no eran compatibles. Pero hay rarezas y lo festejo.
Un funcionario libre de sospechas
Lun, 15/09/2014 - 13:33
Son tantas las personas que llegan pobres a los gobiernos y salen millonarios. Y tantos los funcionarios que desde su posesión misma son sospechosos de robarse al Estado, que no es fácil meter las m