Una columna para Édgar Artunduaga y tantos otros colombianos obtusos

Vie, 15/06/2012 - 01:03
Todos tan indignados por algo, por todo. Y yo nada que me indigno. No me indigno y me parecen ridículas las marchas que nada logran. Así como no tengo una banda favorita, una película o un libro, t
Todos tan indignados por algo, por todo. Y yo nada que me indigno. No me indigno y me parecen ridículas las marchas que nada logran. Así como no tengo una banda favorita, una película o un libro, tampoco una causa. Entonces llego a vivir a Bogotá y comienzo a ver la homofobia de la gente. Pausa. ‘Homofobia’ es una gran palabra, es tan grande como ‘Amor’, o como ‘Amigo’. Así es que, referirme a la gente como: ‘Homofóbica’, significa desconocer la ignorancia, el miedo y la vergüenza. Luego de nueve años en Nueva York, me acostumbré a un ambiente en donde la gente no se mete en lo que no le importa. A nadie le importa la costra que tienes sobre la boca, a nadie le importa con quién te revuelcas. Quizá se preguntan si esa costra será herpes. La gran diferencia es que el gringo, a diferencia del colombiano, no pregunta, y te hace creer que tu costra no importa. Ideal. Así como es ideal que no importe si teniendo lo que tengas entre las piernas, te acuestes con hembra o con varón. Eso, queridos, es una sociedad civilizada. Esta debería ser mi causa. Yo debería aprovechar lo que tengo a la mano para contarles a todos cuánto me duele el corazón cada vez que alguien acusa a otra persona de ser homosexual. O cuando se burlan de la sexualidad de alguien más, o exigen claridad sobre la sexualidad de alguien. Me duele el corazón pero callo porque soy cobarde y no quiero ponerme en riesgo. Que lo hay. Mi causa debería ser hacerles saber que están equivocados, que está mal burlarse de alguien porque es gay. Está mal hacer chistes al respecto. Está mal porque es problema de uno. Está mal creer que el homosexual es un enfermo, y está mal creer que tiene cura. Está mal creer que el homosexual es anormal, lo que es anormal es la homofobia. La naturaleza está llena de parejas de animales del mismo género, pero no se ha encontrado en la naturaleza la homofobia. Ser gay no es: ‘Aaaah… ¡Qué buen descanso! (Se despereza) Hoy va a ser un buen día. (Se sienta al borde dela cama con los pies sobre las pantuflas parqueadas simétricamente) Hoy, y de ahora en adelante, ¡voy a ser homosexual!’ Así no funciona. La sexualidad de una persona, además, es solo una tajada en el gran ponqué que es cada persona. ¿Por qué prestarle tanta atención a una sola tajada? Por eso mismo es que no comparto el Día del Orgullo Gay, y no marcho con pulseras de los colores del arcoíris. En las ocasiones en que me refiero a mis tendencias sexuales lo hago para que me oigan y entiendan que hay de todo en este mundo, que se vale todo. No estoy tratando de cambiar el mundo sino tratando de inspirar tolerancia. Édgar Artunduaga acaba de publicar una historia que se tituló: Il Divo de Yo Me Llamo presenta a su novio. Es un texto basado en una entrevista que le hizo al fulano y a su novio, en la que entre otras cosas les preguntó: “(Sus familias) ¿Aceptaron su anormalidad?”, “Ninguno de ustedes es amanerado. Podría uno confundirse…”, y “Una pregunta de cajón, cuando se habla de homosexuales: ¿Quién es el hombre y quién es la mujer?” Yo no había leído la historia pues el título, el tema y el personaje no me apetecieron, pero como siempre leo los comentarios que deja la gente, supe que el tema tenía potencial. Entonces leo las preguntas de Artunduaga, y a pesar de no estar indignada, entiendo que esta es una oportunidad para dejar de ser cobarde y al menos decir lo que pienso. Aún tengo la esperanza de que la gente aprenda y evolucione, entonces le escribí a Édgar y aquí he resumido lo que me dijo: Los entrevistados salieron contentos, y Artunduaga no entiende por qué alguna gente ahora está indignada. Dice que su obsesión con los homosexuales es una coincidencia. No hace listas de homosexuales, pero le divierte verlos salir del closet y hacerlo públicamente. Asegura que, claramente, no es gay. Cuando le dije: “En lugar de preguntar: ‘¿Quién es el hombre y quién es la mujer?’, no hubiera sido más valiente preguntar: ‘¿A cuál de los dos le gusta que le den por el culo?’ ¿No era eso lo que querías saber?” Artunduaga me respondió: “Yo no soy tan mal pensado. Mi inquietud era: ante un ataque de rasquiña, quién rascaba a quién”. Le pedí su definición de ‘Anormalidad’ y dijo: “Contra lo que pudiera pensarse, en este caso anormalidad no viene de ano”. También me dijo que está de acuerdo con la adopción gay, “mientras no se les ocurra amamantarlos”. Básicamente, Édgar Artunduaga se hizo el loco y no respondió mis preguntas. Me queda un sabor inmundo en la boca. Artunduaga dice no ser homofóbico, pero con sus preguntas no esta demostrando respeto por los homosexuales. Además asume que en todas las parejas del mismo género hay roles establecidos, y se equivoca. Ese es un estereotipo tan ridículo como decir que todos los hombres amanerados son homosexuales. Por supuesto que este fulano (Il Divo) y su novio contestaron sus preguntas y quedaron felices. Se les está dando una oportunidad para hacer públicas sus ideas y sus tendencias, pero mejor aún, se les está dando la oportunidad de hacer ruido y volverse aún más famosos. Hay gente a la que eso le interesa porque hay gente para todo. Es importante que quienes todavía no se enteran aprendan que el mundo es mucho más grande que Colombia, y está lleno de muchos tipos de personas quienes disfrutan haciendo todo tipo de cosas. La única escritura sagrada no es la Biblia, el único dios no es Dios. La única forma de ser feliz no es la que te enseñaron. El odio desmedido con que algunos se refieren a los homosexuales es infantil y demuestra falta de conocimiento. Colombia sangra todos los días porque es una nación que no conoce la tolerancia. Colombia no va a cambiar hasta que no comencemos a respetarnos entre todos. No hay que estar de acuerdo con todo, hay que entender que todos somos diferentes. Y, finalmente, a Édgar Artunduaga le digo: Se vale que no crea en la objetividad, y que pregunte según sus inquietudes. Pero no sea guarro, puede hacer lo mismo con un poquito más de clase. @Virginia_Mayer
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