El mundo político a nivel mundial está sometido a fuertes tensiones disgregadoras que son la consecuencia de la desaparición de referentes ideológicos en la conducción de los Estados.
Esto no quiere decir que todo fuese de color de rosa en el mundo del pasado en el que la lucha ideológica prevalecía enfrentando países con base en la aceptación o el rechazo del capitalismo o del marxismo. Muchos horrores ocurrieron justificándolos por pertenecer al bando correcto de la historia.
Hoy en un mundo globalizado, en el que las diferencias entre los países está determinada fundamentalmente por su nivel de desarrollo económico, los gobiernos tratan de lograr que sus respectivos países logren un crecimiento económico acelerado que los ubique en la orquesta de los principales intérpretes que definen el rumbo de la economía mundial.
Son relativamente pocos los foros y organizaciones, a nivel mundial, en los que pueden participar, en condiciones de igualdad, los países a pesar de que se mantenga a nivel formal el principio igualitario de que cada país tiene un solo voto.
Ahora vemos cómo algunos países intentan cambiar sus gobiernos para zafarse de esa lógica e intentar potenciar un nacionalismo trasnochado y un aislamiento xenofóbico.
En Europa la tendencia disgregadora está viviendo ejemplos preocupantes en Italia y en España. En nuestro continente la principal preocupación reside en tratar de entender cuál será el rumbo definitivo del referente principal como lo es los EE. UU. Aunque también está latente, en algunos países de nuestra región el peligro de retornar a esquemas de diferenciación pseudo ideológica del mundo que prevalecía en los años sesenta.
Vivimos tiempos difíciles
Lun, 04/06/2018 - 06:05
El mundo político a nivel mundial está sometido a fuertes tensiones disgregadoras que son la consecuencia de la desaparición de referentes ideológicos en la conducción de los Estados.
Esto no
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