El consumo global de crudo está volviendo a los niveles prepandemia, y esto conlleva a que la comercialización de hidrocarburos necesite de más suministro. Actualmente, la producción mundial sigue estando a la baja, mientras las economías del mundo se están recuperando rápidamente y la demanda de combustibles aumentando, llevando los precios del barril de crudo a niveles no vistos desde el 2018.
Es más que probable que la recuperación económica mundial impulsada por la vacunación masiva mantenga el precio del barril de crudo Brent en el rango de los USD$75-80, con algunos picos esporádicos por encima de los USD$80 durante el verano en caso tal de que la variante Delta del Covid-19 obligue a los países a tener cierres temporales de su actividad productiva, sumado a las negociaciones entre Estados Unidos e Irán, y que esto conlleve a un retraso en el aumento de la producción petrolera en el cuarto trimestre de 2021.
Estos precios altos podrían influir en que haya un cambio en la matriz de consumo energético mundial, con un enfoque en la reducción del consumo de combustibles derivados del petróleo, acelerando el cambio a energías renovables. En Estados Unidos y Europa por ejemplo, con vehículos híbridos o 100% eléctricos ampliamente disponibles en sus mercados, hará que este aumento en el costo del barril de crudo acelere la adopción a estas tecnologías y reduzca el consumo de hidrocarburos.
Los pronósticos financieros para el 2021, indicaban que la inversión anual mundial en energía aumentaría a USD$1,9 billones, representando un incremento del 10% con respecto al 2020. Sin embargo, esta inversión se ha trasladado hacia los sectores de energías renovables y se ha alejado de la producción convencional de combustibles.
Para Colombia, siendo una economía emergente, los retos y oportunidades de esta coyuntura hacen que el diseño de estrategias para una recuperación económica sostenible, partan de la capacidad de adoptar los modelos de energías renovables ya existentes. Mantenerse al día con las innovaciones tecnológicas y las mejores prácticas para la adopción de estos modelos es el camino al éxito, sumado a la integración entre políticas públicas y capital privado. Esta integración es clave: hay que fortalecer la relación entre industria, empresas estatales, pymes e inversiones de organizaciones multilaterales.
Hace unos días, el presidente Duque se refirió a la Primera Línea de Emprendimiento, y creo que esa frase da en el punto clave sobre el camino que debe tomar el país para crear empleo, donde haciendo énfasis en la importancia de tener la capacidad de alinear el capital privado y las políticas públicas, y con el objetivo de empoderar las pequeñas y medianas empresas se impulse el crecimiento económico, aumentando la productividad empresarial y la sostenibilidad de las pymes.
Mediante la adopción de estas nuevas tecnologías de energías renovables, se acelerará y fomentará una mayor productividad en los emprendimientos, donde el desarrollo económico a través de la sinergia entre políticas públicas y pymes tendrá un impacto en el crecimiento social, reduciendo la brecha socio económica, y a su vez aumentando el flujo de capital e inversión en el país.
En conclusión, un alto precio del barril de crudo puede ser el empujón final que necesita el mercado mundial para terminar de consolidar el modelo de energías renovables, logrando crecimientos sostenibles a nivel ambiental, económico y social.
