Bienes simbólicos

Publicado por: maria.vargas el Dom, 03/05/2020 - 12:12
Por: Antonio Pinilla.

Creo que todos los bienes de la industria cultural son simbólicos. Esto quiere decir, que al igual que el resto de industrias, estos bienes tienen un valor de uso y un valor de cambio, satisfacen una necesidad y alguien está dispuesto a pagar por ello. Lo interesante, es que cuando se usa o se posee, no se desgasta. Por ejemplo, una lavadora, por más moderna y costosa, con el tiempo puede averiarse o habrá que cambiarle una pieza. Con una película, una escultura o un libro sucede todo lo contrario, pueden pasar cien años y seguirá siendo el mismo producto. No importa cuántas personas lo lean o lo escuchen, nunca va a perder profundidad, ni su esencia; la idea se seguirá conservando. 

Los servicios  y productos de esta industria apuntan a nuestro conocimiento, es decir que entre más se usa o se consume, más valor adquiere. Esto lo podemos ver con Spotify en sus recomendaciones musicales, o en el top diez de las series más vistas de Netflix. Cuando termine la crisis y todo vuelva a la normalidad, me imagino a la gente haciendo filas eternas y pagando fortunas para tomarse selfies al frente de La Gioconda, ver una banda en vivo o el estreno de una película.

En la industria cultural se necesitan personas que tengan las competencias para comprender la música, el arte, el cine o la literatura. Para vender un libro se necesita saber leer, por esta razón es importante formar públicos y más en estos tiempos de cuarentena. Es ejemplar la medida que toma el gobierno de Alemania frente al levantamiento gradual del confinamiento, donde las librerías junto a otros negocios están entre los primeros que volverán a funcionar.  

Hay iniciativas que motivan a contar historias desde el encierro. Cada experiencia individual es diferente y muy valiosa. La imagen que se tiene de la realidad que se vive en estos momentos, es materia prima para los creativos. Una pantalla de computador o de celular, se ha convertido en el escenario de cantantes y actores. La palabra “reinventarse” ha sido la más usada durante la cuarentena. Aunque todos le apuestan a lo virtual no todos ganan, mientras unos se adaptan y siguen, otros como Airbnb no pueden funcionar.