Mario RUBIANOGROOT ROMAN – “Papayo el Velachero”

De la expedición fatal "Magallanes - Elcano" - Parte II

El 16 de marzo anclan frente a una isla que se ve desierta. La vegetación de fondo es tropical, con arboles frondosos en muchos tonos de verde. Magallanes presiona a San Martin, para que mida la longitud. Le urge saber si todavía está en la demarcación castellana. El cosmógrafo observa la posición de los planetas conocidos por él: Saturno, Marte, Mercurio y Venus y compara sus mediciones con las tablas que le pasó Faleiro. Llega al grado 189 al oeste de la línea de Demarcación. Magallanes no le quiere creer. Eso significaría que están en tierras portuguesas. No, imposible, piensa. Estas islas corresponden a Castilla, lo mismo que las Molucas.

Envía al otro día a un grupo de hombres sanos a explorar el interior de la isla, el cual regresa antes de que se ponga el sol con dos toneles llenos de agua muchos higos largos y otras frutas. San Martin propone bautizarla Isla Encantada. El Capitán prefiere llamarla “Aguada de las Buenas Señales”. Como es el quinto domingo de cuaresma, día de la resurrección de San Lázaro, da ese nombre a todo el archipiélago. Pide a Pigafetta que dibuje un mapa de las islas. (21 años después el explorador Ruy López de Villalobos, rebautizó el archipiélago como Filipinas en homenaje a Felipe II).

De la expedición fatal "Magallanes - Elcano" - Parte II

La soledad de los europeos en la “Aguada de las Buenas Señales” dura poco. Una semana después de su desembarco ven acercarse cinco barcas; los nativos hacen ademanes que vienen en son de paz. El que parece ser el líder, tiene los dientes rojos. Magallanes lo saluda dándole su mano, gesto que el nativo no entiende. Sonríe y le da una nuez de regalo. Le indica que es para masticarla. (“Nuez de Betel”, que crece en un árbol llamado areca y se consume como goma de mascar con efectos estimulantes…. y alucinantes).

Pigafetta trata de comunicarse con unos de los aborígenes y entiende que la isla se llama Homonhon (isla de Samar en Filipinas). A sus embarcaciones les dicen balangay. Estudia con interés los frutos que los nativos bajan de sus barcas y abren con ayuda de piedras en medio de gran entusiasmo. Son los mismos (cocos) que han visto y desechado de la isla de los Ladrones.

Duarte Barbosa sugiere que la grasa que obtienen al cocer la pulpa del coco con su agua puede servir para calafatear las naos. Pigafetta se suma a un grupo de marinos que se aboca a cosecharlos. Está encantado con ese fruto y anota en su diario: “Una familia de diez personas puede vivir con el fruto de sus cocoteros cien años”.

De la expedición fatal "Magallanes - Elcano" - Parte II

Diez días después de su arribo al paraíso continúan su marcha rumbo al oeste. Los acompañan una luna llena y vientos propicios.  Apenas han avanzado pocas leguas cuando Pigafetta cae al agua. Nadie lo ve. Se salva sujetándose a una cuerda y grita pidiendo ayuda. Punzorol manda a dos pajes con el esquife a recogerlo. Faltó poco para que se ahogara. Gines de Mafra grita:

—¡Casi se nos ahoga el cronista!

Magallanes sale de su camarote asustado. Lo llama a su recinto, le pasa unas calzas suyas y lo reprime mientras el italiano se quita la ropa mojada.

—¡Usted tiene la obligación de cuidarse!

El cronista tirita de frio y de miedo.

—Si se muere lo mando a ahorcar, ¿entendió?

El lenguaraz asiente. Se persigna. Mira su anillo y lo besa.

El 28 de marzo (jueves santo) ven humo en una isla lejana y hacia allá se dirigen; llegan a una playa vasta y blanca. Tres embarcaciones con unos trece nativos salen a recibirlos; Magallanes los invita con gestos a abordar su nao, pero ellos rehúsan cuidadosos. Un nativo lo invita a su embarcación. Magallanes llama a Enrique de Malaca.

—Decidles que venimos en son de paz y necesitamos víveres— le pide.

El esclavo baja y después de un rato grita con entusiasmo:

—¡Comprendo lo que dicen, capitán, comprendo!

De la expedición fatal "Magallanes - Elcano" - Parte II

Enrique se siente regresando a casa. Tenía diez años cuando Magallanes lo compró en Malaca. De eso hace ya nueve años. Lo entienden, pero no hablan como él. Esa no es su patria, pero ella no debe estar lejos.

Pigafetta quiere saber como se llama la isla: —Limasawa— informa Enrique luego de preguntar a su interlocutor. (Mazana, le dicen otros)

Magallanes muestra al nativo una bolsa de clavo de olor y le pregunta con gestos si tienen algo en su isla.

Gomode— comenta el hombre e indica hacia el oeste y hace un gesto fácil de entender que quiere decir mucho.

Al siguiente día, Enrique regresa acompañado del rey de Limasawa, quien se llama Colambu. Magallanes tiene la oportunidad de explicarle su misión y el derrotero que han seguido desde España y con que cuenta en recursos de armas y defensa. Al final realizan una formalidad para constituirse en hermanos de sangre.

Para Colambu ha llegado el momento de retirarse. Pide que lo acompañen dos europeos a su isla. Magallanes envía a Pigafetta y a Enrique para que sirva de traductor. En el bote Pigafetta quiere saber por qué todos mascan una nuez (Betel) que les deja la boca y los dientes rojos. El rey asegura que es su fuente de energía. Si no lo mascara, enfermaría y moriría. Le ofrece probarlo, pero el italiano declina con amabilidad.

Dos días después, para agradecer tanta hospitalidad y distraer a su gente, Magallanes organiza un torneo de esgrima frente al mar en que Duarte Barbosa y Cristóbal Ravelo se lucen. Esa tarde el capitán general anuncia a Colambu que al día siguiente continuará su viaje en busca de las Molucas y que necesita víveres para una semana. El rey no solo le pasa todo lo que tiene en sus bodegas, también le ofrece acompañarlo a la isla de Cebú, donde reina un primo suyo llamado Humabón. Le asegura que esa isla es un importante punto comercial donde suele ir gente de la China a buscar jengibre, pimienta y otras especias además de esclavos. Allí encontrará todo lo que necesite. Magallanes no quiere dejar pasar la oportunidad de conocer también esa isla.

Punzorol habla con el capitán en representación de otros oficiales, quienes no están de acuerdo a la demora, Magallanes le contesta:

—Estas islas son tan valiosas como las Molucas y en ellas Portugal no ha reclamado derecho alguno porque ningún monarca europeo sabe de su existencia. Eso es importante para Castilla. Punzorol asiente y lo deja solo. Poco después Magallanes baja a la cubierta a anunciar que partirán a Cebú ese mismo día y Colambu les servirá de piloto. Estamos a 4 de abril de 1521.

El 7 de abril de 1521 arriban a Cebú cerca del pueblo mayor llamado Singapala. La playa se llena de hombres y mujeres semidesnudos, con el paño de siempre amarrado a la cintura. Los tres colosos flotantes disparan salvas de artillería y hacen señas que vienen en son de paz. Del esquife descienden Colambu, Enrique, Pigafetta, Andrés de San Martin, Cristóbal Ravelo y uno de los escribanos, el vasco León de Ezpeleta. Magallanes se queda a bordo. Guiados por Colambu van directo a la casa del rajá Humabón. Las casas de madera son como las de Limasawa, apostadas sobre palafitos. Bajo ellas los corrales de animales: cerdos, cabras y gallinas. La de Humabón es la mas grande.

La Trinidad recibe la visita del príncipe heredero, hijo de Humabón, acompañado de diez notables de Cebú. Llevan de regalo muchos cestos de arroz, varios cerdos, cabras y gallinas. Magallanes los invita a todos a su camarote y les explica que ha llegado como mensajero del rey Carlos I de Castilla, el rey mas importante de la cristiandad. Luego comen juntos una cena a base de carne de gallina, arroz y verduras que han preparado los grumetes. Durante la cena el príncipe formula varias preguntas al capitán sobre su vida y sobre Castilla. Magallanes responde a todo con paciencia. La visita dura seis horas y deja a todos contentos.

De la expedición fatal "Magallanes - Elcano" - Parte II

El resto del mes de abril de 1521, Magallanes se convierte en un propagador de la fe católica en Cebú, su isla personal que piensa reclamar como suya cuando llegue a España. Humabón y los suyos veían a los visitantes como dioses. Por sus armas, por sus ojos de fuego y gargantas de trueno, por su sed de hembras. “A su hierro lo acompañaba la madera de la cruz; a la pólvora, el ariete de la palabra” (R. Marin)

Humabón es bautizado con el nombre de Carlos I de Cebú y a su esposa le dan el nombre de Juana, como la madre del rey de Castilla. Luego es el turno del príncipe y de otros veinte hijos de Humabón. Carlos I regala a Magallanes alhajas de oro, entre ellas un brazalete adornado con piedras preciosas muy vistosas que el capitán muestra a los asistentes. Hay aplausos. Explica a su nuevo aliado que a partir de ese momento será el hombre más respetado de todas las islas del archipiélago de San Lázaro.

Magallanes anuncia ante Humabón su pronta partida y promete volver a fundar una ciudad en Cebú, —porque todas estas islas formaran parte de la Corona de Castilla— pronostica en un tono amistoso, casi tierno.

Carlos lo mira con escepticismo.

  • Pero Lapu Lapu en Mactán no te obedecerá.
  • Si lo hará —asegura—, pero antes que nada deberá obedecerte a vos, por ser aliado de Castilla.
  • Lapu Lapu nunca ha aceptado someterse a ninguno de nosotros.

Enrique informa a Magallanes que Lapu Lapu es un guerrero temido en esas islas. Él lo ha visto con sus propios ojos. Tiene el cuerpo completamente tatuado. Un tatuaje por cada batalla ganada.

  • ¿Cuándo lo has visto?
  • Ha venido varias veces a espiar a Cebú.

Carlos I explica que es su cuñado y peor enemigo. Magallanes se sonríe seguro de si mismo. Los tatuajes de Lapu Lapu no lo intimidan.

Esa misma noche llama a una reunión de oficiales en la nao Trinidad para informar que ha enviado a Enrique a la isla Mactán ordenando que su rey pague tributo a Castilla. Al siguiente día llega Enrique con su respuesta:

  • Lapu Lapu manda decir que no es un títere de los hombres de los barcos. Que no paga tributo alguno.

Magallanes llama de inmediato a una reunión y elige a un grupo de cincuenta guerreros para partir al otro día a darle un escarmiento. Asegura que continuarán el viaje en cuanto hayan arreglado este asunto.

  • Es cuestión de honor — explica el capitán. No solo nos ha ofendido a nosotros, también a Carlos de Cebú. Después de las tantas penas y desafíos que hemos pasado, este trámite no será gran cosa.

Próximo capitulo será “Muerte de Magallanes” y se publicará el 11 de marzo del 2022.

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