Cosa curiosa que tanto hace cuatro años como ahora, justo comenzando campaña el candidato del Centro Democrático, algunos personajes que fueron cercanos al mismo elaboren falsos expedientes generando fuego amigo debido a fallos en la identificación del enemigo. Con Duque lo hicieron y ahora con Zuluaga.
El Expediente publica un artículo del periodista español Ricardo Angoso quien califica de estafadores de poca monta a los uribistas. Para apoyar su acusación realiza un repaso cuestionable de la historia del Centro Democrático. Me permito responder a esa diatriba con el fin de evitar los daños que pueden causar este nuevo fuego amigo con el que pretenden resquebrajar la estructura de un partido sólido de coaliciones, que se ha logrado levantar en medio del oscuro espacio político que habitamos desde hace una década y que, ahora, sus enemigos quieren imitar de manera torpe y, por demás, cínica.
El periodista pronostica para el líder del Centro Democrático un triste final augurando que sus electores le darán la espalda. Sus elementos de análisis tienen como soporte un dudoso historial que él mismo ha construido y que el portal de “investigación” El Expediente se permite divulgar siguiendo el funesto ejemplo de las Cortes:
“Alvaro Uribe impone el dedazo y señala a su candidato… siempre fue un finquero…El mundo comienza y acaba en una finca… Desde esa perspectiva montó, fundó y tejió su gran obra política, el Centro Democrático… donde hacía y deshacía a su antojo… nadie, ni siquiera Dios, le rechistaba ni le objetaba nada…” y blablabla. Con la misma retahíla Angoso se despacha contra Uribe hasta calificarlo de trilero, es decir de quien estafa con el juego del trile que suena tan elegante pero que no es otra cosa que el vulgar y detestable juego de la bolita. También se permite denigrar de sus seguidores para quienes “incluso era más que el mismísimo Dios…” ¡Válgame Dios!
No contento con esto procede a comparar al presidente Duque con… ¡Quién lo creyera! Mejor vamos a la cita: “El país naufragaba, mientras Duque, como Nerón, cantaba la lira.”
Pero el objetivo de sus ataques no es otro que Óscar Iván Zuluaga. Por su parte Uribe (“buen urdidor de tramas y experimentado trilero”), sus seguidores (“fieles vasallos”) y Duque (“el petimetre… inexperto, infantil, superficial, pueril…”) son solo los condimentos para sazonar su plato fuerte.
Con el supuesto de una “tercera farsa democrática” el “desnortado” susodicho emprende una delirante diatriba apoyada en que fuimos víctimas (¿los vasallos? ¿el país? ¿Los enemigos de Uribe? ¿Quién?) de “otra farsa en nombre de la democracia que insulta la inteligencia… Una vergüenza incalificable más propia de un país bananero que de un país moderno; un comportamiento vergonzoso e indigno…una comedia bufa… una suerte de pantomima representada por los estafados y… el candidato designado”. Ahí se encuentra el blanco de tan viles ataques verbales: Óscar Iván Zuluaga.
Según el artículo en cuestión “al candidato uribista ya nadie le presta atención, carece de credibilidad y carisma… no tiene a nadie quien le escriba. Carece de ideas, temperamento, programa y carácter…” ¡Qué tal! ¡Qué poco o nada conoce a Óscar Iván Zuluaga! Este señor Angoso podría ser jefe de prensa de Iván Cepeda y sus compinches.
Finaliza diciendo esta perla: “… cuando la derrota les golpee con fuerza en las urnas, entenderán de qué se trataba este asunto de la democracia y por donde iban los tiros.” Creo entender muy bien de dónde vienen los tiros en este fuego amigo al que tenemos la obligación de responder a tiempo.
Dios cuídame de mis amigos qué de mis enemigos me cuido yo.