El racismo constituye un fenómeno complejo que varía según el tiempo y el espacio en el que sea analizado. El término racismo es bastante reciente, pues nace en el periodo de entreguerras del siglo XX (Wieviorka, 1992), aunque no acabaría de asentarse definitivamente hasta la revelación del genocidio nazi, tras la Segunda Guerra Mundial. A partir de ahí, se extiende para definir situaciones como las ocurridas en Estados Unidos o Sudáfrica. Como puede advertirse por su raíz etimológica, hace referencia al concepto de raza. En cuanto a la conceptualización del racismo, puede imaginarse la complejidad de encontrar una definición compartida por la mayoría de los teóricos, teniendo en cuanta los múltiples intentos de definirla realizados desde las más diversas perspectivas.
Tal vez la definición más concisa sea la de Silbony (1997): «El racismo consiste en no aceptar la diferencia». Pero enumerando definiciones podríamos seguir hasta la saciedad y no es esa nuestra intención. En cualquier caso, sí podemos concluir que la mayor parte de las definiciones de racismo se refieren o bien a la forma de pensar de las personas o bien a su forma de actuar o bien a ambas, describiendo actitudes, ideologías, prácticas sociales.
Es de suma importancia visibilizar la discriminación y violencia que sobrellevamos las personas que representamos esa amplia diversidad cultural en la nación, ya que debido a esto existe una brecha profunda que ha permeado en la cultura y sistema en el que vivimos, es decir está internalizada en la psiquis de la sociedad.
Es imposible intentar explicar o recordar el proceso histórico y sociocultural de las personas Afrodescendientes desvinculándonos de nuestro pasado. En nuestras sociedades modernas (actualidad), sin duda, se ha constituido una identidad a partir de la negritud. Lo “negro” como lugar y espacio seguro de reconocimiento, integración, resistencia, reivindicación y visibilización, para luchar contra toda forma de discriminación.
Esto lo traigo a colación por las expresiones racistas que sistemáticamente sufre la población Afrodescendiente y que en estos días se han sentido muchos más.
Ejemplos crasos como el de la líder Francia Márquez, fórmula presidencial del Pacto Histórico que encabeza Gustavo Petro, quien a través de las redes sociales recibe cualquier cantidad de insultos, improperios y manifestaciones racistas a diario.
La última fue la de la cantante Marbelle, quien, en su página oficial de Twitter, en una imagen que mostraba al candidato de izquierda acompañado de la líder Afro, escribió “Cacas y King Kong” comparando a Márquez con el gigantesco gorila famoso del celuloide, que habitaba según la historia ficticia en la Isla Calavera.
Como consecuencias, la cantante de Tecno Carrilera, ya está sufriendo los reveces por su irresponsable acto con la cancelación de su concierto en Pasto, Nariño, miles de insultos en las redes sociales y una demanda en su contra interpuesta por Roy Barreras. Bien hecho!
De igual manera y como si se tratara de una epidemia, en Quibdó, ocurrió lo mismo con una funcionaria del Servicio de Aprendizaje SENA Seccional Chocó, cuando en una salida, que muy seguramente el diablo inspiró, en los comentarios de una transmisión En Vivo de la periodista Vicky Dávila en entrevista con la candidata de izquierda para la Revista Semana, Martha Emilse Agudelo Hoyos, escribió: “La victima sacrificada, Pantalleraaa cómo la gran mayoría de su tono”.
…De su Tono! ¡Tal cual como lo leen!
Las manifestaciones de rechazo ante semejante agravio no se hicieron esperar, tanta fue la indignación de los chocoanos que, sin ser militantes de esa coalición política, repudiaron las expresiones desafortunadas y organizaron plantones de una hora diaria en contra de la funcionaria, exigiendo su inmediato retiro. Cabe anotar que Agudelo Hoyos tiene antecedentes por referirse en otra ocasión en similar manera hacia los Afros.
Llama la atención que al contrario de lo que se cree, el Valle del Cauca, con 647.526 personas, es el departamento con más población afrocolombiana, seguido por el Chocó con 337.696 personas. Bolívar, con 319.396 habitantes Afros; Antioquia con 312.112 y Cauca, con 245.362 personas en este grupo étnico.
Paradójicamente, estas regiones son las que más sufren de endoracismo, que no es otra cosa que la discriminación desde adentro, una autodiscriminación emitida de la persona negra que sufre y experimenta el prejuicio y rechazo por su pertenencia étnico-racial. La violencia y desprecio externo es tan fuerte que hace que las personas negras internalicen ese odio y lo repliquen.
Cabe resaltar, además el papel del director regional, Juan Carlos Blanco Cordoba, quien de inmediato se puso al frente de la situación, primero con un comunicado donde rechazaba de manera categórica todo acto de discriminación en contra de la población afro y segundo, removiendo a la susodicha, quien hasta hace poco fungía como Coordinadora de Relaciones Corporativas de esa entidad.
Al finalizar esta columna, conocimos que la empleada será trasladada en las próximas horas y abandonará la ciudad, poniendo así, fin a este bochornoso suceso, aun cuando algunas personas quisieron lesionar el buen nombre del SENA y de su director regional.
Para concluir, solo nos queda resaltar que es necesario erradicar esta retrograda plaga que es el racismo, que lo único que hace es romper los lazos comunes entre los seres humanos y separarnos más de lo que ya estamos hoy en día, cuando acabamos de sobrevivir a una mortal pandemia que al parecer nada nos enseñó.