El mito artificial y la redención del objeto

Me encontraba en grata compañía, comenzando a hacer el relato de la evolución del proyecto que me ocupa desde hace unos meses, cuando el Doctor Patarroyo pasó por mi taller a visitar la instalación en la que el calco de la Bachué de Rozo ocupa el centro y mis pinturas sirven de escenografía para el simulacro del cubo escénico que se presentará en Saatchi Gallery de Londres en el mes de octubre. Inicié mostrando la foto ampliada del escultor posando como si tallara la pieza, ya terminada, en un taller parisino y finalicé diciendo que la verdad es evasiva y entabla un perverso juego a quienes pretenden sacarla a la luz; razón por la cual prefiero las buenas ficciones a verdades levantadas con ladrillos de engaños y tergiversaciones. A lo dicho por mi el científico anotó que lo de la pandemia ha sido una ficción mal contada y me hizo entrega de un artículo recién publicado por una prestigiosa revista en la que se anuncia su vacuna sintética para combatir el Covid-19.

A ciertas ficciones, bien o mal contadas, no podemos escapar. Esto se me ha hecho evidente escudriñando un pasado, envuelto en el manto de secretismo, cuando busco respuestas a los interrogantes que suscita en mí La Bachué desde que se me ocurrió hacerle un calco en bronce. “A decir verdad, la mejor arma contra el mito es quizá mitificarlo a su vez y producir un mito artificial:y este mito reconstituido será de hecho una mitología”, son palabras de Roland Barthes que podrían ser la sintesis del proceso de transformación del objeto, desde la elaboración del calco de la Bachué de Rozo, su periplo de retorno a Barranquilla, ligado ahora a la empresa de llevarla de nuevo a Europa. El mito muisca, motivo original, se ha ido desvaneciendo desde la misma concepción de la pieza y disolviéndose cuando le dieron el rol principal en el escenario masónico elaborado por el mismo Rozo, en 1928, alterando sustancialmente el recién construido pabellón de Colombia para la Exposición de Sevilla. El mito inició su eclipse con la aparición de una nueva ficción, tan mal contada como la del Covid.

El arrancar la piel de resina en la que se imprimió cada detalle de la escultura fue otro de los vericuetos que esa extraña figura recorrió hacía una nueva mitificación. “Fue como quitarle el alma”, es lo que digo cuando repaso ese momento en la terraza del penthouse del coleccionista. 

El ritual, con el que se celebró el retorno de la diosa en la fuente de las Torres del Parque de Salmona, que dio inicio al recorrido por las lagunas sagradas de los muiscas, coincidiendo con el inicio de la emergencia invernal de hace una década, terminó siendo un nuevo desprendimiento pero esta vez de la figura en bronce de su original de piedra para pasar del mito indigena a otro muy diferente y más inquietante, surgido de la acción artística. 

Llevo año y medio trabajando en la construcción del escenario pictórico en el que esa figura remitificada despierta nuevos interrogantes y ánima al diálogo y, por qué no, a la controversia. Roland Barthes concluye lo citado arriba diciendo que lo que podemos hacer con el mito original “es emplearlo como un punto de partida para una tercera cadena semiológica, tomar su significación como el primer término de un segundo mito". 

El libro que acompañará la muestra en Saatchi se compondrá de textos como éste que ha venido publicando KienyKe a lo largo de este año y de treinta y tres fotografías del calco en bronce de La Bachué de Rozo haciendo un recorrido por mi taller y sus alrededores en La Calera. Treinta y tres finas perforaciones aparecerán siguiendo el rastro por donde la figura original fue rota. Me permitiré firmar, con mi versión especular y masónica, a lo Rozo, al lado de la que considero una falsa firma a la que se le añadió el tan característico logograma de Rómulo Rozo, el año y el lugar, París 1926, realizado en la base de la que fueron borrados unos trazos acuáticos para ese fin.

Quiero resaltar dos puntos neurálgicos de la obra que causan picazón. El primero, la firma que menciono arriba y el segundo, la reconstrucción de la parte faltante fruto de la ruptura de la piedra. Ambas me parecen tan graves como el acto violento de arrancarla de la fuente para ser sustraída del pabellón en el que era su centro y la rotura que considero un simbólico acto antimasónico.

Mi justificación, si es que se me exige, la podría apoyar en las palabras del historiador aleman Benjamin Buchloh: “La repetición del acto original de agotamiento y la nueva atribución de significado redimen al objeto”, lo que terminará redimiéndome.

Más KienyKe
'Act II: Cowboy Carter', es el disco que Beyoncé publicará este viernes y con el que entra en la música country.
En redes sociales, la polémica exparticipante compartió un mensaje que dejaría abierta una posibilidad de su regreso a 'La casa'.
El mandatario brasileño y su homólogo francés calificaron de "grave" el bloqueo de la candidatura de Corina Yoris en Venezuela.
En silla de ruedas, el Sumo Pontífice lavó los pies de las reclusas en la prisión femenina de Rebibbia en Roma.
Kien Opina