En el mundo está empezando a cambiar la forma de hacer negocios. Las empresas ya no solo persiguen el lucro como único objetivo, están mutando a convertirse en agentes de cambio en la sociedad.
Las empresas con propósito o empresas de triple impacto, económico, social y ambiental, son aquellas que además de buscar una rentabilidad económica, buscan a través de su modelo de negocio impactar positivamente a nivel social y/o ambiental, teniendo como propósito primordial la inclusión social. Es decir, ejecutan iniciativas que tienen la intencionalidad de trascender y generar un impacto social positivo, en un determinado grupo con sostenibilidad económica.
Estas empresas entienden que son parte de un ecosistema que opera dentro de un contexto que está regido por aspectos políticos, económicos, legales, tecnológicos, sociales y medioambientales que las afectan directa e indirectamente y aquellas empresas que impacten positivamente y son responsables con estos aspectos, tienen una ventaja competitiva, siendo una ganancia para todos.
Cuando una empresa se propone potenciar sus ventas y tener equipos eficientes y competitivos, marca unos objetivos y desarrolla una estrategia para alcanzarlos. Estos objetivos no siempre están alineados con el propósito de la empresa y por eso las estrategias fracasan.
Algunas empresas confunden el propósito empresarial con objetivos de negocio y el camino a seguir. El propósito es aquello que promueve la creación de estrategias y cambios, que marcan el camino a seguir. Es la razón de ser que debe guiar e inspirar a los miembros de la empresa, por esto definir el propósito de forma consciente ayuda a definir estrategias y formas de actuar en coherencia con el impacto que se quiere generar.
Según el consultor Simon Sinek las marcas de éxito, primero definen el porqué, luego el cómo y por último el qué, mientras que la mayoría de las empresas hacen lo contrario. Establecer un propósito corporativo, hace referencia a la razón de ser de una empresa, al porqué y para qué de su existencia, conociendo sus fortalezas, valores y objetivos para establecer estrategias a largo plazo.
Poner en marcha un propósito corporativo claro y sólido, tendrá efectos positivos para la empresa, la sociedad y su reputación; que se logrará cuando este genere valor y beneficios para la comunidad, las personas y el medio ambiente, incluyendo la marca, la sostenibilidad, ética y transparencia, potenciándose a través de los valores, la cultura y el liderazgo corporativo, logrando un impacto diferenciador, alcanzando resultados positivos, entre otros, el rendimiento financiero.
Las empresas con propósito adoptan medidas y decisiones sobre los impactos que generan, es decir, tienen en cuenta las consecuencias de sus actividades sobre las personas, el planeta y las comunidades donde operan, siendo resilientes, innovadoras y con visión de futuro, que a su vez aportan soluciones y actuan como agentes de cambio.
En momentos de cambios como el actual, es esencial que las empresas comuniquen tanto a la sociedad como a sus trabajadores cuál es su propósito y transmitan sus valores en cada acción que realicen, contribuyendo con el bienestar social. “La gente no compra lo que uno hace sino el por qué uno lo hace” dice Simon Sinek, pregunta,. ¿Por qué alguien le compraría a usted o su servicio?
Ese propósito empresarial debe transcender y para lograrlo, debe ser coherente con sus creencias, valores y conectar a los trabajadores con un sentido de pertenencia y orgullo; un propósito que va más allá de responsabilidades sociales, con líderes que inspiran y generan valor a través de su gente. El gran diferenciador competitivo del futuro, será un talento leal, diverso y comprometido con empresas que les brinden oportunidades de desarrollo profesional, social y personal.
Los japoneses utilizan un concepto para definir la “satisfacción vital”: ikigai, que significa "el sentido de la vida". Su representación gráfica es parecida a los pétalos de una flor, y cada uno contiene lo siguiente: lo que ama, en que es bueno la persona, aquello con lo que se puede ganar la vida y que necesita el mundo. En la mezcla se encuentra el ikigai. "Iki" significa "vida" y "gai" significa "valor".
El ikigai va más allá de la satisfacción personal, tiene mucho que ver con el rol en la familia y en la sociedad además tiene diferente significado, en lo masculino tiene que ver con trabajo y carrera, mientras que el ikigiai en lo femenino, se orienta hacia la crianza y el hogar, aunque se funden para la integración, complementación, apoyo mutuo, crecimiento y satisfacción plena de las personas.
El objetivo es identificar aquello en lo que se es bueno, que da placer realizarlo y saber que aporta al mundo. Cuando se ejecuta, se logra mayor autoestima, porque se siente que la presencia en el mundo está justificada. Ikigai es un concepto y una práctica japonesa sin traducción. Sin embargo, puede asociarse al propósito. Un recurso de gestión, cada vez más vigente en líderes competitivos.
Algunos siguen su pasión, pero al no tener base firme en la realidad, se desaniman cuando sus sueños no se concretan. Otros se resignan a carreras que dan dinero y estatus, haciendo cosas que no les gustan. Y otros trabajan en lo que les gusta, en lo que son buenos y que les da tranquilidad económica, aunque sienten que no hacen la diferencia, y no aportan a otros.
Es por esto que cobra sentido el ikigai, con la intersección de los siguientes 4 puntos:
- En lo que se es bueno
- Lo que le encanta hacer
- Lo que el mundo necesita
- Por lo que le pueden pagar
El ikigai se conforma por un equilibrio entre esas partes, que sirven como guia para tomar decisiones y sintetizan el concepto del propósito, así que cuando se conoce esas áreas y las alinea entre sí, se tiene muy claro cuál es el foco y hacia dónde ir. Es un proceso continuo de analisis, que se desarrolla y fortalece con el tiempo, para encontrar el significado de la vida.
Por lo tanto el ikigai ayuda a encontrar el camino y alinear las acciones para orientarlas hacia el norte de cada persona, que es su propósito. Cuanto se toman decisiones difíciles, el ikigai orienta. Aunque no siempre será fácil, por eso lo bueno de tener un propósito y conocer el ikigai, que ayudará a mantener el enfoque y a tener una visión clara, al encontrarse con algún obstáculo.
Escuchar asertivamente es clave en el nuevo liderazgo. Es un paso superior a la escucha activa. Implica prestar atención a lo que se dice, a los gestos, matices, pausas y gestos. Es una valiosa fuente de gestión emocional y así construir un propósito claro, concreto y solido poniéndose al servicio de los demás, buscando en bienestar general e individual. Así como lograr armonía interna y externa, enfocándose en generar valor, conocimiento, riqueza y crecimiento personal, familiar y social.