Gustavo Bolívar es un personaje nefasto que más de lo que él cree aportarle al país, no hace más que restarle. Por donde va se ufana de vender una pésima imagen de los colombianos como si él no lo fuera. Se enriqueció denigrando de la sociedad colombiana, más precisamente de la mujer con su repudiable libreto de ‘Sin Tetas No Hay Paraíso’ y, ahora, ostentando la calidad de senador, desde su residencia en Miami ataca la institucionalidad y denigra del país. La dignidad que ejerce un colombiano con su credencial de senador no es otra cosa que el decoro en la manera de comportarse, empleando un cargo honorífico y de autoridad, pero él no lo hace así.
¿Qué ha hecho Gustavo Bolívar para ganarse el desprecio de los colombianos? Sólo basta con entrar a relatar algunos episodios que permiten concluir, sin titubeos, que Bolívar es un indigno colombiano.
Forjó su fortuna con libretos que, desde mi humilde punto de vista, no son otra cosa que la degradación y denigración de la sociedad y de la mujer colombiana. Este personaje posa como dueño de la moral en el Congreso, pero ha recorrido el mundo promoviendo sus narconovelas en las que vende la peor imagen del país. Peor que en la época de Pablo Escobar. ‘Sin Tetas No Hay Paraíso, ‘Tres Caínes’ y ’El Capo’ son libretos que hacen apología al delito y que ahondan en la cultura del todo vale que nos impera. No puedo dejar de recordar el trino en el que lamenta la muerte del actor Luis Fernando Montoya, indicando que, en el esplendor de su carrera, fue víctima del maldito narcotráfico mientras llena sus bolsillos de dinero apelando y promoviéndolo por el mundo. La doble moral.
No le ha parecido suficiente hacerle daño a Colombia con sus historias, sino que además promovió una ´vaca´ para dotar de elementos a los integrantes de la ´primera línea´. Cascos, gafas y escudos entre otros elementos, fueron entregados a estos vándalos como si se tratara de la dotación de un ejército de criminales que actúan conforme a las instrucciones incendiarias que envían sus mentores desde plataformas digitales. Es un ataque sistemático a la fuerza pública la que ha emprendido este señor. Los tilda de malditos, de cerdos y de asesinos. Esta actitud indigna y delincuencial ha empoderado a los miembros de esa autodenominada ´primera línea´ a tal punto que los cascos amarillos se ven en los videos que ruedan por las redes sociales y en las que se cometen toda clase de actos de violencia. Se han visto hasta asesinatos con cables colgados de poste a poste. Esperamos avances concretos y certeros en las investigaciones que se adelanten en su contra. A todas luces es necesario determinar su responsabilidad frente a muchos de estos lamentables actos que hemos presenciado.
Colombia no puede permitir que un sector político, encabezado por el otro Gustavo, pretenda desestabilizar la institucionalidad del país, utilizando como instrumento el ataque a las fuerzas legítimas del Estado.
Como si todo esto fuera poco, el libretista del mal, según el video revelado por el exconcejal y actor Bruno Díaz, su declarado otrora amigo, engaña y estafa a los emprendedores en el país. No responder las deudas adquiridas en el marco de una relación contractual lo convierte en un enemigo acérrimo del emprendimiento, de la legalidad y sobre todo de la equidad que tanto pregona. Varios medios han revelado que esta no es la única deuda del senador pues, según dicen, su ´Hotel Paraíso' no habría renovado su matrícula mercantil y su registro nacional de turismo. Además, también ha buscado la forma de convertir a Girardot en distrito turístico para beneficiarse a costa del trabajo y de los sueños de los demás.
Para rematar, ha aceptado que perfila a ciudadanos en redes sociales que lo atacan. Vuelve a jugar la moral selectiva de este señor cuando indignado ha dicho que un sector político perfila cuentas para utilizar como punta de lanza a los ataques. La paja en el ojo ajeno.
Colombia reclama una renovación de los líderes que representan a la población en el Congreso de la República. Actitudes y personajes nefastos como este nos invitan a reflexionar sobre la importancia de elegir personas que escriban libretos positivos y de esperanza para el país, que vendan y promocionen sus virtudes y potencialidad, que respeten la institucionalidad, siempre atendiendo los debates para su fortalecimiento y no para su destrucción, que promuevan la legalidad sin legitimar a las vándalos y criminales, que apoyen el emprendimiento y busquen verdaderas vías de desarrollo y equidad. La democracia es un compromiso de todos y ello implica elegir personas que realcen la dignidad del país, que sean decentes y humanas de verdad.
