Ignacio Arizmendi Posada

Periodista de la Universidad de Navarra.

Exdecano de la Facultad de Comunicación de la UPB.

Excolumnista de El Colombiano y El Mundo (Medellín), El País (Cali), El Tiempo y Revista Cromos (Bogotá).

Autor de 15 libros de historia y ensayo.

Ignacio Arizmendi Posada

Las cláusulas Petro

Por estos días se habla de la “cláusula Petro”, entendida como la incertidumbre que genera sobre los negocios la posibilidad de que el Putin colombiano sea presidente. Tal cláusula, de fondo esencialmente económico, es distinta a dos cláusulas de carácter político que orbitan la mente casi inescrutable del hijo adoptivo de Chávez, las que, de darse en la realidad, tendrían funestas consecuencias en Colombia y otros países. Para simplificar las cosas, llamémoslas cláusula Alfa y cláusula Beta, cuyos enunciados son de una sencillez inversamente proporcional a la gravedad que contienen.

• Cláusula Alfa: “Si gano, reconozco los resultados; si pierdo, no los reconozco”. 

Esa es una composición perfectamente afín al carácter autoritario de Petro, detectable en numerosas declaraciones y reacciones suyas a lo largo de una extensa carrera política, iniciada en el M-19. 

¿Qué significaría, para él, el componente “si gano, reconozco los resultados”? Varias cosas: •Que ganó por ser el mejor candidato en la historia de Colombia •Por ser el hijo del común que nació para ser el mesías •Por ser el ciudadano sencillo que hará cosas maravillosas (un tren volador, por ejemplo) •Por tener la oportunidad, por fin, de ser presidente para gobernar largos años •Por ser el hombre de carne y hueso que jamás morirá. • La maravilla eterna.

¿Qué encierra el componente “si pierdo, no los reconozco”? Asuntos claves: •Que no acepta los resultados porque “las oligarquías uribistas” hicieron trampa •Que “no esperen que permitamos que el voto popular y la democracia se arrodillen”, según lo exclamó en la Plaza de Bolívar el 10 de diciembre de 2013 luego de ser destituido como alcalde de Bogotá •Que el pueblo lo eligió para hacer lo que el pueblo le ordene, lo cual anticipó en aquella ocasión al sostener que “estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias que ustedes [los partidarios] me digan”. • La pesadilla eterna.

• Cláusula Beta: “Si gano, no dejo el gobierno; si pierdo, no dejo gobernar”.

Respecto de esta cláusula (que configuré en mi columna del 28 de enero de este año: https://n9.cl/9jrke) también cabe preguntarse qué significaría el componente “si gano, no dejo el gobierno”. Muy sencillo: en línea con las guías señaladas en el primer elemento de la cláusula Alfa, el dirigente ultraizquierdista: •No se contentaría con ser presidente sólo por cuatro años al estimar que en 48 meses es imposible construir el paraíso merecido “por el pueblo” (ver revista Semana del 14.03.21 https://n9.cl/jfgua) •Exigiría una pronta reforma constitucional para reelegirse cuantas veces quiera, al estilo de sus camaradas y mentores: Lenin, Stalin, Putin, Mao, los Kim, los Castro, Chávez, Ortega, Evo… Ni tonto que fuera: sus raíces y ramas ideológicas lo impulsan, fatalmente, a no dejar el gobierno luego de mandar cuatro años. • El presidente eterno.

El segundo elemento de la cláusula Beta, “si pierdo, no dejo gobernar”, forma parte del ADN del candidato, que no tolera perder. Por lo tanto, al creer que le robaron las elecciones, asume “el derecho” a evitar que el triunfador gobierne, y no tendría nada de raro que llame a sus huestes a una indefinida protesta “pacífica”: •Bloquear las ciudades •Destruir monumentos “de los explotadores de siempre” •Incendiar edificios públicos y empresas “de la oligarquía” •Atacar a la fuerza pública “por estar al servicio de los corruptos” •Asaltar comercios y supermercados “porque el pueblo tiene hambre” •Disponer que los congresistas y dirigentes de su entorno ideológico obstruyan todas las iniciativas del nuevo gobierno, y acciones por el estilo. Recuérdese que en su discurso del 17 de junio de 2018, tras perder los comicios con Iván Duque, dijo que regresaría al Senado “a dirigir un pueblo que debe ser movilizado”, promesa que cumplió. • El subversivo eterno.


INFLEXIÓN. En una de sus muchas polémicas, Galileo afirmó: “El Espíritu Santo nos enseña cómo se va al cielo, no cómo va el cielo”. Parodiando al genio, podría decirse que el Putin colombiano nos enseña cómo se va al infierno y nos hace imaginar cómo iría el infierno…

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Ignacio Arizmendi Posada
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