Edubar Arango Valencia

Director del Periódico La Gaceta y de la Agencia Imperio Publicidad y Comunicaciones.
Experto en Marketing, imagen Política y corporativa y Relacionista Público.

Edubar Arango Valencia

Luis Gilberto Murillo: el chocoano que se codea con Biden

Al hablar de Luis Gilberto Murillo Urrutia, se mueven muchas pasiones. Paradójicamente en su tierra, Chocó, “Luigi”, como se le conoce cariñosamente, no es propiamente un profeta. El actual embajador de Colombia en Estados Unidos, tiene muchos contradictores, algunos ganados porque si, como se ganan los malquerientes en estas tierras húmedas del pacifico colombiano, porque hay gente que nace odiando a otros, porque desde que toman la primera bocanada de aire y abren los ojos tras la nalgada del médico o de la partera, se enteran de su triste realidad: haber nacido en una tierra donde se carece todo. Eso los convierte en eternos “Haters”.

Pero lo de Luis Gilberto Murillo, es producto de esa errónea visión holística que se ha apoderado de la política colombiana, donde el servidor público en vez de servir al público, lo hace solo a sus conmilitones. Eso, aunado a un endorracismo innegable, existente en todos los pueblos afros del país, donde pareciese que cada vez toma más fuerza la consigna de “Negro Come Negro” y que en el Chocó no es desconocido.

Lo pueden confirmar, Acxan Duque, Mabel Torres, Andrés Mauricio Palacios, Kike Abadía, y tantos otros chocoanos que, por sus enormes capacidades profesionales, fueron designados o que llegaron por concursos a cargos de nivel en el gobierno nacional, como en el caso concreto del actual Personero de Medellín, William Yeffer Vivas y que sufren de la animadversión, paradójicamente, a manos de otros chocoanos, cuya envidia los hace que lleguen al punto de enviar anónimos al gobierno nacional, para indisponer donde labora el paisano, ya sea para que no lo contraten o si ya está nombrado, lo despidan. Parece chiste.

Mientras en el Chocó, cada vez se acrecienta la situación de inestabilidad y vicisitud económica, aunada a la delincuencia y el orden o desorden público, que hace que sus hijos quieran salir despavoridos, migrando a otras latitudes, hay quienes nos quedamos esquivando no propiamente balas (gracias a Dios) pero si ataques de toda índole.

Luigi, afuera del Chocó es considerado uno de los afros más importantes y más influyentes del país. Posee una brillantez y una elocuencia misteriosa, no en vano dicen “las malas lenguas” que “embruja” con su léxico y su hablar.

Doy fe de esto, pues cubriendo con alguno de mis medios de comunicación en Condoto hace unos años cuando el fungía como ministro de ambiente, una de tantas reuniones inherentes al tema y que ya no recuerdo bien de que se trataba. Un hombre sudoroso y bastante iracundo, gritaba a voz en cuello, que estaba ahí esperando al Ministro Murillo pues por orden de él (decía el tipo), militares o policías, le habían destruido su maquinaria con la que explotaba oro, a orilla de algún rio del Chocó, muy seguramente de forma ilegal. Que de ahí no se movía y que si era de morir ahí moriría.

A Luis Gilberto se le informó del caso, cuando venía llegando con su comitiva, él, sereno como siempre, solicitó que no dejaran que aquel hombre se marchara, pues quería hablar con él.

Luis Gilberto llega al sitio de la reunión, abre la puerta del vehículo blindado, se baja, el energúmeno se percata de su presencia y se abalanza hacia él, el Ministro en ese entonces de la cartera de ambiente, lo abraza, le susurra algo al oído, se separan del grupo, mientras los escoltas permanecen expectantes por lo que le pueda pasar a su protegido. Hablan por unos minutos, el hombre manotea bastante molesto, Luis Gilberto sigue hablándole pausado y en un momento vuelve y lo abraza.

Lo que sucedió luego, aun no tiene explicación razonable para los que ahí nos encontrábamos: el sujeto ahora se mostraba eufórico, ya no de rabia sino de alegría, abrazando a Murillo y gritando “Viva Luis Gilberto”, “Viva nuestro ministro”.

Las teorías de esos y muchos otros casos, que el actual embajador de Colombia en USA, “encanta” con la palabra, hacen parte del imaginario colectivo, ese mismo que es intrínseco del realismo mágico de nuestro país y del que tanto habló El Gabo.

La verdad es que Wikipedia se queda corta al resumir de la manera más sucinta, la vida de este hombre grande del pacifico:

Luis Gilberto Murillo Urrutia (Andagoya, Colombia, 1967) es un ingeniero de minas, político y defensor de derechos humanos colombiano. Fue elegido Gobernador del Chocó, y fue ministro del Medio Ambiente desde 2016 hasta 2018. En marzo de 2022 se unió a la campaña de Sergio Fajardo para las elecciones presidenciales de 2022 como candidato a la vicepresidencia.2​ El 12 de julio de 2022 fue designado por el presidente electo Gustavo Petro como embajador de Colombia en Estados Unidos. Asumió oficialmente el cargo el 8 de septiembre de 2022.

El trasegar de Murillo Urrutia es tan interesante y extenso, que muy bien podría hacerse una película en Netflix con varias temporadas.

Lo cierto es que salió de su natal Andagoya, un pueblito de la subregión del San Juan Chocoano, famoso por haber sido campamento de los gringos que vinieron a explotar no solo el oro, sino a los habitantes de esas tierras con la empresa Choco Pacific y que, gracias a ello, existen afros con apellidos como Bean o White.

Luis Gilberto, se crió en el lado de los mineros, en un sitio llamado “Andagoyita”, separado de Andagoya, como en una especie de apartheid, de donde vivían los obreros americanos con todas las comodidades, iglesia, canchas de futbol, piscinas, casas prefabricadas, escuelas y hasta un aeropuerto.

Pero la suerte, esa que jamás se le ha despegado, lo llevó hasta la Fría Rusia a estudiar becado, Ingeniería de Minas en la Universidad Estatal de Prospección Geológica de Moscú, donde conoció a la que se convertiría en su ancla, motor y polo a tierra: la Uzbekistána, hija de un coronel ruso, Barno Khadjibaeva. Les hablo de finales del 80, en plena Perestroika de Mijail Gorbachovse. Luis Gilberto y Barno se enamoraron perdidamente, se casaron y procrearon a Julio David, su primer hijo, quien nació en Rusia (Tienen 2 más, Luis y Timur) y con el que llegaron a vivir a Andagoya a la casa de los papás de Luis Gilberto, completamente “limpios” como dicen en el Chocó, cuando uno no tiene un peso en el bolsillo.

En 1993 es elegido director de la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó – Codechocó y él, que venía de donde nada había, decidió sacar 5 millones de pesos para acondicionar la escuela Pascual de Andagoya, donde había cursado estudios en su infancia y que amenazaba ruina.

En la construcción de un muro, Luis Gilberto invirtió $450.310 y por las puertas y ventanas, más el tablero y su pintura verde se pagaron$ 1.630.459. Por el cielorraso canceló $351.755, más la pintura de toda la escuela en la que se gastó $1.249.453. Por concepto de IVA, pagó un millón.

Por esta acción, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Quibdó lo condenó a seis meses de cárcel y a la privación de funciones públicas por un año por peculado por destinación oficial diferente.

En el 98, Luis Gilberto arranca una campaña “Austera y Franciscana” a la gobernación del Chocó, queda elegido como gobernador y sus enemigos políticos, esos que les hable en un principio, rebuscando como fregarlo, se encontraron con el arreglo de esa escuelita y por ahí se metieron. El Consejo de Estado, aunque estableció que no había inhabilidad para ocupar el cargo, le anuló la credencial, debido a que no impugnó los resultados de las elecciones en el escrutinio del municipio de Alto Baudó y tampoco en el escrutinio departamental.

En el 2011, Murillo decide lanzarse por segunda vez a la Gobernación y, por esto, en febrero de ese año, le solicitó su certificado de inhabilidades a la Procuraduría y el ente de control le confirmó que no había ninguna inhabilidad. Sin embargo, una vez recibió la credencial de gobernador de parte del Consejo Nacional Electoral, una demanda ante el Tribunal Superior Distrito de Quibdó pedía la nulidad de su elección por la obra que había hecho 17 años atrás en la escuelita donde estudió. El caso llegó al Consejo de Estado, quien decidió suspenderlo mientras el Tribunal Superior de Quibdó fallaba a fondo sobre el caso.

De Murillo podríamos escribir por días, el hecho es, que el hombre está viviendo el mejor de sus momentos como Embajador de Colombia en la USA, y aunque sus malquerientes quieran desdibujar el gran papel que realizó la semana pasada, cuando logró sentar y sentarse con el Presidente Petro y Joe Biden, nada menos que el presidente #46 de los Estados Unidos de Norte América, este fue un logro histórico y trascendental para Colombia.

Conozco a Luis Gilberto de muchos años atrás, cuando él visitaba asiduamente mi casa en Quibdó y conversaban sobre política, con mi padre, el Periodista Ricardo Arango Mosquera (Ya fallecido), se de sus inmensas capacidades profesionales, su don de gente, su amabilidad, su amor por su familia y por el Chocó. Puedo decir sin ufanarme, que me cuento entre sus amigos y nunca lo había visto tan “en su salsa” como ahora, en su papel de embajador, es como si hubiera nacido para la diplomacia, por si no sabían, Jesse Jackson fue su mentor, trabajó con Phelps Stockes y en las campañas del expresidente Barak Obama. Se mueve como pez en el agua en Washington. ¿Si eso no es bagaje entonces díganme cuál es?

Hace un tiempo atrás, estando aun laborando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts – MIT, “Lucho” como siempre le he dicho, me escribió en la madrugada, para que lo aconsejara con una opinión sobre una propuesta que le había hecho Roy Barreras, de unirse al Pacto Histórico de Gustavo Petro y renunciar al afamado Instituto científico. Yo, siguiendo mis instintos y mis deseos de alejarlo de la putrefacta política del Chocó, le aconsejé que ni pensara renunciar al MIT y se quedara en Estados Unidos.

Gracias a Dios, no me hizo ni 5 de caso y su decisión de renunciar y regresar al país, lo llevó a ser candidato a la Presidencia, fórmula Presidencial de Fajardo y luego designado como Embajador de Colombia en Estados Unidos, cosa que considero de manera muy personal, fue uno de los más grandes aciertos del Presidente Petro, pues hoy lo tienen codeándose con el presidente de la nación más poderosa del mundo y eso, eso debe producir demasiada urticaria a sus malquerientes.

ADENDA:

Aplausos de pie, para la gobernadora encargada del Chocó, Farlin Perea, porque, a pesar de tener el viento en contra, y cada día afrontar un traspiés más, en el ejercicio de su función como mandataria de los chocoanos, entre fallos judiciales y Fake News pagados, agarra fuerzas de donde no tiene para gestionar ante distintos ministerios e institutos descentralizados, estrategias efectivas para sacar a este departamento del hueco administrativo donde lo tienen la mayoría de los que por ahí han pasado

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Edubar Arango Valencia
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