Monseñor Carrillo y sus chascarrillos

La puntualidad de monseñor Carrillo, con sus 1.90 de estatura, casi cien kilos de peso y gafas de carey, ¡y sus chascarrillos!, es cosa seria. Cuando llegó a la puerta de la tertulia “La vacaloca”, de Medellín (no doy su dirección porque puede ser espiada por agentes del alcalde Daniel Quintero), no había arribado ninguno de sus miembros, lo que aprovechó para revisar y firmar los documentos de interés eclesiástico que suele llevar.

Como siempre, cuando aparece Carrillo, las deliberaciones de la tertulia, formada por mujeres y hombres refractarios a los cantos de sirena de la izquierda y compañeros de viaje, se vuelven más dinámicas. Es que nuestro invitado, cuyas visitas suelen durar media hora, agita la lengua en modo de chascarrillos cuando le preguntamos acerca de personajes de la política colombiana, que hoy vive una fase especial de cara a las elecciones presidenciales de 2022. Si las hay.

Una de las “mihembras” (¡como se ve y suena de gracioso!) le preguntó si tenía algo para comentar sobre la visita que el Pte. Iván Duque hizo al Muro de las Lamentaciones, en Jerusalén. “Por supuesto”, dijo el clérigo. “¿Sería que fue a lamentarse de haber sido elegido presidente…?”. Y ya que se hablaba de tal viaje, se refirió al expresidente Juan Manuel Santos: “No me extrañaría que vaya a Estados Unidos para celebrar allí el Día de Acción de Gracias, el jueves 25 de noviembre, y agradecerles nuevamente a sus aliados el Nobel de paz que le consiguieron a las carreras”. 

Dado que apareció el nombre de un expresidente, la tertulia se animó a indagar sobre el de otro, César Gaviria, respecto de quien Monse fue muy preciso: “Gaviria se debate entre continuar creyéndose el César del partido liberal o cesar en tal quijotada”. ¿Cómo dejar por fuera, entonces, a otro expresidente, Ernesto Samper? El clérigo fue al grano: “Samper comprueba cada día que su memoria es de elefante, lógico, pero para lo que le conviene” (lo del elefante recuerda la frase pronunciada por monseñor Pedro Rubiano cuando, en 1994, Samper salió elegido con apoyo del cartel de Cali).

De los primeros mandatarios pasamos a quienes buscan serlo. Entre ellos, Roy Barreras, uno de los camaleones más políticos de las últimas décadas en Colombia, del que Monse sentenció: “Se dice que Roy, conocedor de sus tendencias profundas, aspira por ahora a ser el segundo de Petro, pero intentará ser el primero”. ¡Imposible! De inmediato retamos a Carrillo en relación con el nuevo jefe de Barreras, el Stalin criollo, Gustavo Petro: “Si gana –¡no lo permitan los dioses!–, hará de la Casa de Nariño una casa de citas. Es que le faltará tiempo para recibir cada día a partidarios y lagartos de la burguesía progre de la capital”.

Así mismo, de los precandidatos tomamos el nombre de Juan Fernando Cristo, un fiero dirigente santista, del cual Monse afirmó: “Extenderá sus brazos, a la manera de Cristo en la santa cruz, pero para abrazar a los competidores por la presidencia y tumbarlos”. ¡Jesús bendito! 

Llegamos a Sergio Fajardo, uno de cuyos rasgos más notables es su cabello, del cual nuestro invitado anotó: “En la medida en que Fajardo se ordene el pelo, se le desordenan las ideas” (lo bueno de Monse es que deja campo para la imaginación). “En cambio, de Alejandro Gaviria tengo para indicarles, amadas hermanas y hermanos de la tertulia, que mientras más le tapen sus crespos la frente, más se le oscurecerá la mente. Y aprovecho, antes de irme, para comentar algo del también precandidato paisa Federico Gutiérrez: lo mejor que puede hacer con sus paisanos y contrincantes Fajardo y Gaviria es buscar que se queden con los crespos hechos o que se agarren de las mechas…”. ¡Qué santa manera de tomarnos el pelo la de monseñor!

Disposición que conservó en la puerta de salida, de donde lanzó su última apreciación: “Si, por cosas de la vida, las elecciones las gana María Fernanda Cabal con su lenguaje cabalístico y los pantalones bien amarrados, pondrá a todo el mundo a trapear en la Casa de Nariño”. Y se fue, traspasado por la risa de todos. Quedamos con muy buena actitud para enfrentarnos a temas tan candentes como los que se suelen tratar en La vacaloca, no pocos de los cuales, por razones de seguridad, no salen a la opinión pública.

INFLEXIÓN. A propósito del viaje de Iván Duque a Jerusalén, el guía israelí del tour de la comisión presidencial comentó ante una vieja casa: “Esta es la posada adonde el Buen Samaritano trajo al viajero herido”. Pero Duque le replicó: “Qué pena, ala, pero eso no ocurrió. Lo de Jesús fue una parábola para ilustrar su enseñanza”. El guía lo reconoció: “Sí, me equivoqué. Es la posada donde Jesús la preparó…”. Así es Monse: ¡no pierde una!

Por: Ignacio Arizmendi Posada.

13/11/2021

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