Morfociclos y patrones

Publicado por: maria.vargas el Dom, 15/08/2021 - 10:23
Por: Esteban Jaramillo Osorio.

Perjudicial y prolongado se torna el debate James-Rueda y la selección, que algunos informadores llaman conflicto, en la típica obsolescencia del periodismo con rigor.

No puede someterse el combinado nacional a los caprichos de un futbolista, si su presencia actual en los terrenos de juego es irrelevante.

Acostumbrado a pasearse entre mentiras y verdades con gran naturalidad, hay un sector del periodismo futbolero, desbordado en exaltación, empeñado en manejar conceptos desde sus deseos e intereses, dispuesto incluso a arrinconar al entrenador en beneficio del futbolista.

Otro caso relacionado con la manipulacion informativa, o desde la ignorancia, tiene que ver con el pequeño período de entrenamientos de jugadores locales, con poca perspectiva de ser convocados o alineados en los próximos partidos del torneo clasificatorio al mundial, bajo el pretexto de reivindicar la alicaída liga.

Se le calificó con resonancia, como  “Morfo ciclo patrón”, en retórica, sin esencia y sin contenido esta vez, porque el entrenador nacional no se basa en estas metodologías ideales para los clubes, no recomendadas para una selección, por la falta de tiempo para trabajar.

Tufillo de cuento o carreta barata, para distraer incautos, tiene este asunto.

En cinco días, además, no se mejora el fútbol colombiano. 

Caso típico el de Atlético Nacional que cree, como ha creído siempre su representante legal ante los tribunales, que la justicia es solo para los de ruana.

Se puede ser dueño de un torneo, de un patrocinio, de un canal oficial, quizás de un árbitro, de infinidad de jugadores, pero no de la justicia deportiva u ordinaria. Aunque esto en Colombia es común.

Es Atlético Nacional, un grande del fútbol suramericano, como grandes han sido sus triunfos, sus figuras y muchos de sus entrenadores. Grande es también su hinchada. Lo que no le da licencia para deshonrar a sus propietarios por la carencia de ética al gestionar o competir, por parte de sus directivos-empleados.

Varias veces, a lo largo de los años y en temas parecidos, no fue Nacional una víctima, como se pretende presentar ahora, sino un victimario sin castigo.