Vamos bien, pero necesitamos estar al 100

Abogado, Maestría en Derecho de los Negocios Internacionales, Diplomado en Dirección Estratégica Sostenible, Bilingüe. Más de 15 años de experiencia profesional en compañías líderes y referentes en el sector legal y de servicios financieros en asuntos corporativos y de inversión; así como en el sector gobierno en la gerencia de proyectos públicos de inversión y en el manejo de relaciones institucionales de entidades de la Nación y de Entes Territoriales.

Camilo Trujillo
Publicado por: maria.vargas el Mié, 02/02/2022 - 09:18
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Camilo Trujillo
"Desde la Cancillería del país, se resaltó que, pese a la crisis de la pandemia, la economía colombiana creció 9.5%".

La alerta emitida por la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) causó una gran sorpresa al gobierno y al pueblo colombiano. Dicha advertencia fue publicada a través de un informe en donde se dijo que el país se encontraba en graves riesgos en cuanto a su seguridad alimentaria, lo que podría tener importantes repercusiones en los próximos meses.

Sin embargo, el representante de la FAO en Colombia, Alan Bojanic, admitió errores en el informe "Sería injusto no reconocer los esfuerzos del Gobierno en seguridad alimentaria, así como los recursos que se destinan para los programas estructurales en ese frente. El informe no refleja, por desgracia, esos avances. La intención era atraer recursos para apoyar a los migrantes, pero su presentación no fue la mejor", dijo Bojanic.

Esto después de que el pasado 31 de enero el Gobierno colombiano radicara un comunicado para rechazar que el país haya sido incluido entre los que están en riesgo de padecer hambre aguda.

Pero, ¿Cuáles son esos esfuerzos de los que habla Bojanic y que causó la protesta del gobierno colombiano?

Desde la Cancillería del país, se resaltó que, pese a la crisis de la pandemia, la economía colombiana creció 9.5%, siendo la cuarta economía con mayor crecimiento en América del Sur. A su vez, indicaron que las cifras de desnutrición de niños y niñas descendieron en un 39,1 % entre 2018 y 2020.

Asimismo, informa el Departamento Administrativo de Prosperidad Social la cobertura de transferencias monetarias alcanza 10 millones de familias que representan 28,8 billones de pesos. La directora de esta entidad, Susana Correa Borrero, aseguró que es la inversión social más grande del siglo XXI, en Colombia. Esta cifra fue entregada a través de cinco programas de transferencias monetarias, condicionadas y no condicionadas.

Esos cinco programas del Gobierno Nacional son: Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario, Colombia Mayor y Devolución del IVA.  Son 10 millones de familias beneficiadas de las cerca de 14 millones que hay en el país, es decir, las transferencias monetarias administradas por Prosperidad Social han llegado a más de la mitad de los hogares del país. 

Y esta labor no solo es reconocida por organismos del gobierno nacional, un reciente reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) mostró que estas transferencias monetarias realizadas durante la pandemia, incluyendo Ingreso Solidario, contribuyeron a disminuir el impacto de la crisis en la incidencia de pobreza en el país.

La labor del gobierno del presidente Iván Duque para contrarrestar la inseguridad alimentaria es de destacar y reconocer ante toda la comunidad internacional. No obstante, cada que se avanza en un escalón, existe otro por subir. Tampoco se puede desconocer el largo camino que debemos recorrer. En su última encuesta de Pulso Social, el Dane advirtió que cerca del 31% de los colombianos no pueden comer tres veces al día.

Debemos lograr que un 100% de los hogares en el país cuenten con las tres comidas diarias. Esto solo se logra fortaleciendo las políticas sociales, logrando que sean más vigorosas y que les den herramientas a los colombianos para salir adelante, para crear empresa, para llevar el alimento a sus hogares y evitando a toda costa el clientelismo que es el otro filo de las ayudas del gobierno.

Durante mi experiencia en la Secretaría de Integración Social del Distrito de Bogotá, como Subdirector de Abastecimiento conocí de primera mano casos de personas que al acceder al servicio de un comedor comunitario convertían este beneficio en herencia, ocupando los cupos durante toda su vida y pasándolo de generación en generación sin preocuparse por salir de su condición de vulnerabilidad y levantándose con el único propósito de ir a alimentarse en los comedores.

Otros de los males que se debe continuar evitando es la cantidad vs calidad. La mitigación del hambre a mayor cantidad de personas no puede sacrificar los mínimos estándares nutricionales y de sanidad que deben tener los alimentos proporcionados por el gobierno.

 Durante el mandato de Duque se ha hecho bien, pero no debemos dejar a voluntad del gobierno de turno estos asuntos, por eso debemos pensar en legislar para lograr políticas de Estado, que no dependan del agrado o no de los gobernantes, sino que respondan a las necesidades que vive el país.

Al llegar al Congreso esa será mi misión. Una seguridad alimentaria al 100, una Colombia al 100. Más que una propuesta, es una convicción de lo que debemos hacer para avanzar como país y como un pueblo unido.