Reflexiones para un nuevo camino: el don de la serenidad

Publicado por: carolina.rodriguez el Mié, 28/12/2022 - 14:14
Creado Por
Armando Martí
"Desde el lenguaje del corazón, podemos tener la oportunidad de sanar, perdonar, aceptar y liberar todo el peso existencial, reconociéndonos como seres vulnerables unidos al amor incondicional del Creador".

Vivir plenamente es aprender a hacer el bien. De esa intención depende dar el paso de perdonarnos y perdonar a los demás; un elemento clave del amor que es concedido como un regalo del cielo. El sanador está en ti. Actívalo protegiendo tu sobriedad y sosiego, tomando distancia de todo aquello que te haga perder la paz personal.

Cada persona tiene a Dios en su vida. Los ancestros indígenas dentro de su sabiduría natural afirmaban: “Comemos hoy lo que cocinamos ayer”. Es decir, si pensaste o actuaste de forma adversa contra otras personas con críticas destructivas, ironía y rabia, no esperes en el presente sentirte bien. El futuro se puede transformar en la medida que exista un compromiso para construir una arquitectura interior con un programa ego-reductor, logrando, desde la confrontación responsable, recuperar el vínculo sagrado con el Creador. 

Además, es importante recordar que la mentira habita en la Tierra mucho antes que las palabras. Las especies se camuflaban para sobrevivir en lugares salvajes y agrestes. Hay realidades ocultas en las profundidades del inconsciente, en esa caja de Pandora llamada mente, tales como heridas de infancia, traumas, abusos emocionales y sexuales, ira, resentimiento, rechazo y muchas emociones encubiertas.

El regreso a nuestro interior es uno de los caminos más liberadores hacia el encuentro con el verdadero Yo. Sin prisa, pero con la firme y humilde convicción de seguir la guía de un Poder Superior y desde el lenguaje del corazón, podemos tener la oportunidad de sanar, perdonar, aceptar y liberar todo este peso existencial, reconociéndonos como seres vulnerables unidos al amor incondicional del Creador. 

El arte de vivir en paz es el resultado de haber atravesado diferentes pruebas adversas, dolorosas, desafiantes y reveladoras a lo largo de la vida, que impulsan al encuentro de la auténtica esencia. Conocerse a uno mismo es un proceso largo y de transformación constante, pues hemos aprendido a utilizar varios disfraces sociales, que nos separan del carácter humano y trascendido con el que fuimos creados.