“Mi muchacho era un pelaíto tranquilo, respetuoso, solo entregado al deporte”, cuenta el abogado Marlon Chinchilla Quintero en el tercer piso de su residencia del barrio Villas de Madrigal, en el occidente de Bogotá, donde está el hoy solitario cuarto de su hijo, que mataron por una disputa que se formó por un billete de 20.000 pesos falso en una tienda del la zona de Álamos Norte.
Con sus ojos llorosos muestra los trofeos, las medallas, la bicicleta, el uniforme, el casco y todos los reconocimientos que le dieron al “hijo de sus ojos”, que descansa en el cementerio de la calle 68 con carrera 30, sin que su caso tenga mayores avances.
La tragedia en medio del festejo
Era el viernes 22 de noviembre del 2013, el reloj bordeaba las 7 de la noche. Al campeón de bicicross distrital en la modalidad BMX, Marlon Javier Chinchilla Rincón, de 14 años, y a varios de sus amigos, un grupo de hombres los sacó a empellones de la improvisada celebración que hacían en una casa ubicada en la calle 69 con carrera 96, donde festejaban haber aprobado el octavo grado de bachillerato.
¿La razón? parece ser que la dueña de la tienda que hay enfrente dijo que ellos habían pagado con un billete de 20.000 pesos falso. Cancelaron una botella de licor que compraron.
¿La ‘sentencia’? A todos los agredieron, pero con Marlon Javier se ensañó uno de los atacantes que la emprendió contra él a cabezazos, lo tiró al suelo y le pegó tres tiros, uno de ellos, en el pecho. Uno de sus amigos quedó gravemente herido. Acababa así la vida de un joven promesa del bicicrós capitalino, cuyo mayor delito -afirma su padre- era medir 1.85 de estatura y aparentar más edad de la que en realidad tenía.
¿El supuesto asesino? Las versiones periodísticas indicaban que “(Marlon), aprovechando que era el más alto, fue el designado para ir a una tienda del barrio a comprar una botella de licor, con el dinero reunido por todos. Momentos después de ir por el trago, la dueña del local, al parecer, se percató de la falsedad del billete de 20.000 pesos con el que pagó el deportista y le pidió al vigilante de la cuadra –que recibe el pago tras la contribución de algunos residentes y comerciantes de esa zona– que lo persiguiera”.
Prosigue: “Los testigos relataron que el celador se acercó a los muchachos y que allí se formó una discusión que terminó cuando él sacó un arma de fuego y disparó en repetidas ocasiones. Los proyectiles terminaron en la humanidad de Marlon Javier y de uno de sus amigos”. (Diario El Tiempo. 25.11.2013).
Por una de las versiones recogidas en el lugar de los hechos se sabe que a los jóvenes los habrían agredido varias personas. Y que en esa calle hay tres cámaras de seguridad. Algo que ayudaría a establecer los hechos pero que, contradictoriamente, sobre lo aparentemente acontecido se tiende una larga sombra porque “la información de las cámaras de seguridad parece que fue borrada, ingresaron a través de internet y eliminaron esos archivos”, dijo una fuente oficial consultada por KienyKe.com, versión que le dio al propio padre la fiscal que lleva el caso radicado en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) del barrio La Granja.
Las cámaras que registraron el hecho.
Las versiones indican que de la tienda salieron varias personas a la casa del amigo de Marlon, donde festejaban el éxito en sus estudios, con la intención de aclarar lo sucedido. Las mismas que al grito de “ésta fiesta se acabó”, la emprendieron contra los jóvenes, estudiantes del colegio Nidia Quintero, de Engativá.
Comenzada la trifulca, uno de los atacantes zanjó la diferencia disparando un revólver calibre 38. Un moribundo y un herido fue el saldo final. Pero Marlon recibió una bala que le causó una profunda hemorragia y antes de llegar al hospital murió.
Un fuente señala que los agresores se refugiaron en el mismo establecimiento comercial y que nadie hizo nada para delatarlos. “Se me informó que el principal sindicado estaba allí”. Al poco tiempo apareció una unidad de policía y se apersonó de la situación. “Nadie hizo nada, me hubiera gustado que se caminara más a fondo para saber en verdad qué pasó y quién se hizo cómplice para no delatar a quienes me han dicho son los culpables”, dijo Marlon Chinchilla, padre del deportista.
Marlon Chinchilla Quintero, padre del campeón bicicrosista.
“¿Imagínese que puede sentir un padre como yo”, expresó el papá cuando le rezaba a la cruz que hay en la entrada del cuarto que un día fue de Marlon, lugar que lo acerca al que fuera la luz de su alma. “Lloro inconsolable, lloro porque me toca aceptar una dura realidad, ya no está mi hijo”, expresó. El muchacho iba a competiría en Medellín a comienzos de diciembre de este año en representación del Distrito.
¿Quién era Marlon?
Marlon Chichilla nació el 13 de mayo de 1999 en Bogotá. Desde los 9 años practicaba el bicicrós en la categoría BMX, en la que se destacaba como una de las principales figuras de la capital colombiana y ganador de casi una veintena de preseas en la ciudad. “Era un joven con mucho futuro, con ganas, con decisión”, dijo su padre quien no sale del asombro desde que ese mismo 22 de noviembre recibió la llamada que para siempre cambiaría su vida y en la que le dijeron que “corriera, que a Marlon le pasó algo”. Cuando llegó al centro de salud, su hijo, que era su fiel estampa, estaba muerto.
“¿Por qué nos pasó esto?”, se pregunta este hombre que no escatimaba recursos en complacer a su hijo, tanto que él era el que le patrocinaba su vida como bicicrosista comprándole hasta lo mínimo que necesitara: la bicicleta de 3 millones de pesos para que tuviera una máquina que le respondiera en las exigentes pruebas que se realizaba en el Parque El Salitre o en un parque cerca de su casa; o los uniformes y todo lo que le hiciera falta.
Para Marlon padre, quedan interrogantes de lo sucedido: ¿por qué no hay un capturado si ya se tiene la identificación de uno de los sindicados?¿Por qué la policía no allanó la vivienda donde funcionaba el negocio si se les dijo que “tres de los que actuaron están ahí”?, según versión de uno de los vecinos.
“A mi me dijeron que estaban allí pero nadie hizo nada”, dijo el padre del bicicrosista a quien su vida se le ha convertido en un infierno sobre todo ahora que llora día a día la muerte de su hijo: “Yo lloro y lloro por mi hijo, para mí es muy duro, pero también es duro saber que parece ser que nadie hace nada por capturar al que lo asesinó y a todos los que participaron en este hecho.
Por lo pronto, esta Navidad lo sorprenderá solo. Tal vez llorando en ese cuarto que le sabe a ausencia y pesar. “No tengo vida desde que mi hijo murió, jamás podré descansar porque él lo era todo para mi”, dijo visiblemente emocionado.
“Mi hijo lo era todo, quedé como muerto en vida…y de esto nunca saldré”,dijo llorando. Pero tal vez lo mejor sea “llevar esta pena tan dura a la espera que haya clemencia por nuestro caso”, finalizó.
Por ese delito hay un solo sindicado y varias identificaciones de sus coautores. Nadie preso, lo que amarga aún más la vida de los seres queridos del deportista.
-“Queremos que brille la verdad, no la mentira y el acomodo”. Finalizó el padre de Marlon.
El joven campeón que murió por un falso billete de 20.000
Lun, 16/12/2013 - 14:39
“Mi muchacho era un pelaíto tranquilo, respetuoso, solo entregado al deporte”, cuenta el abogado Marlon Chinchilla Quintero en el tercer piso de su residencia del barrio Villas