Mireya Ramírez y Erney Valderrama Ortiz dormían en su humilde habitación hecha de latas, cartón y madera. Sobre las tres de la madrugada un ruido estruendoso, proveniente del techo, los habría
Mireya Ramírez y Erney Valderrama Ortiz dormían en su humilde habitación hecha de latas, cartón y madera. Sobre las tres de la madrugada un ruido estruendoso, proveniente del techo, los habría despertado. Minutos más tarde ambos fueron asesinados con brutalidad.
A ella, a quien sus verdugos tildaron de bruja, le pegaron un tiro en la cabeza, y a él, quien trabajaba como vigilante, lo apuñalaron. Luego les prendieron fuego a sus cuerpos dentro del humilde lugar donde vivían.
El escabroso hecho ocurrió el pasado domingo en La Isla, una zona de invasión, ubicada en los altos de Cazucá, en Soacha. Un allegado de los esposos asesinados comentó que un par de hombres, uno calvo y otro encapuchado, cometieron el doble crimen.
El familiar de las víctimas, quien por su seguridad no reveló su identidad, dijo que sobre las tres de la madrugada su hija recibió una llamada. Era Mireya. A gritos, según él, la mujer pidió auxilio. Mireya dijo que los iban a matar, que por favor los ayudaran. Luego colgó.
La mujer que recibió la llamada y una prima suya salieron corriendo hacia La Isla. En el camino se encontraron a la policía, según ellas, los uniformados les dijeron que venían de arriba y que no habían escuchado nada por el sector. Luego, los uniformados se marcharon. Un amigo que también se encontraron en la ruta los acompañó.
Cuentan que al entrar a la casa de Mireya y Erney, la mujer estaba de rodillas frente a un hombre calvo. Estaba siendo golpeada. Erney, un hombre de visión escasa, estaba a tres metros de su esposa, arrinconado, apuñalado y suplicando por su vida.