Desde hace más de dos meses los habitantes del barrio Las Granjas, al occidente de Bogotá, deben presenciar en el parque principal del barrio un hecho inusual: hombres que caminan esposados, baldes repletos de orines e icopores con restos de comida.
Se trata de unos 50 presos que por culpa del hacinamiento en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) ubicada frente al parque deben pasar sus días de reclusión en el parque. Los reclusos ocupan el lugar que antes era exclusivo para los niños y las mascotas. Puede decirse que los vecinos de Las Granjas conviven junto a un verdadero celda al parque.
Sin embargo el ambiente lúdico del lugar no se pierde del todo. Varios niños juegan al lado de hombres que están sindicados por robo, homicidio, atraco, porte ilegal de armas y microtráfico de estupefaciente, principalmente.
Los detenidos que cuentan con recursos económicos o familias dispuestas a ayudarles, pueden comprar una carpa para pasar su estadía en el parque, mientras la justicia resuelve su situación jurídica o son traslados a las celdas de la Unidad de Reacción Inmediata. A diario llegan alrededor de 25 detenidos y salen seis. Esto explicaría el hacinamiento.
Para cuidar alrededor de 50 detenidos en el parque están dispuestos 10 policías, quienes tienen un turno de ocho horas diarias. “Lo único bueno para ellos (los sindicados) es que pueden tener visita durante todo el dìa”, dice un agente de policía, quien asegura llevar una semana trabajando en el lugar.
Aunque puedan pasar incomodidades, los detenidos prefieren estar a la intemperie, incluso dormir al aire libre, que estar encerrados en una de las celdas. En el parque pueden estar esposados a un compañero, pero caminar por una determinada área, por ejemplo, los culumpios, o permanecer -si tienen dinero para comprar una- dentro de las carpas. De cualquier manera es mejor que soportar una sucia celda repleta, diseñada para 40 personas pero que en realidad habitan 70 o más.
Este centro de detención de la fiscalía es considerado como el más hacinado. En 2013 superó el 255 por ciento y este año, al parecer, lo sobrepasará aún más.
Bañarse es un lujo
Para asearse el cuerpo, algunos utilizan paños húmedos, pero no es lo más difícil: Los que tienen dinero pagan 500 pesos para hacer sus necesidades en un baño de un restaurante. Los que no puedan pagar por ese servicio deben hacer en un balde blanco que está junto a un inmenso árbol ante la mirada de niños y vecinos del sector.
“Si tienen que hacer de lo otro, (del cuerpo) deben esperar a que les toque turno en los baños de la URI, pero tienen que esperar a que alguno de nosotros pueda acompañarlos”, dice el agente, quien recordó que hace un tiempo uno de los detenidos no aguantó la espera y tuvo un bochornoso incidente.
En una esquina del parque hay todo un campamento. En el primer sector hay unas doce carpas dispuestas. Fueron compradas cada una por 70.000 pesos por los familiares de los apresados.
Hasta el momento no han servido todos los informes para televisión y las quejas de los residentes indignados. La problemática sigue latente. “Lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando”, dice a KienyKe.com una residente del lugar, quien además recuerda que no es la primera vez que ven invadido su espacio público por personas que se encuentran privadas de la libertad. “Hace un año se presentó el mismo hecho, pero esta vez ha sido por más tiempo”, dijo.
Las Granjas, una celda al aire libre
Lun, 15/09/2014 - 17:31
Desde hace más de dos meses los habitantes del barrio Las Granjas, al occidente de Bogotá, deben presenciar en el parque principal del barrio un hecho inusual: hombres que caminan esposados, baldes