En los últimos días, un macabro descubrimiento ha causado gran indignación entre los habitantes y autoridades de Ibagué. 'La capital musical de Colombia' es considerada por muchos como un lugar tranquilo, sin embargo, esta tranquilidad se ha visto interrumpida con el hallazgo de una casona en la que más de diez niños eran torturados a diario.
Menores de edad y adolescentes con discapacidad cognitiva, según las investigaciones, habrían sido víctimas de malos tratos por parte de trabajadores de 'Peces Vivos', una Fundación que ejercía labor social mediante convenios con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
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A los jóvenes se les lanzaba elementos calientes como chocolate, sopa, agua, adicionalmente duraban horas amarrados en sus camas o mesas, lo increíble del caso, es que los trabajadores del lugar eran enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales y formadores, a los que los vecinos del barrio 'La Pola' acusaron de causar que los menores lloraran y gritaran hasta altas horas de la noche.
La Fiscalía imputó cargos por el delito de tortura agravada a ocho de las personas capturadas, mientras que la directora de la fundación, la coordinadora y una psicóloga, deberán responder el mismo delito más concierto para delinquir y ocultamiento de material probatorio.
En la audiencia de imputación de cargos, la defensa de los detenidos aseguró que sus clientes son inocentes y no aceptaron ninguno de los cargos que se les imputaron.
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"La Fiscalía está equivocada al emplear el tipo penal de tortura cuando manifiestan que nuestros prohijados infligían dolor a estas personas en condición de discapacidad. La defensa considera que los cargos imputados por la Fiscalía son simplemente falacias", afirmó Fabián Tique, representante legal de los acusados.
